La adicción es una enfermedad primaria, crónica con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influencian su desarrollo y manifestaciones. La enfermedad es frecuentemente progresiva y fatal. Es caracterizada por episodios continuos o periódicos de: descontrol sobre el uso, uso a pesar de consecuencias adversas, y distorsiones del pensamiento, mas notablemente negación.
Primaria se refiere a la naturaleza de la adicción como entidad patológica separada de otros estados patofisiológicos que pueden estar asociados.
Primaria se refiere a que la adicción no es un síntoma de otro proceso patológico subyacente.
Enfermedad significa una discapacidad involuntaria. Representa la suma de fenómenos anormales que se presentan en un grupo de individuos. Estos fenómenos estan asociados con un conjunto específico de características comunes, por lo que estos individuos difieren de la norma, y que los coloca en desventaja.
Frecuentemente progresiva y fatal significa que la enfermedad persiste a lo largo del tiempo y que los cambios físicos, emocionales y sociales son frecuentemente acumulativos y progresan mientras el uso continúa. La adicción causa muerte prematura a través de sobredosis, complicaciones orgánicas que involucran al cerebro, hígado, corazón, y otros organos, dependiendo del tipo de adicción; y contribuye a la ocurrencia de suicidios, homicidios, violencia, maltrato, violación y abuso sexual, accidentes y otros eventos traumáticos interpersonales y/o familiares.
Descontrol se refiere a la inhabilidad para limitar el uso, la duración del episodio de uso, la intensidad del uso y las consecuencias conductuales del uso.
Preocupación asociada con el uso se refiere a la inversión excesiva de atención hacia el uso, el sustrato del uso, los efectos del uso, las situaciones relacionadas con el uso; lo cual significa una gran inversión de energía y tiempo en las actividades adictivas, traduciéndose en un relativo descuido de los intereses importantes de la vida diaria.
Las consecuencias adversas son problemas relacionados con el uso que llevan a impedimentos en las areas de: salud física, funcionamiento psicológico, funcionamiento interpersonal, funcionamiento ocupacional; y problemas legales, financieros y espirituales.
La negación es usada aquí, no solo en el sentido psicoanalítico de un simple mecanismo de defensa que descalifica el significado de los eventos, sino más ampliamente incluyendo un amplio rango de maniobras psicológicas diseñadas para reducir la cociencia del hecho de que el uso es la causa de los problemas del individuo, más que una solución a estos problemas. La negación se convierte en una parte integral de la enfermedad y un obstáculo importante para la recuperación.
lunes, 18 de agosto de 2008
SUSTANCIAS
Introducción
Se habla de abuso de sustancias cuando se utiliza un fármaco u otra sustancia con fines no médicos, con la intención de producir algún tipo de efecto que 'altere la mente' del consumidor. Esto incluye tanto el consumo de sustancias ilegales como el abuso de fármacos legales, si se utilizan con fines distintos del uso al que están destinados. A menudo esto implica el consumo de una sustancia en cantidades excesivas.
La adicción es un estado de dependencia física y/o psicológica de una sustancia. La adicción física incluye el desarrollo de tolerancia (necesitar más y más cantidad de droga para que se consiga el mismo efecto) y síntomas de abstinencia que aparecen cuando el consumidor deja de tomar la droga, y desaparecen cuando se vuelve a tomarla.
Pueden consumirse muchos tipos distintos de drogas: no sólo las drogas ilegales, tales como la heroína, hachís, cocaína o éxtasis, sino también los fármacos tales como los tranquilizantes, analgésicos (calmantes), y somníferos. Incluso se puede abusar de los medicamentos como los jarabes para la tos o hierbas medicinales, y el abuso del alcohol es algo que preocupa gravemente.
Algunos de los riesgos asociados con el consumo de drogas incluyen:
- El riesgo relacionado con la seguridad personal (peligro de muerte o de lesiones en caso de sobredosis, accidente o agresión).
- Los daños a la salud (incluyendo daños cerebrales, fallo hepático, problemas mentales, etc.)
- Las consecuencias legales (riesgo de encarcelamiento, multas y antecedentes penales)
- La conducta destructiva (daños a uno mismo, a la familia y amigos).
La drogadicción también es una causa corriente de problemas financieros y de dificultades en la escuela o en el trabajo. Muchas personas podrían mentir o robar para poder seguir usando la droga y, como resultado, pueden perder la confianza de sus amigos y familiares. Pueden sentir vergüenza o culpabilidad, debido a los continuos fracasos en su intento de controlar su adicción a la droga. A pesar de todas estas dificultades, las personas que dependen de las drogas a menudo negarán que tienen un problema. Una persona podría negar el problema pese a ser consciente, y estar por ello disgustada, de los efectos que el consumo de drogas tiene sobre sí mismo, y sus familiares y amigos. A pesar de estos efectos negativos, se siente obligada a seguir usando la droga y, por ello, su reacción es negar que tenga un problema de drogas, o negar que es perjudicial para sí mismo o para los demás.
Se puede abusar del alcohol y de las drogas por muchas razones. Comprender la motivación del consumidor puede ayudar a explicar el porqué de su abuso. La causa del consumo de drogas y de su adicción dependerá de la naturaleza de la droga que se está consumiendo, de la persona que la toma y de las circunstancias en las que se toma.
Ciertos medicamentos como los somníferos o los calmantes crean adicción física. Esto significa que provocan cambios en el cuerpo, lo que significa que, con el tiempo, la persona necesitará seguir tomando la droga para funcionar normalmente (tolerancia). Si no se toma la droga, se producirán desagradables síntomas de abstinencia, y la única forma de evitarlo es tomar más droga. Las personas suelen necesitar cantidades cada vez mayores de droga, simplemente para evitar estos síntomas desagradables. Otras drogas pueden dar lugar a una adicción psicológica si la persona tiene ansia por el efecto producido por la droga. La persona comienza a confiar en la droga simplemente para experimentar sensaciones agradables, tales como relajación, autoconfianza, autoestima, no sentir ansiedad etc. La necesidad de la droga entonces no es sólo un deseo casual, sino un poderoso impulso.
Existe evidencia de que ciertas personas podrán correr mayor riesgo de abuso o adicción a las drogas que otras - podrían haber heredado de sus padres una predisposición a la adicción. Sin embargo, las presiones sociales y otros factores externos (estrés, pobreza, otras enfermedades) también son extremadamente importantes. La presión de los compañeros, la angustia emocional y la baja autoestima todas ellas pueden llevar a los individuos al consumo de drogas. El fácil acceso a las drogas es otra importante influencia.
Si una persona consume una droga para sentirse mejor o para afrontar sus problemas, es posible que comience a depender continuamente de la bebida o de las drogas como una forma de evitar las situaciones o los sentimientos difíciles. Podría perder, o no aprender nunca, las dotes necesarias para hacer frente a la vida.
Los individuos que consumen las drogas (o el alcohol) ocasionalmente, nunca creen que van a depender de ellas, pero para algunos individuos, el consumo ocasional de una droga puede convertirse en una drogadicción. Es posible que tomen la droga por primera vez por alguna razón determinada (p. ej., curiosidad, presión de sus compañeros, una necesidad de sobrellevar una crisis emocional). Pueden encontrar el efecto de la droga eficaz y agradable. Podría hacer que se sientan confiados, relajados o potentes. Habiendo tenido una buena experiencia, tomarán otra vez la droga, tratando de repetir el efecto, y podrán seguir tomándola cada vez con más frecuencia. En alguna fase, llegan a tener una dependencia física o psicológica de la droga. Esto significa que son incapaces, por su propio esfuerzo, de dejar de tomar la droga o de reducir su consumo. No tienen elección, lo único que pueden hacer es seguir tomándola para sentirse normales. Es posible que se den cuenta de que están bebiendo o usando más de lo que solían hacer, y pueden tratar de reducir su consumo rebajando la cantidad que toman cada vez, bebiendo/usando la droga sólo ciertos días o cambiando a otra droga. Sin embargo, es muy corriente que sus esfuerzos terminen por fracasar completamente. El darse cuenta de que son incapaces de reducir la bebida o el consumo de las drogas, puede ser muy confuso y angustioso para la persona en cuestión.
La dependencia a la droga afecta a personas muy distintas, y en formas muy diferentes. El problema consiste no solo en que afecte a heroinómanos indigentes o a borrachos vagabundos. Por ejemplo, algunas personas necesitan beber o tomar drogas para sentirse seguras cuando tienen contactos sociales con otras personas. Es posible que tengan que tomar cada día un trago o una droga para evitar los síntomas de abstinencia. Algunas beben o consumen drogas para olvidar problemas personales, otras para hacer frente al estrés de la vida cotidiana. Pese a que no les sea posible reconocer su problema, cualquiera que sienta una necesidad absoluta de seguir usando una sustancia para sentirse mejor es, de hecho, dependiente de dicha sustancia.
Abuso de sustancias por parte de los adolescentes y de los adultos jóvenes
El abuso de drogas y alcohol entre la gente joven es muy corriente, y puede tener consecuencias graves. Un gran porcentaje de las muertes (causadas por accidentes, homicidios, suicidios) entre las personas de edades comprendidas entre los 15 y 24 años están relacionadas con el abuso del alcohol o de las drogas. El consumo de drogas y alcohol también contribuye a las acciones criminales violentas, tales como el asalto o la violación.
El consumo reiterado y regular de drogas puede conducir a otros problemas, como la ansiedad y la depresión. Algunos adolescentes consumen regularmente drogas o alcohol para compensar la ansiedad, depresión, o la falta de aptitudes sociales. El consumo del tabaco y del alcohol por parte de los adolescentes puede ser, algunas veces, el primer paso hacia el consumo de otras drogas, tales como la marihuana, cocaína, halucinógenos, inhalantes, y heroína. Algunas veces, la combinación de curiosidad, conducta arriesgada, y presión social puede hacer muy difícil para los adolescentes el decir 'no'.
Un adolescente con un historial familiar de abuso de alcohol o de drogas, y una ausencia de dotes sociales puede pasar rápidamente de la experimentación a los perfiles de un abuso o dependencia serios, aunque los que carecen de historial familiar también corren riesgos. Se debería aconsejar a los adolescentes que tienen un historial familiar de abuso del alcohol o drogas que se abstengan y no experimenten. Nadie puede predecir con seguridad quién abusará o se convertirá en un drogadicto, excepto que quienes no prueban nunca lo serán.
Los signos de advertencia del abuso del alcohol o de las drogas por parte de un adolescente pueden ser:
- Un bajón en el rendimiento escolar
- Cambiar de grupo de amigos
- Conducta delincuente
- Un empeoramiento en las relaciones familiares.
Puede haber también signos físicos, tales como los ojos rojos, una tos persistente, y cambios en los hábitos de alimentación y del sueño. La dependencia del alcohol o de las drogas puede incluir 'blackouts', síntomas de abstinencia, y problemas más graves en el hogar, escuela o trabajo.
Tratamiento del abuso y de la adicción
El primer paso en el tratamiento es el reconocimiento por parte del individuo de que tiene un problema. El médico de cabecera será capaz de recomendar un tratamiento para las adicciones a las drogas. Podría sugerir que la persona en cuestión deberá visitar a un médico especializado en problemas de adicción.
Las personas que se han vuelto dependientes física o psicológicamente, hasta un cierto grado, de una droga, suelen darse cuenta de que están bebiendo o consumiendo más de lo que solían hacer. Podrían intentar entonces reducir su consumo de droga. Esto podría significar reducir la cantidad que toman cada vez; beber/consumir sólo ciertos días; cambiar a otra droga (p. ej., del whisky a la cerveza, del hachís al alcohol, de la heroína a la metadona) etc. Algunas veces, el tratar de reducir el consumo implica un cambio de vida (mudarse de casa, cambiar de trabajo). Sin embargo, es muy corriente que tales esfuerzos fracasen por completo, con gran asombro y consternación del individuo. Entonces tendrán que enfrentarse al hecho de que la drogadicción está más allá de su control, y que necesitan ayuda para enfrentarse a este problema.
El tratamiento deberá adecuarse a las necesidades del individuo, y no hay un tratamiento único que se utilice en todos los casos. La elección del tratamiento también dependerá de que tipo de droga se esté consumiendo. Los tratamientos incluyen terapias psicológicas, tales como la terapia conductual, y medicación para ayudar al individuo con síntomas de abstinencia. Las áreas específicas a las que debe prestarse atención durante el tratamiento incluyen:
- Desintoxicación (el proceso de dejar de consumir la droga mientras se hace frente a la adicción física)
- Evitar las recaídas
- Sobrellevar las recaídas
- Rehabilitación a largo plazo.
Trastornos relacionados con el alcohol
Para muchas personas, el beber alcohol es solo una forma agradable de relajarse. Los individuos que beben en exceso corren el riesgo de dañarse a sí mismos y a aquellos que les rodean. Los problemas con el alcohol pueden suponer un riesgo mortal, pero las terapias pueden ayudar a las personas a recuperarse.
Para la mayoría de los adultos, el consumo moderado de alcohol (no más de una o dos bebidas al día, una para las mujeres y las personas ancianas) es relativamente inofensivo, pero todos los bebedores deben ser conscientes de los riesgos asociados con el consumo de alcohol. El consumo moderado del alcohol yace en un extremo de toda una gama de conductas; en el otro extremo están el abuso del alcohol y el alcoholismo. Debido a que el alcoholismo suele contemplarse como un signo de debilidad, muchas personas esconden el hecho de que beben o niegan que tengan un problema. De hecho, el alcoholismo es una enfermedad que no es más signo de debilidad de lo que lo es el asma o la diabetes. Muchas personas (especialmente las que tienen un trabajo, familia y otras formas de apoyo social) pueden resolver sus problemas, aunque algunas necesitarán varios intentos.
Abuso del alcohol
El alcohol es, con mucho, la droga de la que más corrientemente se abusa en muchos países. Parte de la culpa la tiene su fácil disponibilidad y su aceptación social. Las personas que abusan del alcohol beben sistemáticamente en exceso, y hasta tal punto que la bebida puede llegar a tener efectos perjudiciales. Las personas que abusan del alcohol pueden no cumplir con sus obligaciones educativas, laborales o familiares. Podrán surgir problemas legales relacionados con la bebida, tales como las condenas por conducir en estado de embriaguez, y la bebida podrá causar problemas en sus relaciones personales.
Alcoholismo
Las personas con alcoholismo (dependencia del alcohol) son compulsivas a la hora de beber alcohol. El alcoholismo nada tiene que ver con la clase de alcohol que se bebe, o incluso con la cantidad que se bebe. Las personas que dependen del alcohol simplemente han perdido la capacidad de controlar la bebida.
En general, el problema de la bebida puede considerarse como alcoholismo cuando la persona:
- Bebe compulsivamente.
- Sigue bebiendo a pesar de los efectos negativo.
- Se enfada al no disponer fácilmente de alcohol.
No toda persona que se emborracha es un alcohólico. Muchas personas beben para experimentar; para ser sociables; para conseguir atención. Sin embargo, los alcohólicos no tienen la intención de emborracharse; el que beban es consecuencia de un impulso incontrolable.
Aunque a veces pueden controlar la bebida, los alcohólicos no suelen ser capaces de dejar de beber una vez que empiezan. A medida que aumenta su tolerancia a los efectos del alcohol, podrían necesitar beber cada vez más para sentir el mismo efecto. Algunas personas pueden hacerse dependientes físicamente y sufrir síntomas de abstinencia cuando dejan de beber después de un período en que han bebido en grandes cantidades. Esto puede incluir náuseas (sentirse enfermo), sudoración, inquietud, irritabilidad, temblores e incluso alucinaciones y convulsiones.
Se ha estimado que al menos una de cada diez personas abusa del alcohol o es un alcohólico en algún momento de su vida. Los problemas con la bebida también son corrientes entre la gente joven, a pesar del hecho de que muchos países imponen límites legales a la edad en que se puede beber en público. El porcentaje de problemas con el alcohol tiende a ser mayor entre los adultos comprendidos entre los 18 y 29 años, y más bajo entre las personas mayores de 65 años.
Causas del alcoholismo
Diversos factores parecen ser importantes. Para algunas personas, ciertos aspectos de la personalidad, tales como la impulsividad, la baja autoestima y la necesidad de aceptación pueden llevar a beber de forma inapropiada. Algunas personas beben para sobrellevar sus sufrimientos emotivos, y otras usan el alcohol para 'medicar' otros trastornos mentales. Cuando una persona comienza a beber en exceso, esto puede conducir a una dependencia física, lo que significa que la bebida se convierte en la única forma de evitar el malestar.
Los factores genéticos (hereditarios) suponen que algunas personas corren un riesgo especial de convertirse en dependientes del alcohol. Poder 'tomar una copa' probablemente quiere decir que la persona corre más riesgo, no menos. Los hijos de alcohólicos tienen aproximadamente cuatro veces más posibilidades de convertirse en alcohólicos que otros niños, pero un historial familiar de alcoholismo no significa que el niño crecerá para convertirse inevitablemente en un alcohólico. También son muy importantes otros factores, tales como la presión social a beber, y la fácil disponibilidad del alcohol. La pobreza y las experiencias de abuso sexual o físico también incrementan el riesgo de que una persona se convierta en alcohólica. Cuanto más joven se empieza a beber, mayores son las posibilidades de que, en algún momento, la persona desarrolle un trastorno relacionado con el alcohol.
Consecuencias del consumo excesivo del alcohol
El alcohol reduce algunas de nuestras funciones cerebrales, con toda suerte de consecuencias. Por ejemplo, cuando se inhiben los centros cerebrales del habla, la persona hablará arrastrando las palabras; cuando los centros de visión están afectados, se producirá una visión distorsionada; cuando se deprimen los centros de coordinación, se produce la pérdida del equilibrio y del control de los miembros. Este efecto dura algunas horas después de beber, pero el alcohol también produce una agitación más débil (o irritación) del sistema nervioso que dura mucho más. Esta es la causa de la resaca de la "mañana siguiente" y de la inestabilidad. Este efecto suele hacer que los bebedores nocturnos vuelvan a beber a la mañana siguiente, ya que su desagradable agitación puede pasar temporalmente al beber más alcohol. Así se pone en marcha un círculo vicioso, que puede jugar un papel importante en los esquemas del consumidor de bebidas alcohólicas.
Los bebedores moderados tienen menos probabilidades de sufrir problemas cardíacos que en el caso de la gente que no bebe o de los que beben grandes cantidades, pero no es recomendable comenzar a beber sólo para beneficiar el corazón. Sería mejor practicar regularmente una actividad física y cambiar a una dieta baja en grasas. Incluso para aquellos que beben sin peligro y decidan hacerlo, la clave está en la moderación. El exceso de bebida puede aumentar de hecho el riesgo de fallos cardíacos, derrames cerebrales y alta presión sanguínea.
Los efectos a corto plazo del alcohol incluyen la pérdida de memoria, resaca y 'blackouts', pero a menudo no se evidencian estos problemas hasta que resultan ser serios. A largo plazo, la bebida copiosa puede causar impotencia, problemas estomacales, problemas cardíacos, cáncer, serias pérdidas de memoria y daños hepáticos. El abuso del alcohol puede agravar las enfermedades mentales existentes (tales como la depresión o la esquizofrenia) o puede producir nuevos problemas (pérdida grave de memoria, depresión o ansiedad). También aumenta el riesgo de muerte debido a accidentes de circulación, homicidio y suicidio. Incluso para las personas que no son alcohólicas, el abuso del alcohol puede causar este tipo de problemas. Incluso beber moderadamente puede tener efectos no deseables (p. ej., beber antes de conducir, durante el embarazo, o cuando se toman ciertos medicamentos).
Los efectos del alcohol aumentan con los medicamentos que ralentizan el sistema nervioso central, tal ocurre con los somníferos, antihistamínicos, antidepresivos, fármacos anti-ansiedad, y algunos calmantes. Por ejemplo, si se están tomando antihistamínicos para un resfriado o una alergia, el alcohol aumentará la somnolencia que produce la medicación, haciendo así más peligrosa la conducción o el manejo de maquinarias. Los fármacos usados para algunas enfermedades, incluyendo la diabetes y las enfermedades cardíacas, pueden ser peligrosos si se mezclan con alcohol. La personas que están tomando cualquier fármaco que se vende sin receta deberán consultar con su médico o farmacéutico si pueden beber alcohol sin contratiempos.
Las personas con trastornos relacionados con el alcohol no sólo se hacen daño a sí mismas. Los efectos en sus familias y amigos pueden ser devastadores. El consumo excesivo de alcohol se cita corrientemente como una de las razones de los problemas con un familiar o en el seno del matrimonio. Estos pueden fluctuar desde la violencia directa del borracho hacia el cónyuge o los hijos, hasta problemas financieros causados por la necesidad de comprar alcohol. Los niños tienen más probabilidades de desarrollar problemas emocionales, sufrir abusos físicos y sexuales y desatención, y hacerse mayores para convertirse en alcohólicos. La mayoría de los hijos de alcohólicos han padecido algún tipo de abuso o desatención. Las mujeres que beben durante el embarazo corren un riesgo serio de dañar a sus bebés. Incluso los extraños pueden sufrir las consecuencias, como víctimas inocentes de accidentes de tráfico u homicidios.
Beber y conducir
Una cantidad muy pequeña de alcohol puede perjudicar la capacidad para conducir. Por ejemplo, ciertas dotes de conducción, como por ejemplo conducir el coche mientras, al mismo tiempo, se hayan de respetar las señales de tráfico, pueden verse afectadas por concentraciones de alcohol en la sangre tan bajas como el 0,02%. Un hombre de 80 kg tendrá una concentración de alcohol de aproximadamente un 0,04% una hora después de haber consumido dos cervezas normales con el estómago vacío. Cuanto más alcohol consuma, más afectada estará su capacidad para conducir. La reducción de la habilidad para conducir comienza a niveles muy bajos si se comparan con los que han sido establecidos como límites legales en algunos países.
Tratamiento
En general, los alcohólicos no pueden dejar de beber sólo con fuerza de voluntad. La mayoría necesita ayuda externa. Podrían requerir una desintoxicación con supervisión médica para evitar síntomas de abstinencia que podrían poner en peligro sus vidas (como los ataques epilépticos). Dependiendo de la gravedad del problema, el tratamiento puede tener lugar como paciente no internado, durante un período de hospitalización, o en un programa de tratamiento residencial. La naturaleza del tratamiento depende de la gravedad del alcoholismo del individuo y de los medios disponibles. Una vez que la persona se estabiliza, necesitará ayuda para resolver las cuestiones psicológicas que hayan podido conducir a la aparición de su problema con la bebida.
Tratamiento psicológico
Se ha encontrado que una serie de métodos psicológicos (tratamientos hablados) son útiles para abordar los problemas de la bebida. Estos métodos pueden ayudar a las personas a estimular su motivación para dejar de beber, a identificar las circunstancias que provocaron la afición a la bebida, a aprender nuevos métodos para hacer frente a las situaciones con alto riesgo de bebida, y a desarrollar sistemas de apoyo social dentro de sus propias comunidades. Dado que las familias influyen tanto en la bebida como en la recuperación, también es útil la terapia familiar y matrimonial. Se puede ayudar a los familiares a comprender el alcoholismo, y pueden aprender cómo apoyar a la persona durante el proceso de recuperación.
Se puede ayudar a las personas que no son alcohólicas pero que abusan del alcohol a reconocer los beneficios que supone abandonar una actitud malsana de beber, y a fijarse para ellas mismas cotas sobre la bebida. Algunas personas eligen abstenerse del alcohol, mientras que otras prefieren limitar la cantidad que beben. Se les puede indicar cómo reconocer las circunstancias que les provocan a adoptar actitudes nocivas de beber, y desarrollar nuevas vías para manejar esas situaciones. Algunos individuos que han dejado de beber después de haber experimentado problemas relacionados con el alcohol deciden asistir a grupos de apoyo emocional en busca de información y ayuda, incluso pese a que no han sido diagnosticados como alcohólicos.
Medicación
Para tratar el alcoholismo se utilizan por lo general medicamentos que tienen efectos anti-ansiedad. Tienden a utilizarse durante los primeros días de tratamiento, para ayudar a que el paciente se aleje con toda seguridad del alcohol.
Un fármaco que se desarrolló inicialmente para el tratamiento de las dependencias a los narcóticos o a los opiáceos, incluyendo la heroína y la morfina, hoy en día se utiliza también en el tratamiento de la dependencia al alcohol. Parece que reduce el ansia y los efectos gratos del alcohol. No provoca reacciones desagradables ni peligrosas con el alcohol, y no evita los efectos del alcohol en el cerebro. Tampoco reduce los niveles de alcohol en las personas, y no produce un efecto de 'sobriedad'.
Este medicamento no es una cura para el alcoholismo, pero junto con el asesoramiento, en muchas personas puede reducir el ansia por el alcohol, y ayudar a evitar una recaída. Tienen más probabilidades de beneficiarse del tratamiento aquellas personas que están altamente motivadas para dejar de beber, están en las primeras etapas de recuperación, están en un programa de tratamiento que incluye asesoramiento, y toman su medicación, a diario, de la forma prescrita.
En general, se prescribe inicialmente durante tres meses si el paciente tolera la medicación y se beneficia del tratamiento. Más adelante, el paciente y el médico pueden decidir si es necesario un tratamiento ulterior. El efecto secundario más corriente son las náuseas. Algunas personas han reportado dificultades para conciliar el sueño, ansiedad, nerviosismo, dolores/calambres abdominales, vómitos, poca fuerza, dolor muscular y en las articulaciones, y dolor de cabeza. Muchos de estos efectos son leves y desaparecen con el tiempo. Cuando se toma en dosis excesivas pueden producirse daños hepáticos.
Existe otra medicación más antigua, que desanima al bebedor produciendo náuseas, vómitos, y otras reacciones físicas desagradables cuando se bebe alcohol.
La importancia del apoyo de la familia y los amigos
El tratamiento del alcoholismo es eficaz en muchos casos, pero el tratamiento no termina cuando la persona deja de beber. Las personas requieren apoyo continuo para ayudarles a evitar las recaídas. Incluso después de que termine el tratamiento formal, muchas personas buscan apoyo adicional a través de la participación continuada con grupos de apoyo emocional, tales como Alcohólicos Anónimos. Sólo una minoría de las personas serán capaces de que pase un año desde el tratamiento sin haber tenido recaídas. Con mayor frecuencia, las personas recaen una o más veces antes de conseguir una recuperación a largo plazo. Las recaídas no significan que la persona haya fracasado o que no pueda recuperarse con el tiempo. Si se produce una recaída, es importante que la persona vuelva a tratar de dejar de beber, y que consiga la ayuda necesaria para hacerlo. El apoyo por parte de los familiares y de otros puede ser muy importante para una recuperación a largo plazo.
Convencer a las personas de que acepten ayuda cuando no están dispuestas a ello, puede ser una tarea muy difícil. A menudo, los parientes protegen a la persona inventando excusas sobre lo que beben y ayudándoles a salir de las dificultades en que interviene el alcohol. Es muy importante no hacerlo, de forma que la persona sufra los efectos perjudiciales de su bebida y, así, se motive más a dejar de beber. Los parientes también pueden ayudar a buscar información sobre las opciones de tratamiento.
Drogas estimulantes
Los estimulantes son drogas que estimulan el cerebro, y tienden a incrementar la actitud de alerta y la actividad física. Incluyen las anfetaminas, la cocaína, la cocaína crack y algunos inhalantes. La cafeína (presente en el té, el café y muchos refrescos) es también una droga ligeramente estimulante (la cafeína crea adicción y una persona que deja de tomar bruscamente café puede experimentar síntomas de abstinencia). Las drogas estimulantes de las que más se abusa son la cocaína, la cocaína crack (una forma pura de cocaína) y las anfetaminas.
Los diferentes estimulantes actúan de forma distinta en el organismo. Por ejemplo, los inhalantes a base de nitrato provocan la dilatación (ensanchamiento) de los vasos sanguíneos; la cocaína y el 'crack' alteran los niveles cerebrales de la serotonina (neurotransmisor químico cerebral); las anfetaminas afectan la secreción de un compuesto químico diferente, la adrenalina. Hablando de manera general, todos estos estimulantes tienen un efecto similar, producen la estimulación mental y/o física. Esto puede experimentarse como un aumento de energía física y/o claridad y velocidad de pensamiento.
Anfetaminas
Las anfetaminas fueron muy utilizadas para el tratamiento de la depresión leve en las décadas de los años 1950 y 1960 pero, debido a sus efectos secundarios y propiedades adictivas, la mayoría de ellas fueron eliminadas del uso médico. Si se utilizan correctamente, las anfetaminas aumentan la actitud alerta y la habilidad física. Todavía se utilizan en el tratamiento de la narcolepsia, un trastorno del sueño poco común, y para los niños que padecen el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (ADHD). Las anfetaminas por prescripción pueden adquirirse por medios legales o ilegales, y se venden ilegalmente en forma de pastillas o cápsulas. No suelen incluirse entre los estupefacientes debido a su limitada disponibilidad.
El sulfato de anfetamina, que se fabrica ilegalmente, es el tipo de anfetamina del que se abusa más frecuentemente. Es un polvo fino, de color blancuzco, que generalmente contiene del 6 al 10% de anfetamina (siendo el resto cualquier cosa, desde levadura en polvo hasta laxante). Los consumidores toman anfetaminas esnifándolas por la nariz, poniendo una pizca en la lengua, disolviéndolas en una bebida, liadas en papel de fumar e ingiriéndolas, inyectándolas o fumándolas con tabaco.
La anfetamina es un estimulante cerebral, es decir, aumenta la actividad del cerebro. También provoca la secreción de adrenalina, que conlleva un aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, aumento de la presión sanguínea y reduce el apetito. Bajo la influencia de la droga, los consumidores de anfetaminas suelen experimentar un refuerzo temporal en su autoconfianza y sentirse con más energía que de costumbre. Pueden estar excesivamente habladores y muy activos, levantándose continuamente y dando vueltas (de ahí la denominación 'speed' (velocidad) en argot). Pueden encontrar difícil el relajarse e imposible el dormir. Tendrán poco o ningún apetito. Sin embargo, las anfetaminas no eliminan la necesidad de descansar o alimentarse, tan solo la posponen.
Cuando se inyecta, la anfetamina produce un efecto inmediato. Si las anfetaminas en polvo se ingieren o se esnifan, su efecto se produce al cabo de 10 a 40 minutos. Las anfetaminas con prescripción facultativa pueden ser de acción lenta o rápida, ya que algunas son medicinas de acción corta y otras de acción a la larga. Los efectos de una sola dosis de anfetaminas suelen durar entre 3 y 6 horas.
Las anfetaminas pueden causar irritabilidad, inquietud, tensión de los músculos de la mandíbula y rechinar de dientes. Debido a que los consumidores tienden a dejar de comer o de dormir y son demasiado activos, los efectos posteriores del consumo prolongado de la anfetamina incluyen cansancio extremo, hambre y aumento del apetito, apatía y depresión. Otros efectos secundarios incluyen la visión borrosa, el insomnio y los mareos. Muchas mujeres que toman anfetaminas encuentran que sus períodos son irregulares o incluso que cesan de tenerlos.
Para mantener el efecto deseado, los asiduos a las anfetaminas necesitan tomar dosis cada vez más altas. Cuando dejan de tomarlas, suelen sentirse deprimidos y apáticos. Las dosis elevadas, especialmente si se repiten con frecuencia, pueden producir delirio, ataques de pánico, alucinaciones y sensaciones de paranoia.
Las anfetaminas crean adicción psicológica. Los consumidores suelen hacerse dependientes de la droga para evitar la depresión que experimentan cuando desaparecen sus efectos. Esto podría hacer que una persona tome dosis cada vez mayores y con mayor frecuencia, o que consuma otras drogas más potentes.
Los consumidores habituales que toman dosis altas pueden tener delirios, alucinaciones y paranoia. El consumo de las anfetaminas duras pueden dañar los vasos sanguíneos y causar fallo cardíaco, especialmente entre las personas que ya tienen la presión arteria altal o problemas de corazón.
Cocaína
En el pasado, la cocaína ha sido utilizada en medicamentos y tónicos para diversos síntomas, y los médicos han sabido durante muchos años que las personas se hacen rápidamente dependientes de esta droga.
La cocaína se utilizaba ampliamente como anestésico local para intervenciones quirúrgicas leves, pero hoy en día se emplean más corrientemente los anestésicos sintéticos. La cocaína no tiene ninguna otra aplicación médica.
La cocaína es un poderoso estimulante. Se deriva de la hoja de la coca, un arbusto que crece en Colombia, Perú y Bolivia. Existe un amplio mercado ilegal internacional de tráfico de cocaína en sus distintas formas. A menudo se vende como un polvo fino, cristalino, de color blanco, mezclado con sustancias inertes tales como el polvo de talco o el azúcar molido; anestésicos locales o estimulantes. Generalmente se esnifa a través de una paja o de un papel enrollado. Algunas personas colocan el polvo debajo de la lengua y en las encías. También puede fumarse o inyectarse. Al igual que cualquier otra droga que se tome por vía nasal, esnifar la cocaína puede dañar la membrana nasal.
En los años 70 y 80 la rareza de la cocaína y su alto coste hizo que se la considerara una droga de ricos, tales como las estrellas de cine. En la década de los años 90, su bajo coste, fácil disponibilidad y su (falsa) reputación como droga no-adictiva ha hecho que se extienda su uso entre la gente joven.
Cocaína crack
El clorhidrato de cocaína puede revertir a su forma básica mediante un sencillo proceso químico. Esto se llama 'liberar la base' y puede ser peligroso porque los disolventes utilizados son muy inflamables. La forma resultante de la cocaína se llama 'base libre' o 'crack', y adopta la forma de cristales relativamente grandes. El crack es cocaína pura y, como que no es soluble en agua, ha de fumarse. Su nombre proviene del sonido de crujido que produce cuando se fuma. El crack se absorbe en el organismo mucho más rápidamente que cuando se esnifa la cocaína en polvo, y por ello hace efecto muy rápidamente. Es una forma muy potente de la cocaína, es altamente adictiva y se consume mucho.
Generalmente, la cocaína produce sentimientos de bienestar mental y euforia. El consumidor se siente lleno de energía, hablador y mentalmente alerta, especialmente a las sensaciones visuales, sonoras y táctiles. La cocaína también reduce el apetito y las ganas de dormir. En muchas formas, el efecto de la cocaína es similar al de las anfetaminas; al igual que esas drogas, la cocaína puede causar ataques de ansiedad o de pánico. Los efectos posteriores de la cocaína pueden incluir el cansancio y la depresión, y las dosis excesivas pueden causar la muerte por fallo cardíaco.
Cuando la cocaína se esnifa, el efecto aparece poco después de tomársela, con un máximo en aproximadamente 15 a 30 minutos y que desaparecen entre los 30 minutos y las 2 horas. Ya que el 'estímulo' dura poco tiempo, esto hace que el consumidor se anime a repetir la dosis para mantener el efecto, a menudo en menos de media hora. Muchas dosis reiteradas en un corto período de tiempo pueden causar extrema agitación, ansiedad o paranoia. El deseo de consumar de nuevo la cocaína es incluso más fuerte en el caso de la cocaína crack, ya que sus efectos ocurren inmediatamente que se fuma la droga, y comienzan a desaparecer poco después. Los consumidores de crack suelen repetir la dosis a intervalos cortos en un intento de mantener el efecto.
Si la cocaína se consume durante un período prolongado, la euforia se ve sustituida por inquietud, excitabilidad extrema, insomnio, paranoia y, con el tiempo, alucinaciones y delirios. Estos síntomas son muy similares a la psicosis anfetamínica y a la esquizofrenia paranoica, aunque suelen desaparecer cuando se interrumpe el consumo de la droga.
Hoy en día, no se ha demostrado la tolerancia a los efectos de la cocaína. Los consumidores podrían seguir tomando la dosis original durante largos períodos, siempre con el mismo efecto. Sin embargo, algunos consumidores aumentan la dosis en un intento de intensificar y prolongar su efecto. Tampoco está claro si puede producirse dependencia física al clorhidrato de cocaína. Sin embargo, cuando algunos de los consumidores habituales de la droga dejan de tomarla, experimentan una poderosa reacción negativa, lo que podría sugerir una dependencia física.
La cocaína crack sí que produce una fuerte dependencia física. Con un consumo muy habitual, aparecen síntomas cada vez más desagradables. La euforia se ve sustituida por inquietud, sobreexcitabilidad y náuseas. El consumo continuado puede conducir a la psicosis paranoica. Los consumidores habituales pueden parecer crónicamente nerviosos, excitables y paranoicos. También es corriente la confusión como resultado del agotamiento debido a la falta de sueño.
Entre los consumidores muy habituales de cocaína, puede producirse una intensa dependencia psicológica; sufren depresión grave cuando se acaba el suministro de cocaína, que únicamente se quita cuando la toman de nuevo. En trabajos experimentales se ha comprobado que la cocaína podría ser la droga más potente de todas a la hora de producir una dependencia psicológica. Cuando no toman la cocaína, los consumidores habituales se quejan de padecer trastornos alimentarios y del sueño, depresión y ansiedad, y el deseo ardiente por la droga suele obligarles a tomarla de nuevo.
La muerte por sobredosis de cocaína puede deberse a convulsiones, fallo cardíaco, o depresión de las partes del cerebro que controlan la respiración. La esnifación crónica de cocaína suele provocar congestión, moqueo y eccema, y daños en las membranas nasales y en el tabique de separación de las ventanas nasales. Los consumidores que se inyectan la droga corren el riesgo de padecer infecciones por usar agujas compartidas con otros. El riesgo para la salud mental por consumo de cocaína es muy alto. El consumo regular puede provocar ansiedad, paranoia y psicosis, que puede producir problemas permanentes de salud mental.
Drogas alucinógenas
Los alucinógenos (o drogas psicodélicas) afectan a la percepción visual, sonora, táctil, olfativa, etc. de la persona. Algunas de las drogas más fuertes pueden tener poderosos efectos en el modo de pensar de la persona y en la autoconciencia.
Unos pocos alucinógenos proceden de fuentes naturales, tales como la mescalina del cactus peyote y la psilocibina (en los 'hongos mágicos'). Otros, como el LSD, MDA (metilendioxianfetamina) y el éxtasis (metilendioximetanfetamina o MDMA) son sintéticos o semisintéticos. Por ejemplo, el LSD deriva de un hongo que crece en los granos de centeno, pero se transforman por vía química.
Los alucinógenos no tienen usos legales. Los más corrientes son el LSD, el éxtasis y la psilocibina (los 'hongos mágicos'). Otras sustancias tales como la fenciclidina (polvo de ángel) y la mescalina están menos disponibles.
Algunos de los alucinógenos naturales (p. ej., hongos alucinógenos) suelen venderse en su forma natural, pero cuando están refinados (p. ej., la mescalina) pueden suministrarse como líquidos, pastillas o cápsulas. Análogamente, los alucinógenos sintéticos o semisintéticos se producen en forma de pastillas, cápsulas o líquidos (por goteo sobre papel secante, terrones de azúcar u hojas de gelatina).
Los efectos de los alucinógenos varían de acuerdo con su potencia. Por ejemplo, la psilocibina es un alucinógeno relativamente suave y sus efectos suelen ser la relajación, una sensación de bienestar y una ligera distorsión visual de los colores y de la distancia. En contraste, el LSD es mucho más potente y sus efectos pueden incluir vívidas alucinaciones visuales y auditivas, combinadas con distorsión del tiempo, de las distancias y de la integridad personal. Los consumidores son incapaces de controlar sus procesos mentales, y cualquier experiencia desagradable puede conducir a un miedo intenso, ansiedad e incluso psicosis.
LSD
Conocido en la jerga de los consumidores como ácido, pepa, trip Otros nombres con los que se la conoce derivan del aspecto de la pastilla o del dibujo que lleva impreso.
El LSD (dietilamida del ácido lisérgico) es un potente alucinógeno. Se trata de una droga semisintética, un derivado del ácido lisérgico que se encuentra en el hongo cornezuelo (un hongo que crece en el centeno y en otras gramíneas). En su forma pura es un polvo cristalino, blanco, inodoro, soluble en agua. Se fabrica en laboratorios ilegales, principalmente en Europa y en Norteamérica.
El LSD no tiene aplicaciones médicas, pese a que se ha sugerido que podría tener algún uso en el tratamiento de ciertas enfermedades mentales. Es una droga extremadamente potente y, por ello, suele estar muy diluida, y una sola gota contiene suficiente sustancia para una dosis cuando se coloca sobre papel secante, terrones de azúcar, etc., y se toma por vía oral. Alternativamente, la droga puede añadirse a hojas de gelatina o transformarse en pastillas o cápsulas. El LSD fue muy utilizado a finales de la década de los años 60 y principios de los años 70, y de nuevo a finales de los años 80. Su popularidad ha disminuido con la aparición del Éxtasis, y el LSD tiene ahora un número limitado de consumidores.
Los efectos del LSD son impredecibles, y al igual que con cualquier otra droga, dependen de la cantidad que se tome, de la personalidad del consumidor, de su estado de ánimo y sus expectativas, experiencias anteriores con la droga y del ambiente en el que se consuma. Estos factores son particularmente importantes en el caso del LSD debido a que sus propiedades alucinógenas pueden ser muy fuertes. Por ejemplo, si algo en el ambiente se percibe como opresivo o amenazador, bajo la influencia del LSD la reacción de ansiedad leve puede adquirir la forma de terror completamente sobrecogedor.
De ordinario, el consumidor experimenta los primeros efectos de la droga 30 a 90 minutos después de tomarla. Los efectos alucinógenos alcanzan una meseta después de 1 a 2 horas, con reiterados picos de intensidad.
El LSD provoca cambios dramáticos en la percepción, pensamientos y estado de ánimo. Estos pueden incluir:
- Pseudoalucinaciones
- Percepción distorsionada del tiempo (los minutos parecen horas)
- Percepción distorsionada de la distancia, perspectiva y color (los pequeños objetos pueden parecer enormes y los grandes pueden parecer pequeños. Un objeto cercano puede parecer muy distante y viceversa)
- Un cambio en la relación entre el consumidor y sus alrededores (p. ej., un sentimiento de ser 'uno' con el universo, o un sentimiento de terror y soledad)
- Aparente fusión de los sentidos (los sonidos se 'ven', los colores se 'oyen' y los olores se 'sienten')
- Pérdida de control sobre los pensamientos (pensamientos insignificantes adquieren una importancia desproporcionada)
- Experiencias de carácter místico o religioso (la validez de dichas experiencias es cuestionable).
Muchos consumidores habituales experimentan, en algún momento, reacciones desagradables con el LSD (incluso la primera vez que toman la droga). Estas pueden adquirir la forma de sentimientos muy intensos de miedo, ansiedad o depresión. Los consumidores pueden sentir que han perdido su identidad y su sitio en el mundo, y que no hay una realidad a la que agarrarse. Las pseudoalucinaciones pueden dar paso a verdaderas alucinaciones. En algunos casos, este estado psicótico dura varios días, e incluso más tiempo.
Los efectos del consumo de LSD incluyen la dilatación de las pupilas, aumento de la temperatura corporal, del ritmo cardíaco y de la tensión arterial, sudor, inapetencia, insomnio, sequedad en la boca y temblores. Estos efectos suelen pasar desapercibidos para el consumidor ya que los efectos mentales/emocionales de la droga son mucho más fuertes.
La tolerancia a los efectos del LSD se desarrolla rápidamente, haciendo necesario el consumo de mayores cantidades de droga para que produzcan los mismos efectos. A menudo, al cabo de unos días de uso, ninguna cantidad de droga producirá el efecto deseado, aunque después de varios días de abstinencia volverán a producirse los efectos alucinantes.
El abuso continuado de LSD puede dar lugar a la depresión y ansiedad prolongadas. Tras el consumo de LSD se han producido casos de suicidio, y la droga puede inducir a un comportamiento violento y peligroso, causando la muerte o lesiones del consumidor o de otras personas. Los consumidores frecuentes a veces desarrollan signos de lesiones cerebrales, tales como deterioro de la memoria y lapsus de atención, confusión mental y dificultades para pensar de forma abstracta. No se sabe si estos efectos son permanentes o si desaparecen cuado se deja de consumir LSD. Pueden ocurrir 'flashbacks', en los que la persona experimenta los efectos de la droga durante un breve período sin haberla tomado. Esto puede ocurrir hasta dos años después de la última vez que se tomó la droga, y pueden ser muy alarmantes. Una minoría de consumidores habituales de LSD adquieren dependencia psicológica.
MDMA (metilendioximetanfetamina)
Conocido en la jerga de los consumidores como éxtasis. Los demás nombres proceden de la apariencia exterior de la píldora, tal como el color o la imagen que tiene grabada, p. ej., paloma, bolas de nieve, fresas, manzanas, hamburguesas de discoteca, corazones.
El éxtasis (MDMA) es una droga sintética con propiedades alucinógenas y del tipo anfetamina. Su estructura química es similar a la de otras dos drogas sintéticas, el MDA y la metanfetamina. No tiene usos médicos, y ha sido utilizada como droga sólo desde mediados de la década de los años '80. Actualmente, miles de personas consumen el éxtasis de forma regular. Está asociada con la afición por el baile, y por ello suele percibirse como una droga de 'fiestas' o de 'fin de semana', a diferencia de la heroína o las anfetaminas, que tienden a tomarse de forma más regular. Esta percepción fomenta la falsa idea de que el consumo de éxtasis no implica riesgos. Esto no es cierto, pues se desconocen, en gran medida, los efectos a largo plazo.
El éxtasis suele venderse en forma de pastilla o cápsula coloreada que se toma por vía oral. Estimula el cerebro y provoca alucinaciones. El éxtasis afecta los niveles cerebrales de serotonina, un neurotransmisor que está implicado en la regulación del estado de ánimo, sueño, conducta sexual, temperatura y apetito. El éxtasis aumenta los niveles cerebrales de serotonina, provocando un cambio de humor, depresión de la libido y del apetito, estimulación mental y aumento de la temperatura corporal.
El éxtasis induce un sentimiento generalizado de euforia, junto con ráfagas de energía ilimitada, entremezcladas con momentos de calma y relajación. Estos efectos comienzan entre 20-40 minutos después de tomar una pastilla y desaparecen al cabo de aproximadamente 3-4 horas. El pico se produce entre 60 y 90 minutos después de tomar la droga. Los consumidores tienden a sentir primero ráfagas de euforia, que podrían ir acompañadas de náuseas. Se intensifican las sensaciones visuales, auditivas y táctiles. La música ejerce una poderosa influencia sobre el consumidor, especialmente cuando contiene un ritmo repetitivo. Los consumidores hablan de experiencias muy agradables y altamente controlables. El efecto que según se dice hace del éxtasis una droga distinta de las demás es la sensación que induce de comprender y aceptar a los demás (se trata de una sensación inducida por la droga, que no corresponde con la realidad necesariamente).
Los signos del consumo incluyen pupilas dilatadas, náuseas, sudoración, pérdida del apetito y tensión de los músculos de la mandíbula, de los brazos y de las piernas. Muchos de los efectos secundarios derivados del consumo del éxtasis son similares a los causados por las anfetaminas y la cocaína, tales como aumento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea, náuseas, visión borrosa, desfallecimiento, escalofríos y sudores. Pueden ocurrir problemas psicológicos, tales como la confusión, depresión, insomnio, ansiedad severa, paranoia y episodios psicóticos. Dosis más altas pueden provocar alucinaciones, ansiedad, pánico e insomnio. Una vez desaparecidos los efectos de la droga, se nota la apatía, agotamiento y depresión. El éxtasis puede conducir a la ruptura de vasos sanguíneos, hemorragias internas, daños hepáticos y renales, depresión y cistitis y menstruaciones copiosas en las mujeres.
Se desconocen los efectos a largo plazo del éxtasis. Sin embargo, se ha demostrado que la droga análoga, MDA, puede producir la degeneración de las neuronas de serotonina del cerebro, mientras que la metanfetamina, también similar al éxtasis, puede dar lugar a efectos similares en las neuronas de dopamina del cerebro. Es posible que el éxtasis cause también daños neuronales.
Numerosas muertes han sido relacionadas con el consumo de éxtasis. Muchas muertes se producen no debido a los efectos directos de la droga, sino a los efectos del acaloramiento y deshidratación a causa del baile constante y frenético. Se recomienda a los consumidores que beban al menos medio litro de agua cada hora mientras están bailando, para evitar la deshidratación. Deberían beber muy despacio, ya que el beber grandes cantidades de agua rápidamente también puede causar daños. También es muy importante mantener constantes los niveles de sal en el organismo, comiendo o bebiendo zumo de frutas, refrescos o bebidas isotónicas para deportistas. Deben hacerse descansos regulares.
Algunos consumidores de éxtasis han muerto debido a hemorragias cerebrales, que han sido causadas por los efectos cardiovasculares de la droga. Otros han muerto por razones desconocidas después de haber tomado éxtasis.
Analgésicos narcóticos
Los analgésicos son sustancias que alivian el dolor. Los analgésicos leves, tales como la aspirina o el paracetamol, son relativamente inofensivos. Las drogas analgésicas son calmantes mucho más fuertes (analgésicos narcóticos). Algunos analgésicos narcóticos son 'opiáceos' - drogas refinadas de un extracto obtenido de las adormideras (Papaver somniferum) - y otros son compuestos químicos sintéticos.
Los analgésicos opiáceos, que incluyen el opio (la resina obtenida de la vaina de la adormidera), la morfina, la heroína y la codeína, pueden producirse a partir de opio sin refinar mediante procesos químicos relativamente sencillos. Los analgésicos sintéticos se fabrican en forma de polvo, pastillas o líquidos.
Los analgésicos (especialmente los opiáceos) tienen un elevado potencial de abuso. La heroína es el analgésico opiáceo que más se consume, pero también se consumen la morfina y los jarabes para la tos que contienen codeína. Se consumen muchos opiáceos sintéticos, generalmente como alternativa a la heroína. En los últimos años se ha abusado mucho de la metadona (prescrita como una alternativa a la heroína), y ha sido responsable de muchas muertes.
Los analgésicos sintéticos suelen triturarse y los drogadictos se las inyectan. Las pastillas contienen sólidos como la tiza, la cual podría bloquear las venas cuando se inyecta, y causar gangrena o un derrame cerebral.
Los opiáceos y los analgésicos sintéticos tienden a relajar al consumidor. Cuando se inyectan, se produce una 'ráfaga' inmediata (una fuerte ola de agradable relajación y alivio de la ansiedad). Los efectos desagradables pueden incluir inquietud, náuseas, y vómitos. El consumidor puede alternar entre sentirse alerta o adormilado. Cuando se toman cantidades mayores, no es posible despertar al consumidor y la piel se vuelve fría, húmeda y de color azulado. La respiración se hace más lenta y puede producirse la muerte. Cuando los analgésicos se toman en forma de jarabe, pastillas o cápsulas etc. los efectos son similares a los que se producen cuando se inyectan, pero son menos intensos y sin una 'ráfaga' inmediata.
Opio
El opio es una resina ligeramente pegajosa, de color marrón oscuro, con la consistencia de la masilla endurecida. Suele fumarse o ingerirse.
Heroína
La heroína es un poderoso calmante, que disminuye la actividad cerebral, produciendo un sentimiento de relajación, seguridad y bienestar. Fue utilizada en medicina a principios de siglo, y se propagó con rapidez su uso como sedante y anestésico, cuando los médicos no eran conscientes de su potencial como adictivo. Cuando se hicieron patentes los peligros de la heroína, fue sometida a un estricto control. Hoy en día, la heroína no tiene muchas aplicaciones médicas legales, ya que los sedantes y anestésicos sintéticos han reemplazado a los compuestos basados en el opio que se usaron en el pasado.
La heroína pura es un polvo blanco con sabor amargo, procedente de la 'savia' de la adormidera. La heroína ilegal puede variar de color, desde el blanco hasta el marrón oscuro, debido a las impurezas que quedan durante el proceso de fabricación, o a los adulterantes. Suele disolverse en agua y después inyectarse, aunque puede fumarse mezclada con tabaco, o calentarse en una hoja de papel de aluminio e inhalarse los vapores, o ingerirse después de haber sido envuelta en papel.
Hasta hace poco, la mayoría de los consumidores se inyectaban heroína impura, tanto por vía intravenosa, subcutánea como intramuscularmente. La disponibilidad de heroína de mayor pureza hace que, en la actualidad, mayor número de consumidores esnifen o fumen la droga y consigan el efecto deseado. Esto significa que mayor número de personas podrán probar la heroína esnifándola o fumándola, personas que probablemente no la hubieran probado si tuvieran que inyectársela.
La heroína es el más poderoso de los opiáceos, y cuando se inyecta, el consumidor siente una 'ráfaga' inmediata de relajación y bienestar. El dolor físico y emocional desaparece completamente. La razón principal de que los consumidores sigan usando la heroína después de una experiencia inicial es que produce una poderosa sensación de seguridad y tranquilidad.
Los efectos secundarios del consumo de la heroína (especialmente para los nuevos consumidores) incluyen inquietud, náuseas y vómitos. El consumidor puede alternar entre un estado aparentemente alerta y la somnolencia total.
Uno de los riesgos más obvios del consumo de heroína es la sobredosis. La sobredosis puede ocurrir independientemente del método utilizado para el consumo de la droga, pese a que la inyección intravenosa es el más peligroso. La heroína es un depresor e inhibe las funciones vitales tales como la actividad cerebral, la respiración y el ritmo cardíaco. Si se toma una dosis grande (o si la heroína es muy pura) el consumidor podría entrar en coma, y la piel podría parecer fría y pegajosa. La respiración se hace superficial e intermitente y puede producirse la muerte.
Otros riesgos físicos asociados con el consumo de heroína están relacionados con la forma en que se consume la droga. Los consumidores que se inyectan heroína utilizan a menudo agujas o jeringuillas contaminadas. Se incluye el riesgo de infección con SIDA y hepatitis B o C, ambas infecciones graves, y que son corrientes entre los heroinómanos que se inyectan en vena. Existe otro peligro asociado con el consumo de heroína si la droga se combina con otras sustancias. El alcohol, las benzodiacepinas y los barbituratos, que son depresores del CNS, son especialmente peligrosos. Ya que la heroína es también un poderoso depresor del CNS, el efecto combinado de la mezcla de estas drogas puede inhibir el ritmo cardíaco o la respiración, causando fallo respiratorio o cardíaco.
Si la heroína se utiliza habitualmente (muchas veces al día, o sólo dos a tres veces por semana) durante un cierto período de tiempo, se desarrolla la tolerancia. La forma en que se tome la droga no afecta a este fenómeno. Como consecuencia, los consumidores necesitan tomar mayores cantidades de heroína para conseguir el mismo efecto. La tolerancia puede aparecer rápidamente (en unas semanas) y continuará aumentando siempre y cuando el consumidor siga consumiendo heroína con regularidad. Si una persona se abstiene de consumir heroína durante algún tiempo, su tolerancia a la droga disminuye, y si vuelve a usar la droga en las mismas (o mayores) cantidades a las que anteriormente era tolerante, puede producirse fácilmente una sobredosis.
Dejar de tomar la droga puede ser muy difícil debido a que los síntomas de abstinencia son muy severos. La abstinencia puede provocar síntomas tales como la diarrea crónica, calambres musculares, vómitos, insomnio, sudores, ansiedad, y temblores. La perspectiva de tener que pasar por esas experiencias dolorosas desanima a muchos consumidores a intentar el abandono de la droga. Una vez pasado el "mono físico", durante mucho tiempo podría persistir un deseo ardiente por la droga y son frecuentes las recaídas. En general, un heroinómano que desea dejar de usar completamente la droga necesita una fuerte red de apoyo para ayudarle a sobreponerse al deseo que sentirá por la droga.
Inhalantes
Los inhalantes son productos químicos que producen vapores que alteran el estado de ánimo. Existen más de mil productos comerciales diferentes que pueden consumirse debido a sus propiedades alteradoras del estado de ánimo. Pueden dividirse en tres categorías principales:
- Gases volátiles y disolventes, tales como el gas de los mecheros, líquidos de limpieza, pintura en aerosol, disolvente de pintura, líquido de corrección, productos para eliminar el esmalte de uñas, - Gasolina y pegamento.
- Aerosoles, tales como la laca para el cabello, los desodorantes y otros productos en aerosol de los que puede abusarse más por el gas propelente que por el contenido.
- Nitratos, tales como el nitrato de amilo, que se emplea en aplicaciones médicas para los pacientes cardíacos, y el nitrato de butilo, que se utiliza en ambientadores.
Ninguno de los inhalantes más consumidos, incluidos los que figuran en la lista anterior, tienen aplicación médica alguna.
Los efectos del uso de inhalantes tales como los disolventes, el pegamento y los aerosoles etc. se asemejan a los efectos producidos por el consumo de alcohol. A dosis bajas, los consumidores pueden sentirse ligeramente estimulados, debido a la depresión de centros superiores del cerebro, lo que produce una estimulación aparente al reducir la ansiedad y la timidez. Una persona que abusa de los inhalantes puede mostrar un aumento en la autoconfianza y perder el autocontrol. A dosis elevadas, el consumidor podría perder el conocimiento, ya que se inhibe la actividad del cerebro que controla funciones del tipo de la respiración y el ritmo cardíaco. Debido a que los efectos de los inhalantes desaparecen después de un corto período de tiempo, es probable que el consumidor desee repetir la inhalación en un intento de mantenerse 'elevado'. Esto puede conducir a un consumo casi continuo, con posibles riesgos graves para la salud o consecuencias con riesgo de muerte.
Los inhalantes causan distorsión en las percepciones del tiempo y del espacio. Muchos consumidores experimentan dolor de cabeza, náuseas o vómitos, arrastran las palabras al hablar, pérdida de la coordinación motora y problemas respiratorios. El típico 'sarpullido de los esnifadores de pegamento' en las proximidades de la nariz y boca es un signo seguro de abuso de inhalantes. Las ropas, piel y aliento podrían oler a pintura o disolventes.
No hay una forma segura de abusar de los inhalantes. Hay personas que han muerto tras el primer uso, o después de usarlos por algún tiempo.
Esnifar disolventes o aerosoles puede causar fallos cardíacos y la muerte instantánea. Esnifar puede causar la muerte tras el primer uso o cualquier otra vez. Los inhalantes pueden causar la muerte por axfisia debido a que desplazan al oxígeno de los pulmones, o deprimiendo el sistema nervioso central hasta tal punto que la respiración disminuye tanto que finalmente se detiene.
La muerte causada por inhalantes suele ser el resultado de esnifar una elevada concentración de vapores del inhalante (por ejemplo, esnifar de una bolsa donde se han ido acumulando los vapores). La inhalación deliberada en una bolsa aumenta en gran medida el riesgo de axfisia.
Cuando una persona está bajo la influencia de inhalantes, un esfuerzo súbito puede provocar espasmos musculares en la garganta o el corazón, lo que también puede causar la muerte.
La inhalación de gases directamente de los botes de aerosol puede helar la parte posterior de la garganta y causar la muerte por axfisia. Los gases también pueden ser tóxicos.
El abuso a largo plazo de los inhalantes puede causar pérdida de peso, problemas cutáneos, bronquitis, fatiga muscular, problemas de memoria, cambios de humor y pérdida de la concentración. Esnifar de manera reiterada vapores fuertes durante varios años puede causar daños permanentes en el sistema nervioso. Además, el abuso a largo plazo de ciertos inhalantes puede causar daños hepáticos, renales, en la sangre y en la médula. El esnifar pegamento y disolventes de pintura en particular puede producir anomalías renales, mientras que disolventes como el tolueno y el tricloroetileno pueden causar daños hepáticos.
Cuando se usan habitualmente, es probable que se desarrolle una tolerancia a la mayoría de los inhalantes, es decir, el consumidor necesitará inhalar cada vez mayor cantidad para conseguir el mismo efecto
Se habla de abuso de sustancias cuando se utiliza un fármaco u otra sustancia con fines no médicos, con la intención de producir algún tipo de efecto que 'altere la mente' del consumidor. Esto incluye tanto el consumo de sustancias ilegales como el abuso de fármacos legales, si se utilizan con fines distintos del uso al que están destinados. A menudo esto implica el consumo de una sustancia en cantidades excesivas.
La adicción es un estado de dependencia física y/o psicológica de una sustancia. La adicción física incluye el desarrollo de tolerancia (necesitar más y más cantidad de droga para que se consiga el mismo efecto) y síntomas de abstinencia que aparecen cuando el consumidor deja de tomar la droga, y desaparecen cuando se vuelve a tomarla.
Pueden consumirse muchos tipos distintos de drogas: no sólo las drogas ilegales, tales como la heroína, hachís, cocaína o éxtasis, sino también los fármacos tales como los tranquilizantes, analgésicos (calmantes), y somníferos. Incluso se puede abusar de los medicamentos como los jarabes para la tos o hierbas medicinales, y el abuso del alcohol es algo que preocupa gravemente.
Algunos de los riesgos asociados con el consumo de drogas incluyen:
- El riesgo relacionado con la seguridad personal (peligro de muerte o de lesiones en caso de sobredosis, accidente o agresión).
- Los daños a la salud (incluyendo daños cerebrales, fallo hepático, problemas mentales, etc.)
- Las consecuencias legales (riesgo de encarcelamiento, multas y antecedentes penales)
- La conducta destructiva (daños a uno mismo, a la familia y amigos).
La drogadicción también es una causa corriente de problemas financieros y de dificultades en la escuela o en el trabajo. Muchas personas podrían mentir o robar para poder seguir usando la droga y, como resultado, pueden perder la confianza de sus amigos y familiares. Pueden sentir vergüenza o culpabilidad, debido a los continuos fracasos en su intento de controlar su adicción a la droga. A pesar de todas estas dificultades, las personas que dependen de las drogas a menudo negarán que tienen un problema. Una persona podría negar el problema pese a ser consciente, y estar por ello disgustada, de los efectos que el consumo de drogas tiene sobre sí mismo, y sus familiares y amigos. A pesar de estos efectos negativos, se siente obligada a seguir usando la droga y, por ello, su reacción es negar que tenga un problema de drogas, o negar que es perjudicial para sí mismo o para los demás.
Se puede abusar del alcohol y de las drogas por muchas razones. Comprender la motivación del consumidor puede ayudar a explicar el porqué de su abuso. La causa del consumo de drogas y de su adicción dependerá de la naturaleza de la droga que se está consumiendo, de la persona que la toma y de las circunstancias en las que se toma.
Ciertos medicamentos como los somníferos o los calmantes crean adicción física. Esto significa que provocan cambios en el cuerpo, lo que significa que, con el tiempo, la persona necesitará seguir tomando la droga para funcionar normalmente (tolerancia). Si no se toma la droga, se producirán desagradables síntomas de abstinencia, y la única forma de evitarlo es tomar más droga. Las personas suelen necesitar cantidades cada vez mayores de droga, simplemente para evitar estos síntomas desagradables. Otras drogas pueden dar lugar a una adicción psicológica si la persona tiene ansia por el efecto producido por la droga. La persona comienza a confiar en la droga simplemente para experimentar sensaciones agradables, tales como relajación, autoconfianza, autoestima, no sentir ansiedad etc. La necesidad de la droga entonces no es sólo un deseo casual, sino un poderoso impulso.
Existe evidencia de que ciertas personas podrán correr mayor riesgo de abuso o adicción a las drogas que otras - podrían haber heredado de sus padres una predisposición a la adicción. Sin embargo, las presiones sociales y otros factores externos (estrés, pobreza, otras enfermedades) también son extremadamente importantes. La presión de los compañeros, la angustia emocional y la baja autoestima todas ellas pueden llevar a los individuos al consumo de drogas. El fácil acceso a las drogas es otra importante influencia.
Si una persona consume una droga para sentirse mejor o para afrontar sus problemas, es posible que comience a depender continuamente de la bebida o de las drogas como una forma de evitar las situaciones o los sentimientos difíciles. Podría perder, o no aprender nunca, las dotes necesarias para hacer frente a la vida.
Los individuos que consumen las drogas (o el alcohol) ocasionalmente, nunca creen que van a depender de ellas, pero para algunos individuos, el consumo ocasional de una droga puede convertirse en una drogadicción. Es posible que tomen la droga por primera vez por alguna razón determinada (p. ej., curiosidad, presión de sus compañeros, una necesidad de sobrellevar una crisis emocional). Pueden encontrar el efecto de la droga eficaz y agradable. Podría hacer que se sientan confiados, relajados o potentes. Habiendo tenido una buena experiencia, tomarán otra vez la droga, tratando de repetir el efecto, y podrán seguir tomándola cada vez con más frecuencia. En alguna fase, llegan a tener una dependencia física o psicológica de la droga. Esto significa que son incapaces, por su propio esfuerzo, de dejar de tomar la droga o de reducir su consumo. No tienen elección, lo único que pueden hacer es seguir tomándola para sentirse normales. Es posible que se den cuenta de que están bebiendo o usando más de lo que solían hacer, y pueden tratar de reducir su consumo rebajando la cantidad que toman cada vez, bebiendo/usando la droga sólo ciertos días o cambiando a otra droga. Sin embargo, es muy corriente que sus esfuerzos terminen por fracasar completamente. El darse cuenta de que son incapaces de reducir la bebida o el consumo de las drogas, puede ser muy confuso y angustioso para la persona en cuestión.
La dependencia a la droga afecta a personas muy distintas, y en formas muy diferentes. El problema consiste no solo en que afecte a heroinómanos indigentes o a borrachos vagabundos. Por ejemplo, algunas personas necesitan beber o tomar drogas para sentirse seguras cuando tienen contactos sociales con otras personas. Es posible que tengan que tomar cada día un trago o una droga para evitar los síntomas de abstinencia. Algunas beben o consumen drogas para olvidar problemas personales, otras para hacer frente al estrés de la vida cotidiana. Pese a que no les sea posible reconocer su problema, cualquiera que sienta una necesidad absoluta de seguir usando una sustancia para sentirse mejor es, de hecho, dependiente de dicha sustancia.
Abuso de sustancias por parte de los adolescentes y de los adultos jóvenes
El abuso de drogas y alcohol entre la gente joven es muy corriente, y puede tener consecuencias graves. Un gran porcentaje de las muertes (causadas por accidentes, homicidios, suicidios) entre las personas de edades comprendidas entre los 15 y 24 años están relacionadas con el abuso del alcohol o de las drogas. El consumo de drogas y alcohol también contribuye a las acciones criminales violentas, tales como el asalto o la violación.
El consumo reiterado y regular de drogas puede conducir a otros problemas, como la ansiedad y la depresión. Algunos adolescentes consumen regularmente drogas o alcohol para compensar la ansiedad, depresión, o la falta de aptitudes sociales. El consumo del tabaco y del alcohol por parte de los adolescentes puede ser, algunas veces, el primer paso hacia el consumo de otras drogas, tales como la marihuana, cocaína, halucinógenos, inhalantes, y heroína. Algunas veces, la combinación de curiosidad, conducta arriesgada, y presión social puede hacer muy difícil para los adolescentes el decir 'no'.
Un adolescente con un historial familiar de abuso de alcohol o de drogas, y una ausencia de dotes sociales puede pasar rápidamente de la experimentación a los perfiles de un abuso o dependencia serios, aunque los que carecen de historial familiar también corren riesgos. Se debería aconsejar a los adolescentes que tienen un historial familiar de abuso del alcohol o drogas que se abstengan y no experimenten. Nadie puede predecir con seguridad quién abusará o se convertirá en un drogadicto, excepto que quienes no prueban nunca lo serán.
Los signos de advertencia del abuso del alcohol o de las drogas por parte de un adolescente pueden ser:
- Un bajón en el rendimiento escolar
- Cambiar de grupo de amigos
- Conducta delincuente
- Un empeoramiento en las relaciones familiares.
Puede haber también signos físicos, tales como los ojos rojos, una tos persistente, y cambios en los hábitos de alimentación y del sueño. La dependencia del alcohol o de las drogas puede incluir 'blackouts', síntomas de abstinencia, y problemas más graves en el hogar, escuela o trabajo.
Tratamiento del abuso y de la adicción
El primer paso en el tratamiento es el reconocimiento por parte del individuo de que tiene un problema. El médico de cabecera será capaz de recomendar un tratamiento para las adicciones a las drogas. Podría sugerir que la persona en cuestión deberá visitar a un médico especializado en problemas de adicción.
Las personas que se han vuelto dependientes física o psicológicamente, hasta un cierto grado, de una droga, suelen darse cuenta de que están bebiendo o consumiendo más de lo que solían hacer. Podrían intentar entonces reducir su consumo de droga. Esto podría significar reducir la cantidad que toman cada vez; beber/consumir sólo ciertos días; cambiar a otra droga (p. ej., del whisky a la cerveza, del hachís al alcohol, de la heroína a la metadona) etc. Algunas veces, el tratar de reducir el consumo implica un cambio de vida (mudarse de casa, cambiar de trabajo). Sin embargo, es muy corriente que tales esfuerzos fracasen por completo, con gran asombro y consternación del individuo. Entonces tendrán que enfrentarse al hecho de que la drogadicción está más allá de su control, y que necesitan ayuda para enfrentarse a este problema.
El tratamiento deberá adecuarse a las necesidades del individuo, y no hay un tratamiento único que se utilice en todos los casos. La elección del tratamiento también dependerá de que tipo de droga se esté consumiendo. Los tratamientos incluyen terapias psicológicas, tales como la terapia conductual, y medicación para ayudar al individuo con síntomas de abstinencia. Las áreas específicas a las que debe prestarse atención durante el tratamiento incluyen:
- Desintoxicación (el proceso de dejar de consumir la droga mientras se hace frente a la adicción física)
- Evitar las recaídas
- Sobrellevar las recaídas
- Rehabilitación a largo plazo.
Trastornos relacionados con el alcohol
Para muchas personas, el beber alcohol es solo una forma agradable de relajarse. Los individuos que beben en exceso corren el riesgo de dañarse a sí mismos y a aquellos que les rodean. Los problemas con el alcohol pueden suponer un riesgo mortal, pero las terapias pueden ayudar a las personas a recuperarse.
Para la mayoría de los adultos, el consumo moderado de alcohol (no más de una o dos bebidas al día, una para las mujeres y las personas ancianas) es relativamente inofensivo, pero todos los bebedores deben ser conscientes de los riesgos asociados con el consumo de alcohol. El consumo moderado del alcohol yace en un extremo de toda una gama de conductas; en el otro extremo están el abuso del alcohol y el alcoholismo. Debido a que el alcoholismo suele contemplarse como un signo de debilidad, muchas personas esconden el hecho de que beben o niegan que tengan un problema. De hecho, el alcoholismo es una enfermedad que no es más signo de debilidad de lo que lo es el asma o la diabetes. Muchas personas (especialmente las que tienen un trabajo, familia y otras formas de apoyo social) pueden resolver sus problemas, aunque algunas necesitarán varios intentos.
Abuso del alcohol
El alcohol es, con mucho, la droga de la que más corrientemente se abusa en muchos países. Parte de la culpa la tiene su fácil disponibilidad y su aceptación social. Las personas que abusan del alcohol beben sistemáticamente en exceso, y hasta tal punto que la bebida puede llegar a tener efectos perjudiciales. Las personas que abusan del alcohol pueden no cumplir con sus obligaciones educativas, laborales o familiares. Podrán surgir problemas legales relacionados con la bebida, tales como las condenas por conducir en estado de embriaguez, y la bebida podrá causar problemas en sus relaciones personales.
Alcoholismo
Las personas con alcoholismo (dependencia del alcohol) son compulsivas a la hora de beber alcohol. El alcoholismo nada tiene que ver con la clase de alcohol que se bebe, o incluso con la cantidad que se bebe. Las personas que dependen del alcohol simplemente han perdido la capacidad de controlar la bebida.
En general, el problema de la bebida puede considerarse como alcoholismo cuando la persona:
- Bebe compulsivamente.
- Sigue bebiendo a pesar de los efectos negativo.
- Se enfada al no disponer fácilmente de alcohol.
No toda persona que se emborracha es un alcohólico. Muchas personas beben para experimentar; para ser sociables; para conseguir atención. Sin embargo, los alcohólicos no tienen la intención de emborracharse; el que beban es consecuencia de un impulso incontrolable.
Aunque a veces pueden controlar la bebida, los alcohólicos no suelen ser capaces de dejar de beber una vez que empiezan. A medida que aumenta su tolerancia a los efectos del alcohol, podrían necesitar beber cada vez más para sentir el mismo efecto. Algunas personas pueden hacerse dependientes físicamente y sufrir síntomas de abstinencia cuando dejan de beber después de un período en que han bebido en grandes cantidades. Esto puede incluir náuseas (sentirse enfermo), sudoración, inquietud, irritabilidad, temblores e incluso alucinaciones y convulsiones.
Se ha estimado que al menos una de cada diez personas abusa del alcohol o es un alcohólico en algún momento de su vida. Los problemas con la bebida también son corrientes entre la gente joven, a pesar del hecho de que muchos países imponen límites legales a la edad en que se puede beber en público. El porcentaje de problemas con el alcohol tiende a ser mayor entre los adultos comprendidos entre los 18 y 29 años, y más bajo entre las personas mayores de 65 años.
Causas del alcoholismo
Diversos factores parecen ser importantes. Para algunas personas, ciertos aspectos de la personalidad, tales como la impulsividad, la baja autoestima y la necesidad de aceptación pueden llevar a beber de forma inapropiada. Algunas personas beben para sobrellevar sus sufrimientos emotivos, y otras usan el alcohol para 'medicar' otros trastornos mentales. Cuando una persona comienza a beber en exceso, esto puede conducir a una dependencia física, lo que significa que la bebida se convierte en la única forma de evitar el malestar.
Los factores genéticos (hereditarios) suponen que algunas personas corren un riesgo especial de convertirse en dependientes del alcohol. Poder 'tomar una copa' probablemente quiere decir que la persona corre más riesgo, no menos. Los hijos de alcohólicos tienen aproximadamente cuatro veces más posibilidades de convertirse en alcohólicos que otros niños, pero un historial familiar de alcoholismo no significa que el niño crecerá para convertirse inevitablemente en un alcohólico. También son muy importantes otros factores, tales como la presión social a beber, y la fácil disponibilidad del alcohol. La pobreza y las experiencias de abuso sexual o físico también incrementan el riesgo de que una persona se convierta en alcohólica. Cuanto más joven se empieza a beber, mayores son las posibilidades de que, en algún momento, la persona desarrolle un trastorno relacionado con el alcohol.
Consecuencias del consumo excesivo del alcohol
El alcohol reduce algunas de nuestras funciones cerebrales, con toda suerte de consecuencias. Por ejemplo, cuando se inhiben los centros cerebrales del habla, la persona hablará arrastrando las palabras; cuando los centros de visión están afectados, se producirá una visión distorsionada; cuando se deprimen los centros de coordinación, se produce la pérdida del equilibrio y del control de los miembros. Este efecto dura algunas horas después de beber, pero el alcohol también produce una agitación más débil (o irritación) del sistema nervioso que dura mucho más. Esta es la causa de la resaca de la "mañana siguiente" y de la inestabilidad. Este efecto suele hacer que los bebedores nocturnos vuelvan a beber a la mañana siguiente, ya que su desagradable agitación puede pasar temporalmente al beber más alcohol. Así se pone en marcha un círculo vicioso, que puede jugar un papel importante en los esquemas del consumidor de bebidas alcohólicas.
Los bebedores moderados tienen menos probabilidades de sufrir problemas cardíacos que en el caso de la gente que no bebe o de los que beben grandes cantidades, pero no es recomendable comenzar a beber sólo para beneficiar el corazón. Sería mejor practicar regularmente una actividad física y cambiar a una dieta baja en grasas. Incluso para aquellos que beben sin peligro y decidan hacerlo, la clave está en la moderación. El exceso de bebida puede aumentar de hecho el riesgo de fallos cardíacos, derrames cerebrales y alta presión sanguínea.
Los efectos a corto plazo del alcohol incluyen la pérdida de memoria, resaca y 'blackouts', pero a menudo no se evidencian estos problemas hasta que resultan ser serios. A largo plazo, la bebida copiosa puede causar impotencia, problemas estomacales, problemas cardíacos, cáncer, serias pérdidas de memoria y daños hepáticos. El abuso del alcohol puede agravar las enfermedades mentales existentes (tales como la depresión o la esquizofrenia) o puede producir nuevos problemas (pérdida grave de memoria, depresión o ansiedad). También aumenta el riesgo de muerte debido a accidentes de circulación, homicidio y suicidio. Incluso para las personas que no son alcohólicas, el abuso del alcohol puede causar este tipo de problemas. Incluso beber moderadamente puede tener efectos no deseables (p. ej., beber antes de conducir, durante el embarazo, o cuando se toman ciertos medicamentos).
Los efectos del alcohol aumentan con los medicamentos que ralentizan el sistema nervioso central, tal ocurre con los somníferos, antihistamínicos, antidepresivos, fármacos anti-ansiedad, y algunos calmantes. Por ejemplo, si se están tomando antihistamínicos para un resfriado o una alergia, el alcohol aumentará la somnolencia que produce la medicación, haciendo así más peligrosa la conducción o el manejo de maquinarias. Los fármacos usados para algunas enfermedades, incluyendo la diabetes y las enfermedades cardíacas, pueden ser peligrosos si se mezclan con alcohol. La personas que están tomando cualquier fármaco que se vende sin receta deberán consultar con su médico o farmacéutico si pueden beber alcohol sin contratiempos.
Las personas con trastornos relacionados con el alcohol no sólo se hacen daño a sí mismas. Los efectos en sus familias y amigos pueden ser devastadores. El consumo excesivo de alcohol se cita corrientemente como una de las razones de los problemas con un familiar o en el seno del matrimonio. Estos pueden fluctuar desde la violencia directa del borracho hacia el cónyuge o los hijos, hasta problemas financieros causados por la necesidad de comprar alcohol. Los niños tienen más probabilidades de desarrollar problemas emocionales, sufrir abusos físicos y sexuales y desatención, y hacerse mayores para convertirse en alcohólicos. La mayoría de los hijos de alcohólicos han padecido algún tipo de abuso o desatención. Las mujeres que beben durante el embarazo corren un riesgo serio de dañar a sus bebés. Incluso los extraños pueden sufrir las consecuencias, como víctimas inocentes de accidentes de tráfico u homicidios.
Beber y conducir
Una cantidad muy pequeña de alcohol puede perjudicar la capacidad para conducir. Por ejemplo, ciertas dotes de conducción, como por ejemplo conducir el coche mientras, al mismo tiempo, se hayan de respetar las señales de tráfico, pueden verse afectadas por concentraciones de alcohol en la sangre tan bajas como el 0,02%. Un hombre de 80 kg tendrá una concentración de alcohol de aproximadamente un 0,04% una hora después de haber consumido dos cervezas normales con el estómago vacío. Cuanto más alcohol consuma, más afectada estará su capacidad para conducir. La reducción de la habilidad para conducir comienza a niveles muy bajos si se comparan con los que han sido establecidos como límites legales en algunos países.
Tratamiento
En general, los alcohólicos no pueden dejar de beber sólo con fuerza de voluntad. La mayoría necesita ayuda externa. Podrían requerir una desintoxicación con supervisión médica para evitar síntomas de abstinencia que podrían poner en peligro sus vidas (como los ataques epilépticos). Dependiendo de la gravedad del problema, el tratamiento puede tener lugar como paciente no internado, durante un período de hospitalización, o en un programa de tratamiento residencial. La naturaleza del tratamiento depende de la gravedad del alcoholismo del individuo y de los medios disponibles. Una vez que la persona se estabiliza, necesitará ayuda para resolver las cuestiones psicológicas que hayan podido conducir a la aparición de su problema con la bebida.
Tratamiento psicológico
Se ha encontrado que una serie de métodos psicológicos (tratamientos hablados) son útiles para abordar los problemas de la bebida. Estos métodos pueden ayudar a las personas a estimular su motivación para dejar de beber, a identificar las circunstancias que provocaron la afición a la bebida, a aprender nuevos métodos para hacer frente a las situaciones con alto riesgo de bebida, y a desarrollar sistemas de apoyo social dentro de sus propias comunidades. Dado que las familias influyen tanto en la bebida como en la recuperación, también es útil la terapia familiar y matrimonial. Se puede ayudar a los familiares a comprender el alcoholismo, y pueden aprender cómo apoyar a la persona durante el proceso de recuperación.
Se puede ayudar a las personas que no son alcohólicas pero que abusan del alcohol a reconocer los beneficios que supone abandonar una actitud malsana de beber, y a fijarse para ellas mismas cotas sobre la bebida. Algunas personas eligen abstenerse del alcohol, mientras que otras prefieren limitar la cantidad que beben. Se les puede indicar cómo reconocer las circunstancias que les provocan a adoptar actitudes nocivas de beber, y desarrollar nuevas vías para manejar esas situaciones. Algunos individuos que han dejado de beber después de haber experimentado problemas relacionados con el alcohol deciden asistir a grupos de apoyo emocional en busca de información y ayuda, incluso pese a que no han sido diagnosticados como alcohólicos.
Medicación
Para tratar el alcoholismo se utilizan por lo general medicamentos que tienen efectos anti-ansiedad. Tienden a utilizarse durante los primeros días de tratamiento, para ayudar a que el paciente se aleje con toda seguridad del alcohol.
Un fármaco que se desarrolló inicialmente para el tratamiento de las dependencias a los narcóticos o a los opiáceos, incluyendo la heroína y la morfina, hoy en día se utiliza también en el tratamiento de la dependencia al alcohol. Parece que reduce el ansia y los efectos gratos del alcohol. No provoca reacciones desagradables ni peligrosas con el alcohol, y no evita los efectos del alcohol en el cerebro. Tampoco reduce los niveles de alcohol en las personas, y no produce un efecto de 'sobriedad'.
Este medicamento no es una cura para el alcoholismo, pero junto con el asesoramiento, en muchas personas puede reducir el ansia por el alcohol, y ayudar a evitar una recaída. Tienen más probabilidades de beneficiarse del tratamiento aquellas personas que están altamente motivadas para dejar de beber, están en las primeras etapas de recuperación, están en un programa de tratamiento que incluye asesoramiento, y toman su medicación, a diario, de la forma prescrita.
En general, se prescribe inicialmente durante tres meses si el paciente tolera la medicación y se beneficia del tratamiento. Más adelante, el paciente y el médico pueden decidir si es necesario un tratamiento ulterior. El efecto secundario más corriente son las náuseas. Algunas personas han reportado dificultades para conciliar el sueño, ansiedad, nerviosismo, dolores/calambres abdominales, vómitos, poca fuerza, dolor muscular y en las articulaciones, y dolor de cabeza. Muchos de estos efectos son leves y desaparecen con el tiempo. Cuando se toma en dosis excesivas pueden producirse daños hepáticos.
Existe otra medicación más antigua, que desanima al bebedor produciendo náuseas, vómitos, y otras reacciones físicas desagradables cuando se bebe alcohol.
La importancia del apoyo de la familia y los amigos
El tratamiento del alcoholismo es eficaz en muchos casos, pero el tratamiento no termina cuando la persona deja de beber. Las personas requieren apoyo continuo para ayudarles a evitar las recaídas. Incluso después de que termine el tratamiento formal, muchas personas buscan apoyo adicional a través de la participación continuada con grupos de apoyo emocional, tales como Alcohólicos Anónimos. Sólo una minoría de las personas serán capaces de que pase un año desde el tratamiento sin haber tenido recaídas. Con mayor frecuencia, las personas recaen una o más veces antes de conseguir una recuperación a largo plazo. Las recaídas no significan que la persona haya fracasado o que no pueda recuperarse con el tiempo. Si se produce una recaída, es importante que la persona vuelva a tratar de dejar de beber, y que consiga la ayuda necesaria para hacerlo. El apoyo por parte de los familiares y de otros puede ser muy importante para una recuperación a largo plazo.
Convencer a las personas de que acepten ayuda cuando no están dispuestas a ello, puede ser una tarea muy difícil. A menudo, los parientes protegen a la persona inventando excusas sobre lo que beben y ayudándoles a salir de las dificultades en que interviene el alcohol. Es muy importante no hacerlo, de forma que la persona sufra los efectos perjudiciales de su bebida y, así, se motive más a dejar de beber. Los parientes también pueden ayudar a buscar información sobre las opciones de tratamiento.
Drogas estimulantes
Los estimulantes son drogas que estimulan el cerebro, y tienden a incrementar la actitud de alerta y la actividad física. Incluyen las anfetaminas, la cocaína, la cocaína crack y algunos inhalantes. La cafeína (presente en el té, el café y muchos refrescos) es también una droga ligeramente estimulante (la cafeína crea adicción y una persona que deja de tomar bruscamente café puede experimentar síntomas de abstinencia). Las drogas estimulantes de las que más se abusa son la cocaína, la cocaína crack (una forma pura de cocaína) y las anfetaminas.
Los diferentes estimulantes actúan de forma distinta en el organismo. Por ejemplo, los inhalantes a base de nitrato provocan la dilatación (ensanchamiento) de los vasos sanguíneos; la cocaína y el 'crack' alteran los niveles cerebrales de la serotonina (neurotransmisor químico cerebral); las anfetaminas afectan la secreción de un compuesto químico diferente, la adrenalina. Hablando de manera general, todos estos estimulantes tienen un efecto similar, producen la estimulación mental y/o física. Esto puede experimentarse como un aumento de energía física y/o claridad y velocidad de pensamiento.
Anfetaminas
Las anfetaminas fueron muy utilizadas para el tratamiento de la depresión leve en las décadas de los años 1950 y 1960 pero, debido a sus efectos secundarios y propiedades adictivas, la mayoría de ellas fueron eliminadas del uso médico. Si se utilizan correctamente, las anfetaminas aumentan la actitud alerta y la habilidad física. Todavía se utilizan en el tratamiento de la narcolepsia, un trastorno del sueño poco común, y para los niños que padecen el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (ADHD). Las anfetaminas por prescripción pueden adquirirse por medios legales o ilegales, y se venden ilegalmente en forma de pastillas o cápsulas. No suelen incluirse entre los estupefacientes debido a su limitada disponibilidad.
El sulfato de anfetamina, que se fabrica ilegalmente, es el tipo de anfetamina del que se abusa más frecuentemente. Es un polvo fino, de color blancuzco, que generalmente contiene del 6 al 10% de anfetamina (siendo el resto cualquier cosa, desde levadura en polvo hasta laxante). Los consumidores toman anfetaminas esnifándolas por la nariz, poniendo una pizca en la lengua, disolviéndolas en una bebida, liadas en papel de fumar e ingiriéndolas, inyectándolas o fumándolas con tabaco.
La anfetamina es un estimulante cerebral, es decir, aumenta la actividad del cerebro. También provoca la secreción de adrenalina, que conlleva un aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, aumento de la presión sanguínea y reduce el apetito. Bajo la influencia de la droga, los consumidores de anfetaminas suelen experimentar un refuerzo temporal en su autoconfianza y sentirse con más energía que de costumbre. Pueden estar excesivamente habladores y muy activos, levantándose continuamente y dando vueltas (de ahí la denominación 'speed' (velocidad) en argot). Pueden encontrar difícil el relajarse e imposible el dormir. Tendrán poco o ningún apetito. Sin embargo, las anfetaminas no eliminan la necesidad de descansar o alimentarse, tan solo la posponen.
Cuando se inyecta, la anfetamina produce un efecto inmediato. Si las anfetaminas en polvo se ingieren o se esnifan, su efecto se produce al cabo de 10 a 40 minutos. Las anfetaminas con prescripción facultativa pueden ser de acción lenta o rápida, ya que algunas son medicinas de acción corta y otras de acción a la larga. Los efectos de una sola dosis de anfetaminas suelen durar entre 3 y 6 horas.
Las anfetaminas pueden causar irritabilidad, inquietud, tensión de los músculos de la mandíbula y rechinar de dientes. Debido a que los consumidores tienden a dejar de comer o de dormir y son demasiado activos, los efectos posteriores del consumo prolongado de la anfetamina incluyen cansancio extremo, hambre y aumento del apetito, apatía y depresión. Otros efectos secundarios incluyen la visión borrosa, el insomnio y los mareos. Muchas mujeres que toman anfetaminas encuentran que sus períodos son irregulares o incluso que cesan de tenerlos.
Para mantener el efecto deseado, los asiduos a las anfetaminas necesitan tomar dosis cada vez más altas. Cuando dejan de tomarlas, suelen sentirse deprimidos y apáticos. Las dosis elevadas, especialmente si se repiten con frecuencia, pueden producir delirio, ataques de pánico, alucinaciones y sensaciones de paranoia.
Las anfetaminas crean adicción psicológica. Los consumidores suelen hacerse dependientes de la droga para evitar la depresión que experimentan cuando desaparecen sus efectos. Esto podría hacer que una persona tome dosis cada vez mayores y con mayor frecuencia, o que consuma otras drogas más potentes.
Los consumidores habituales que toman dosis altas pueden tener delirios, alucinaciones y paranoia. El consumo de las anfetaminas duras pueden dañar los vasos sanguíneos y causar fallo cardíaco, especialmente entre las personas que ya tienen la presión arteria altal o problemas de corazón.
Cocaína
En el pasado, la cocaína ha sido utilizada en medicamentos y tónicos para diversos síntomas, y los médicos han sabido durante muchos años que las personas se hacen rápidamente dependientes de esta droga.
La cocaína se utilizaba ampliamente como anestésico local para intervenciones quirúrgicas leves, pero hoy en día se emplean más corrientemente los anestésicos sintéticos. La cocaína no tiene ninguna otra aplicación médica.
La cocaína es un poderoso estimulante. Se deriva de la hoja de la coca, un arbusto que crece en Colombia, Perú y Bolivia. Existe un amplio mercado ilegal internacional de tráfico de cocaína en sus distintas formas. A menudo se vende como un polvo fino, cristalino, de color blanco, mezclado con sustancias inertes tales como el polvo de talco o el azúcar molido; anestésicos locales o estimulantes. Generalmente se esnifa a través de una paja o de un papel enrollado. Algunas personas colocan el polvo debajo de la lengua y en las encías. También puede fumarse o inyectarse. Al igual que cualquier otra droga que se tome por vía nasal, esnifar la cocaína puede dañar la membrana nasal.
En los años 70 y 80 la rareza de la cocaína y su alto coste hizo que se la considerara una droga de ricos, tales como las estrellas de cine. En la década de los años 90, su bajo coste, fácil disponibilidad y su (falsa) reputación como droga no-adictiva ha hecho que se extienda su uso entre la gente joven.
Cocaína crack
El clorhidrato de cocaína puede revertir a su forma básica mediante un sencillo proceso químico. Esto se llama 'liberar la base' y puede ser peligroso porque los disolventes utilizados son muy inflamables. La forma resultante de la cocaína se llama 'base libre' o 'crack', y adopta la forma de cristales relativamente grandes. El crack es cocaína pura y, como que no es soluble en agua, ha de fumarse. Su nombre proviene del sonido de crujido que produce cuando se fuma. El crack se absorbe en el organismo mucho más rápidamente que cuando se esnifa la cocaína en polvo, y por ello hace efecto muy rápidamente. Es una forma muy potente de la cocaína, es altamente adictiva y se consume mucho.
Generalmente, la cocaína produce sentimientos de bienestar mental y euforia. El consumidor se siente lleno de energía, hablador y mentalmente alerta, especialmente a las sensaciones visuales, sonoras y táctiles. La cocaína también reduce el apetito y las ganas de dormir. En muchas formas, el efecto de la cocaína es similar al de las anfetaminas; al igual que esas drogas, la cocaína puede causar ataques de ansiedad o de pánico. Los efectos posteriores de la cocaína pueden incluir el cansancio y la depresión, y las dosis excesivas pueden causar la muerte por fallo cardíaco.
Cuando la cocaína se esnifa, el efecto aparece poco después de tomársela, con un máximo en aproximadamente 15 a 30 minutos y que desaparecen entre los 30 minutos y las 2 horas. Ya que el 'estímulo' dura poco tiempo, esto hace que el consumidor se anime a repetir la dosis para mantener el efecto, a menudo en menos de media hora. Muchas dosis reiteradas en un corto período de tiempo pueden causar extrema agitación, ansiedad o paranoia. El deseo de consumar de nuevo la cocaína es incluso más fuerte en el caso de la cocaína crack, ya que sus efectos ocurren inmediatamente que se fuma la droga, y comienzan a desaparecer poco después. Los consumidores de crack suelen repetir la dosis a intervalos cortos en un intento de mantener el efecto.
Si la cocaína se consume durante un período prolongado, la euforia se ve sustituida por inquietud, excitabilidad extrema, insomnio, paranoia y, con el tiempo, alucinaciones y delirios. Estos síntomas son muy similares a la psicosis anfetamínica y a la esquizofrenia paranoica, aunque suelen desaparecer cuando se interrumpe el consumo de la droga.
Hoy en día, no se ha demostrado la tolerancia a los efectos de la cocaína. Los consumidores podrían seguir tomando la dosis original durante largos períodos, siempre con el mismo efecto. Sin embargo, algunos consumidores aumentan la dosis en un intento de intensificar y prolongar su efecto. Tampoco está claro si puede producirse dependencia física al clorhidrato de cocaína. Sin embargo, cuando algunos de los consumidores habituales de la droga dejan de tomarla, experimentan una poderosa reacción negativa, lo que podría sugerir una dependencia física.
La cocaína crack sí que produce una fuerte dependencia física. Con un consumo muy habitual, aparecen síntomas cada vez más desagradables. La euforia se ve sustituida por inquietud, sobreexcitabilidad y náuseas. El consumo continuado puede conducir a la psicosis paranoica. Los consumidores habituales pueden parecer crónicamente nerviosos, excitables y paranoicos. También es corriente la confusión como resultado del agotamiento debido a la falta de sueño.
Entre los consumidores muy habituales de cocaína, puede producirse una intensa dependencia psicológica; sufren depresión grave cuando se acaba el suministro de cocaína, que únicamente se quita cuando la toman de nuevo. En trabajos experimentales se ha comprobado que la cocaína podría ser la droga más potente de todas a la hora de producir una dependencia psicológica. Cuando no toman la cocaína, los consumidores habituales se quejan de padecer trastornos alimentarios y del sueño, depresión y ansiedad, y el deseo ardiente por la droga suele obligarles a tomarla de nuevo.
La muerte por sobredosis de cocaína puede deberse a convulsiones, fallo cardíaco, o depresión de las partes del cerebro que controlan la respiración. La esnifación crónica de cocaína suele provocar congestión, moqueo y eccema, y daños en las membranas nasales y en el tabique de separación de las ventanas nasales. Los consumidores que se inyectan la droga corren el riesgo de padecer infecciones por usar agujas compartidas con otros. El riesgo para la salud mental por consumo de cocaína es muy alto. El consumo regular puede provocar ansiedad, paranoia y psicosis, que puede producir problemas permanentes de salud mental.
Drogas alucinógenas
Los alucinógenos (o drogas psicodélicas) afectan a la percepción visual, sonora, táctil, olfativa, etc. de la persona. Algunas de las drogas más fuertes pueden tener poderosos efectos en el modo de pensar de la persona y en la autoconciencia.
Unos pocos alucinógenos proceden de fuentes naturales, tales como la mescalina del cactus peyote y la psilocibina (en los 'hongos mágicos'). Otros, como el LSD, MDA (metilendioxianfetamina) y el éxtasis (metilendioximetanfetamina o MDMA) son sintéticos o semisintéticos. Por ejemplo, el LSD deriva de un hongo que crece en los granos de centeno, pero se transforman por vía química.
Los alucinógenos no tienen usos legales. Los más corrientes son el LSD, el éxtasis y la psilocibina (los 'hongos mágicos'). Otras sustancias tales como la fenciclidina (polvo de ángel) y la mescalina están menos disponibles.
Algunos de los alucinógenos naturales (p. ej., hongos alucinógenos) suelen venderse en su forma natural, pero cuando están refinados (p. ej., la mescalina) pueden suministrarse como líquidos, pastillas o cápsulas. Análogamente, los alucinógenos sintéticos o semisintéticos se producen en forma de pastillas, cápsulas o líquidos (por goteo sobre papel secante, terrones de azúcar u hojas de gelatina).
Los efectos de los alucinógenos varían de acuerdo con su potencia. Por ejemplo, la psilocibina es un alucinógeno relativamente suave y sus efectos suelen ser la relajación, una sensación de bienestar y una ligera distorsión visual de los colores y de la distancia. En contraste, el LSD es mucho más potente y sus efectos pueden incluir vívidas alucinaciones visuales y auditivas, combinadas con distorsión del tiempo, de las distancias y de la integridad personal. Los consumidores son incapaces de controlar sus procesos mentales, y cualquier experiencia desagradable puede conducir a un miedo intenso, ansiedad e incluso psicosis.
LSD
Conocido en la jerga de los consumidores como ácido, pepa, trip Otros nombres con los que se la conoce derivan del aspecto de la pastilla o del dibujo que lleva impreso.
El LSD (dietilamida del ácido lisérgico) es un potente alucinógeno. Se trata de una droga semisintética, un derivado del ácido lisérgico que se encuentra en el hongo cornezuelo (un hongo que crece en el centeno y en otras gramíneas). En su forma pura es un polvo cristalino, blanco, inodoro, soluble en agua. Se fabrica en laboratorios ilegales, principalmente en Europa y en Norteamérica.
El LSD no tiene aplicaciones médicas, pese a que se ha sugerido que podría tener algún uso en el tratamiento de ciertas enfermedades mentales. Es una droga extremadamente potente y, por ello, suele estar muy diluida, y una sola gota contiene suficiente sustancia para una dosis cuando se coloca sobre papel secante, terrones de azúcar, etc., y se toma por vía oral. Alternativamente, la droga puede añadirse a hojas de gelatina o transformarse en pastillas o cápsulas. El LSD fue muy utilizado a finales de la década de los años 60 y principios de los años 70, y de nuevo a finales de los años 80. Su popularidad ha disminuido con la aparición del Éxtasis, y el LSD tiene ahora un número limitado de consumidores.
Los efectos del LSD son impredecibles, y al igual que con cualquier otra droga, dependen de la cantidad que se tome, de la personalidad del consumidor, de su estado de ánimo y sus expectativas, experiencias anteriores con la droga y del ambiente en el que se consuma. Estos factores son particularmente importantes en el caso del LSD debido a que sus propiedades alucinógenas pueden ser muy fuertes. Por ejemplo, si algo en el ambiente se percibe como opresivo o amenazador, bajo la influencia del LSD la reacción de ansiedad leve puede adquirir la forma de terror completamente sobrecogedor.
De ordinario, el consumidor experimenta los primeros efectos de la droga 30 a 90 minutos después de tomarla. Los efectos alucinógenos alcanzan una meseta después de 1 a 2 horas, con reiterados picos de intensidad.
El LSD provoca cambios dramáticos en la percepción, pensamientos y estado de ánimo. Estos pueden incluir:
- Pseudoalucinaciones
- Percepción distorsionada del tiempo (los minutos parecen horas)
- Percepción distorsionada de la distancia, perspectiva y color (los pequeños objetos pueden parecer enormes y los grandes pueden parecer pequeños. Un objeto cercano puede parecer muy distante y viceversa)
- Un cambio en la relación entre el consumidor y sus alrededores (p. ej., un sentimiento de ser 'uno' con el universo, o un sentimiento de terror y soledad)
- Aparente fusión de los sentidos (los sonidos se 'ven', los colores se 'oyen' y los olores se 'sienten')
- Pérdida de control sobre los pensamientos (pensamientos insignificantes adquieren una importancia desproporcionada)
- Experiencias de carácter místico o religioso (la validez de dichas experiencias es cuestionable).
Muchos consumidores habituales experimentan, en algún momento, reacciones desagradables con el LSD (incluso la primera vez que toman la droga). Estas pueden adquirir la forma de sentimientos muy intensos de miedo, ansiedad o depresión. Los consumidores pueden sentir que han perdido su identidad y su sitio en el mundo, y que no hay una realidad a la que agarrarse. Las pseudoalucinaciones pueden dar paso a verdaderas alucinaciones. En algunos casos, este estado psicótico dura varios días, e incluso más tiempo.
Los efectos del consumo de LSD incluyen la dilatación de las pupilas, aumento de la temperatura corporal, del ritmo cardíaco y de la tensión arterial, sudor, inapetencia, insomnio, sequedad en la boca y temblores. Estos efectos suelen pasar desapercibidos para el consumidor ya que los efectos mentales/emocionales de la droga son mucho más fuertes.
La tolerancia a los efectos del LSD se desarrolla rápidamente, haciendo necesario el consumo de mayores cantidades de droga para que produzcan los mismos efectos. A menudo, al cabo de unos días de uso, ninguna cantidad de droga producirá el efecto deseado, aunque después de varios días de abstinencia volverán a producirse los efectos alucinantes.
El abuso continuado de LSD puede dar lugar a la depresión y ansiedad prolongadas. Tras el consumo de LSD se han producido casos de suicidio, y la droga puede inducir a un comportamiento violento y peligroso, causando la muerte o lesiones del consumidor o de otras personas. Los consumidores frecuentes a veces desarrollan signos de lesiones cerebrales, tales como deterioro de la memoria y lapsus de atención, confusión mental y dificultades para pensar de forma abstracta. No se sabe si estos efectos son permanentes o si desaparecen cuado se deja de consumir LSD. Pueden ocurrir 'flashbacks', en los que la persona experimenta los efectos de la droga durante un breve período sin haberla tomado. Esto puede ocurrir hasta dos años después de la última vez que se tomó la droga, y pueden ser muy alarmantes. Una minoría de consumidores habituales de LSD adquieren dependencia psicológica.
MDMA (metilendioximetanfetamina)
Conocido en la jerga de los consumidores como éxtasis. Los demás nombres proceden de la apariencia exterior de la píldora, tal como el color o la imagen que tiene grabada, p. ej., paloma, bolas de nieve, fresas, manzanas, hamburguesas de discoteca, corazones.
El éxtasis (MDMA) es una droga sintética con propiedades alucinógenas y del tipo anfetamina. Su estructura química es similar a la de otras dos drogas sintéticas, el MDA y la metanfetamina. No tiene usos médicos, y ha sido utilizada como droga sólo desde mediados de la década de los años '80. Actualmente, miles de personas consumen el éxtasis de forma regular. Está asociada con la afición por el baile, y por ello suele percibirse como una droga de 'fiestas' o de 'fin de semana', a diferencia de la heroína o las anfetaminas, que tienden a tomarse de forma más regular. Esta percepción fomenta la falsa idea de que el consumo de éxtasis no implica riesgos. Esto no es cierto, pues se desconocen, en gran medida, los efectos a largo plazo.
El éxtasis suele venderse en forma de pastilla o cápsula coloreada que se toma por vía oral. Estimula el cerebro y provoca alucinaciones. El éxtasis afecta los niveles cerebrales de serotonina, un neurotransmisor que está implicado en la regulación del estado de ánimo, sueño, conducta sexual, temperatura y apetito. El éxtasis aumenta los niveles cerebrales de serotonina, provocando un cambio de humor, depresión de la libido y del apetito, estimulación mental y aumento de la temperatura corporal.
El éxtasis induce un sentimiento generalizado de euforia, junto con ráfagas de energía ilimitada, entremezcladas con momentos de calma y relajación. Estos efectos comienzan entre 20-40 minutos después de tomar una pastilla y desaparecen al cabo de aproximadamente 3-4 horas. El pico se produce entre 60 y 90 minutos después de tomar la droga. Los consumidores tienden a sentir primero ráfagas de euforia, que podrían ir acompañadas de náuseas. Se intensifican las sensaciones visuales, auditivas y táctiles. La música ejerce una poderosa influencia sobre el consumidor, especialmente cuando contiene un ritmo repetitivo. Los consumidores hablan de experiencias muy agradables y altamente controlables. El efecto que según se dice hace del éxtasis una droga distinta de las demás es la sensación que induce de comprender y aceptar a los demás (se trata de una sensación inducida por la droga, que no corresponde con la realidad necesariamente).
Los signos del consumo incluyen pupilas dilatadas, náuseas, sudoración, pérdida del apetito y tensión de los músculos de la mandíbula, de los brazos y de las piernas. Muchos de los efectos secundarios derivados del consumo del éxtasis son similares a los causados por las anfetaminas y la cocaína, tales como aumento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea, náuseas, visión borrosa, desfallecimiento, escalofríos y sudores. Pueden ocurrir problemas psicológicos, tales como la confusión, depresión, insomnio, ansiedad severa, paranoia y episodios psicóticos. Dosis más altas pueden provocar alucinaciones, ansiedad, pánico e insomnio. Una vez desaparecidos los efectos de la droga, se nota la apatía, agotamiento y depresión. El éxtasis puede conducir a la ruptura de vasos sanguíneos, hemorragias internas, daños hepáticos y renales, depresión y cistitis y menstruaciones copiosas en las mujeres.
Se desconocen los efectos a largo plazo del éxtasis. Sin embargo, se ha demostrado que la droga análoga, MDA, puede producir la degeneración de las neuronas de serotonina del cerebro, mientras que la metanfetamina, también similar al éxtasis, puede dar lugar a efectos similares en las neuronas de dopamina del cerebro. Es posible que el éxtasis cause también daños neuronales.
Numerosas muertes han sido relacionadas con el consumo de éxtasis. Muchas muertes se producen no debido a los efectos directos de la droga, sino a los efectos del acaloramiento y deshidratación a causa del baile constante y frenético. Se recomienda a los consumidores que beban al menos medio litro de agua cada hora mientras están bailando, para evitar la deshidratación. Deberían beber muy despacio, ya que el beber grandes cantidades de agua rápidamente también puede causar daños. También es muy importante mantener constantes los niveles de sal en el organismo, comiendo o bebiendo zumo de frutas, refrescos o bebidas isotónicas para deportistas. Deben hacerse descansos regulares.
Algunos consumidores de éxtasis han muerto debido a hemorragias cerebrales, que han sido causadas por los efectos cardiovasculares de la droga. Otros han muerto por razones desconocidas después de haber tomado éxtasis.
Analgésicos narcóticos
Los analgésicos son sustancias que alivian el dolor. Los analgésicos leves, tales como la aspirina o el paracetamol, son relativamente inofensivos. Las drogas analgésicas son calmantes mucho más fuertes (analgésicos narcóticos). Algunos analgésicos narcóticos son 'opiáceos' - drogas refinadas de un extracto obtenido de las adormideras (Papaver somniferum) - y otros son compuestos químicos sintéticos.
Los analgésicos opiáceos, que incluyen el opio (la resina obtenida de la vaina de la adormidera), la morfina, la heroína y la codeína, pueden producirse a partir de opio sin refinar mediante procesos químicos relativamente sencillos. Los analgésicos sintéticos se fabrican en forma de polvo, pastillas o líquidos.
Los analgésicos (especialmente los opiáceos) tienen un elevado potencial de abuso. La heroína es el analgésico opiáceo que más se consume, pero también se consumen la morfina y los jarabes para la tos que contienen codeína. Se consumen muchos opiáceos sintéticos, generalmente como alternativa a la heroína. En los últimos años se ha abusado mucho de la metadona (prescrita como una alternativa a la heroína), y ha sido responsable de muchas muertes.
Los analgésicos sintéticos suelen triturarse y los drogadictos se las inyectan. Las pastillas contienen sólidos como la tiza, la cual podría bloquear las venas cuando se inyecta, y causar gangrena o un derrame cerebral.
Los opiáceos y los analgésicos sintéticos tienden a relajar al consumidor. Cuando se inyectan, se produce una 'ráfaga' inmediata (una fuerte ola de agradable relajación y alivio de la ansiedad). Los efectos desagradables pueden incluir inquietud, náuseas, y vómitos. El consumidor puede alternar entre sentirse alerta o adormilado. Cuando se toman cantidades mayores, no es posible despertar al consumidor y la piel se vuelve fría, húmeda y de color azulado. La respiración se hace más lenta y puede producirse la muerte. Cuando los analgésicos se toman en forma de jarabe, pastillas o cápsulas etc. los efectos son similares a los que se producen cuando se inyectan, pero son menos intensos y sin una 'ráfaga' inmediata.
Opio
El opio es una resina ligeramente pegajosa, de color marrón oscuro, con la consistencia de la masilla endurecida. Suele fumarse o ingerirse.
Heroína
La heroína es un poderoso calmante, que disminuye la actividad cerebral, produciendo un sentimiento de relajación, seguridad y bienestar. Fue utilizada en medicina a principios de siglo, y se propagó con rapidez su uso como sedante y anestésico, cuando los médicos no eran conscientes de su potencial como adictivo. Cuando se hicieron patentes los peligros de la heroína, fue sometida a un estricto control. Hoy en día, la heroína no tiene muchas aplicaciones médicas legales, ya que los sedantes y anestésicos sintéticos han reemplazado a los compuestos basados en el opio que se usaron en el pasado.
La heroína pura es un polvo blanco con sabor amargo, procedente de la 'savia' de la adormidera. La heroína ilegal puede variar de color, desde el blanco hasta el marrón oscuro, debido a las impurezas que quedan durante el proceso de fabricación, o a los adulterantes. Suele disolverse en agua y después inyectarse, aunque puede fumarse mezclada con tabaco, o calentarse en una hoja de papel de aluminio e inhalarse los vapores, o ingerirse después de haber sido envuelta en papel.
Hasta hace poco, la mayoría de los consumidores se inyectaban heroína impura, tanto por vía intravenosa, subcutánea como intramuscularmente. La disponibilidad de heroína de mayor pureza hace que, en la actualidad, mayor número de consumidores esnifen o fumen la droga y consigan el efecto deseado. Esto significa que mayor número de personas podrán probar la heroína esnifándola o fumándola, personas que probablemente no la hubieran probado si tuvieran que inyectársela.
La heroína es el más poderoso de los opiáceos, y cuando se inyecta, el consumidor siente una 'ráfaga' inmediata de relajación y bienestar. El dolor físico y emocional desaparece completamente. La razón principal de que los consumidores sigan usando la heroína después de una experiencia inicial es que produce una poderosa sensación de seguridad y tranquilidad.
Los efectos secundarios del consumo de la heroína (especialmente para los nuevos consumidores) incluyen inquietud, náuseas y vómitos. El consumidor puede alternar entre un estado aparentemente alerta y la somnolencia total.
Uno de los riesgos más obvios del consumo de heroína es la sobredosis. La sobredosis puede ocurrir independientemente del método utilizado para el consumo de la droga, pese a que la inyección intravenosa es el más peligroso. La heroína es un depresor e inhibe las funciones vitales tales como la actividad cerebral, la respiración y el ritmo cardíaco. Si se toma una dosis grande (o si la heroína es muy pura) el consumidor podría entrar en coma, y la piel podría parecer fría y pegajosa. La respiración se hace superficial e intermitente y puede producirse la muerte.
Otros riesgos físicos asociados con el consumo de heroína están relacionados con la forma en que se consume la droga. Los consumidores que se inyectan heroína utilizan a menudo agujas o jeringuillas contaminadas. Se incluye el riesgo de infección con SIDA y hepatitis B o C, ambas infecciones graves, y que son corrientes entre los heroinómanos que se inyectan en vena. Existe otro peligro asociado con el consumo de heroína si la droga se combina con otras sustancias. El alcohol, las benzodiacepinas y los barbituratos, que son depresores del CNS, son especialmente peligrosos. Ya que la heroína es también un poderoso depresor del CNS, el efecto combinado de la mezcla de estas drogas puede inhibir el ritmo cardíaco o la respiración, causando fallo respiratorio o cardíaco.
Si la heroína se utiliza habitualmente (muchas veces al día, o sólo dos a tres veces por semana) durante un cierto período de tiempo, se desarrolla la tolerancia. La forma en que se tome la droga no afecta a este fenómeno. Como consecuencia, los consumidores necesitan tomar mayores cantidades de heroína para conseguir el mismo efecto. La tolerancia puede aparecer rápidamente (en unas semanas) y continuará aumentando siempre y cuando el consumidor siga consumiendo heroína con regularidad. Si una persona se abstiene de consumir heroína durante algún tiempo, su tolerancia a la droga disminuye, y si vuelve a usar la droga en las mismas (o mayores) cantidades a las que anteriormente era tolerante, puede producirse fácilmente una sobredosis.
Dejar de tomar la droga puede ser muy difícil debido a que los síntomas de abstinencia son muy severos. La abstinencia puede provocar síntomas tales como la diarrea crónica, calambres musculares, vómitos, insomnio, sudores, ansiedad, y temblores. La perspectiva de tener que pasar por esas experiencias dolorosas desanima a muchos consumidores a intentar el abandono de la droga. Una vez pasado el "mono físico", durante mucho tiempo podría persistir un deseo ardiente por la droga y son frecuentes las recaídas. En general, un heroinómano que desea dejar de usar completamente la droga necesita una fuerte red de apoyo para ayudarle a sobreponerse al deseo que sentirá por la droga.
Inhalantes
Los inhalantes son productos químicos que producen vapores que alteran el estado de ánimo. Existen más de mil productos comerciales diferentes que pueden consumirse debido a sus propiedades alteradoras del estado de ánimo. Pueden dividirse en tres categorías principales:
- Gases volátiles y disolventes, tales como el gas de los mecheros, líquidos de limpieza, pintura en aerosol, disolvente de pintura, líquido de corrección, productos para eliminar el esmalte de uñas, - Gasolina y pegamento.
- Aerosoles, tales como la laca para el cabello, los desodorantes y otros productos en aerosol de los que puede abusarse más por el gas propelente que por el contenido.
- Nitratos, tales como el nitrato de amilo, que se emplea en aplicaciones médicas para los pacientes cardíacos, y el nitrato de butilo, que se utiliza en ambientadores.
Ninguno de los inhalantes más consumidos, incluidos los que figuran en la lista anterior, tienen aplicación médica alguna.
Los efectos del uso de inhalantes tales como los disolventes, el pegamento y los aerosoles etc. se asemejan a los efectos producidos por el consumo de alcohol. A dosis bajas, los consumidores pueden sentirse ligeramente estimulados, debido a la depresión de centros superiores del cerebro, lo que produce una estimulación aparente al reducir la ansiedad y la timidez. Una persona que abusa de los inhalantes puede mostrar un aumento en la autoconfianza y perder el autocontrol. A dosis elevadas, el consumidor podría perder el conocimiento, ya que se inhibe la actividad del cerebro que controla funciones del tipo de la respiración y el ritmo cardíaco. Debido a que los efectos de los inhalantes desaparecen después de un corto período de tiempo, es probable que el consumidor desee repetir la inhalación en un intento de mantenerse 'elevado'. Esto puede conducir a un consumo casi continuo, con posibles riesgos graves para la salud o consecuencias con riesgo de muerte.
Los inhalantes causan distorsión en las percepciones del tiempo y del espacio. Muchos consumidores experimentan dolor de cabeza, náuseas o vómitos, arrastran las palabras al hablar, pérdida de la coordinación motora y problemas respiratorios. El típico 'sarpullido de los esnifadores de pegamento' en las proximidades de la nariz y boca es un signo seguro de abuso de inhalantes. Las ropas, piel y aliento podrían oler a pintura o disolventes.
No hay una forma segura de abusar de los inhalantes. Hay personas que han muerto tras el primer uso, o después de usarlos por algún tiempo.
Esnifar disolventes o aerosoles puede causar fallos cardíacos y la muerte instantánea. Esnifar puede causar la muerte tras el primer uso o cualquier otra vez. Los inhalantes pueden causar la muerte por axfisia debido a que desplazan al oxígeno de los pulmones, o deprimiendo el sistema nervioso central hasta tal punto que la respiración disminuye tanto que finalmente se detiene.
La muerte causada por inhalantes suele ser el resultado de esnifar una elevada concentración de vapores del inhalante (por ejemplo, esnifar de una bolsa donde se han ido acumulando los vapores). La inhalación deliberada en una bolsa aumenta en gran medida el riesgo de axfisia.
Cuando una persona está bajo la influencia de inhalantes, un esfuerzo súbito puede provocar espasmos musculares en la garganta o el corazón, lo que también puede causar la muerte.
La inhalación de gases directamente de los botes de aerosol puede helar la parte posterior de la garganta y causar la muerte por axfisia. Los gases también pueden ser tóxicos.
El abuso a largo plazo de los inhalantes puede causar pérdida de peso, problemas cutáneos, bronquitis, fatiga muscular, problemas de memoria, cambios de humor y pérdida de la concentración. Esnifar de manera reiterada vapores fuertes durante varios años puede causar daños permanentes en el sistema nervioso. Además, el abuso a largo plazo de ciertos inhalantes puede causar daños hepáticos, renales, en la sangre y en la médula. El esnifar pegamento y disolventes de pintura en particular puede producir anomalías renales, mientras que disolventes como el tolueno y el tricloroetileno pueden causar daños hepáticos.
Cuando se usan habitualmente, es probable que se desarrolle una tolerancia a la mayoría de los inhalantes, es decir, el consumidor necesitará inhalar cada vez mayor cantidad para conseguir el mismo efecto
ADICCIÓN A LA COMIDA (BULIMIA Y ANOREXIA)
Introducción
La anorexia nerviosa es una enfermedad mental, que consiste en una pérdida voluntaria de peso por un deseo patológico de adelgazar y un intenso temor a la obesidad.
La pérdida de peso es conseguida por la persona enferma mediante uno o más de los siguientes procedimientos:
a) Reducción de la alimentación, especialmente de los alimentos que contienen más calorías.
b) Ejercicio físico excesivo.
c) Utilización de medicamentos reductores del apetito, laxantes o diuréticos.
d) Vómitos provocados.
De esta manera, se produce una desnutrición progresiva y trastornos físicos y mentales que pueden ser muy graves e incluso conducir a la muerte.
La padecen chicas jóvenes de edades comprendidas entre 14 y 18 años; este colectivo agrupa el 90% de los casos. En el 10% restante, se encuentran chicos adolescentes, niños, niñas y mujeres maduras.
Sintomas de la anorexia
1) Negativa a mantener el peso corporal por encima de un peso normal mínimo parar edad y altura, por ejemplo, perdida de pese dirigida mantener el peso en 15 por ciento por debajo del esperado.
2) Intenso temor a aumentar de peso o engordar, aun cuando tenga peso insuficiente.
3) Percepción distorsionada del peso, tamaño o figura de su cuerpo.
4) En las mujeres, la ausencia de por lo menos tres ciclos menstruales consecutivos.
En general, usted puede estar absolutamente seguro de que una persona tiene anorexia si observa las siguientes tres semanales de alarma constantes y esenciales:
1) Peso corporal anormalmente bajo.
2) Mantenimiento deliberado de ese peso corporal mediante dieta, ejercicio, abuso de laxantes o diuréticos, o una combinación de los tres.
3) Síntomas de inanición.
El rasgo común de este desorden alimenticio, es el intentar a como de lugar, mantener el control sobre la cantidad de comida que se ingiere. Periodos de ayuno, conteo obsesivo del contenido calórico de los alimentos, el ejercicio compulsivo, y/o la purgación después de una comida regular, son los síntomas otros de estos síntomas. En muchos casos estas personas aparentan tener hábitos alimenticios normales con algunos periodos de restricción. Los anoréxicos son conocidos por comer "galguerías", particularmente dulces, toman grandes cantidades de café y/o fuman.
Síntomas de la bulimia
1) Episodios recurrentes de atracones de comida.
2) Una sensación de perdida del autodominio durante los atracones de comida.
3) El uso regular de vomito autoinducido, laxantes o diuréticos, dieta estricta o ayuno, o ejercicio muy energético para evitar el aumento de peso.
4) Un mínimo de dos episodios de atracón de comida a la semana durante al menos tres meses.
5) Preocupación exagerada por la figura y el peso corporal. Las bulímicas están continuamente obsesionadas por su aspecto y trabajan duro para ser lo más atractivas posibles.
6) Antecedentes de dietas frecuentes. Muchos estudios han revelado que casi todas las
personas que desarrollan bulimia han realizado frecuentes intentos de controlar su peso.
7) Síntomas de depresión. Incluyen pensamientos melancólicos o pesimistas, ideas recurrentes de suicidio, escasa capacidad de concentración o irritabilidad creciente.
8) Excesivo temor a engordar. En un estudio reciente, el 92 por ciento de las pacientas bulímicas encuestadas dijeron que sentían pánico o mucho temor a engordar.
9) Comer en secreto o lo más inadvertidas posible.
10) Mantenimiento de al menos un estándar normal mínimo de peso. A diferencia de las anoréxicas, las bulímicas no tienen una figura demacrada que las traicione. Por supuesto, muchas mujeres con anorexia también desarrollaran bulimia.
En síntesis, los desordenes alimentarios, el miedo a la obesidad y las conductas extravagantes en relación con la comida son algunos de los principales síntomas.
Los bulímicos son capaces de ingerir grandes cantidades de comida en poco tiempo y, luego, se generan conductas purgativas como autoprovocarse vómitos o consumir laxantes y diuréticos en forma indiscriminada. La rutina la rematan con desayunos compensatorios que, finalmente, los llevan a repetir el ciclo.
Los anoréxicos tiene una marcada tendencia a la inanición, acompañada por un temor e irracional hacia los alimentos. Se niegan a comer, tienen terror a aumentar de peso, se vuelven incapaces de reconocer los riesgos que eso provoca y oscilan permanentemente entre la hiperactividad y la depresión.
La adicción a las drogas es una característica bastante frecuente entre estas pacientes así como su tendencia a la depresión y a la ansiedad. Además, suelen fracasar en sus relaciones sentimentales.
Causas
La enfermedad no tiene una causa única, sino que existen elementos biológicos, psicológicos y sociales que predisponen a padecerla o la desencadenan directamente.
Los factores predisponentes que configurarían un grupo de riesgo serían uno o varios de los siguientes:
- Ser mujer joven.
- Tener antecedentes familiares de anorexia, bulimia, trastornos depresivos, obsesivos o alcoholismo.
- Sufrir previamente un problema de obesidad (o simplemente algo de sobrepeso).
- Poseer determinados rasgos de carácter: ser perfeccionista, excesivamente responsable para la edad o situación, sufrir de inseguridad, timidez o introversión, o tener una baja autoestima.
- Los factores desencadenantes de la enfermedad suelen ser uno o varios de los siguientes:
- Haber ganado peso recientemente y estar a régimen.
- Padecer alguna enfermedad que dificulte o impida comer durante unos días (amigdalitis, gastroenteritis, etc.).
- Haber incrementado el ejercicio físico.
- Recibir críticas sobre el tipo o el peso, en cualquier ambiente.
- Tener que enfrentarse a situaciones nuevas o difíciles, perder a seres queridos, encontrarse en situaciones de aislamiento o soledad.
- Los factores sociales que predisponen a la enfermedad, e incluso la desencadenan, son muchos y muy complejos. La presión social y mediática que existe en torno a la línea y el adelgazamiento tiene un papel decisivo en la aparición y desarrollo de la enfermedad; la moda y la publicidad incitan más frecuentemente a adelgazar que a mantener una buena salud.
- Los factores predisponentes y sociales interactúan entre si determinando una serie de cambios en la personalidad y conducta que, en la pubertad y bajo el influjo de los factores precipitantes, conducen al deseo de adelgazar mediante la realización de dietas y/o ejercicio físico exagerado, lo que en efecto produce una pérdida de peso progresiva. La desnutrición resultante provoca trastornos mentales que refuerzan el deseo de seguir adelgazando, instaurándose de esta manera un terrible círculo vicioso psíquico del que es muy difícil escapar.
Secuelas
La siguiente es una lista de alteraciones orgánicas que pueden quedar en forma permanente como consecuencia de un trastorno alimentario severo.
Las secuelas son tanto más frecuentes cuanto mayor ha sido el tiempo de evolución de la enfermedad.
Lamentablemente se ha comprobado que la tasa de mortalidad se incrementa ostensiblemente luego de transcurridos cinco años de enfermedad, siendo infrecuente en las etapas iniciales; de ahí la importancia de la detección precoz de estos trastornos para no demorar el tratamiento.
Secuelas cardiovasculares:
- Arritmias: extrasístoles supraventriculares y ventriculares - bloqueos de ramas H. de Hiss - bradicardia
- Disminución del tamaño cardíaco : corazón “en gota”
- Prolapso de válvula mitral: según el grado de severidad, es una de las causas principales de muerte súbita, junto con las arritmias producidas por otros mecanismos
- Hipotensión
- Extremidades frías
- Cierto grado de insuficiencia cardíaca
Secuelas endocrinológicas:
- Ovarios poliquísticos: esterilidad - acné severo - incremento del vello - alopecía - androgenización
- Osteoporosis (disminución de la densidad ósea): tendencia a las fracturas patológicas
- Déficit de hormonas tiroideas, con la consecuente disminución del metabolismo basal
- Trastornos en la regulación de la producción de insulina: curvas anormales de tolerancia a la glucosa
Secuelas dermatológicas:
- Alopecía (caída del cabello): miniaturización de los folículos pilosos, cabello fino, ralo y quebradizo
- Acné tardío
- Piel pálido-amarillenta y seca, con tendencia a la ruptura de vasos capilares (“arañitas”)
Secuelas digestivas:
- Síndrome de malabsorción por “intestino liso”: hay una gran disminución en la superficie absortiva intestinal lo que conlleva fundamentalmente a déficits minerales (hierro, calcio, magnesio y zinc) y polivitamínicos
- Alteraciones en el ritmo evacuatorio: diarrea - constipación
- Reflujo gastroesofágico: debido a alteración permanente del esfínter esofágico inferior provocada por los reiterados vómitos autoinducidos
- Úlcera gastroduodenal - gastritis crónica
Secuelas hematológicas:
- Déficit de leucocitos (glóbulos blancos), lo que determina mayor propensión a las infecciones. Muchos pacientes presentan alteraciones inmunológicas similares a las del SIDA
- Anemia difícil de revertir, con tendencia a la cronificación
- Trastornos en la coagulación sanguínea: déficit de plaquetas
Secuelas nerviosas:
- Anomalías electroencefalográficas
- Atrofia de determinadas áreas cerebrales a expensas de dilatación ventricular: afortunadamente suele ser reversible con la recuperación nutricional
- Psicosis
Secuelas psiquiátricas:
En muchas ocasiones le es difícil al médico psiquiatra efectuar un diagnóstico preciso, puesto que suele haber superposición de signos y síntomas característicos de diversas enfermedades psiquiátricas.
La sintomatología varía en función de la estructura de personalidad y la predisposición genética de cada paciente.
Los trastornos psiquiátricos que con mayor frecuencia se hallan son:
- Trastornos de ansiedad diversos: ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobia social, etc.
- Trastornos afectivos: depresión mayor, trastorno bipolar (alternancia de depresión y manía), trastornos esquizoafectivos, neurosis depresiva
- Trastorno obsesivo-compulsivo (T.O.C.)
- Trastornos psicosomáticos: hipocondría (preocupación y temor a padecer una enfermedad grave) y trastorno de somatización (el paciente "utiliza" múltiples molestias corporales como medio de liberar las tensiones internas)
- Psicosis diversas (esquizofrenia en sus diversas formas, pero sólo en la persona con predisposición heredofamiliar)
- Insomnio y otros trastornos del sueño
- Alteraciones del ritmo circadiano
Prevención
Observo cierto miedo en la sociedad española actual a aceptar los problemas de cualquier índole entre generaciones y, sobre todo, entre padres e hijos. Hay profesionales de la pedagogía que piensan que muchos padres tienen miedo a educar, a enfrentarse con sus hijos, con lo cual quien manda en la familia son los propios hijos.
En el ámbito de las escuelas también nos llegan datos de que los profesores, acosados por padres y alumnos, se defienden como pueden, tienen miedo a lo que pueda pasar. Antes los padres daban siempre la razón a los profesores, y ahora siempre a los alumnos.
¡Fijaos qué curioso!, miedo. La Anorexia y la Bulimia también se basan en los miedos. Por tanto, ¿podemos decir que los problemas de la sociedad actual son creados por los miedos? No todos, pero en muchos casos creo que podemos responder que sí. Y, por otro lado, podemos añadir que los miedos son en muchísimas ocasiones hijos de la ignorancia, de la falta de preparación adecuada.
Muchos padres tienen miedo a lo desconocido y, como no saben el modo de conocer a sus hijos y de tratarlos, prefieren esconder los problemas, no hablar de ellos, ignorando su existencia. Y lo que no existe no molesta... ¡Bueno!, eso es lo que pensamos, porque en realidad sí molesta: los problemas no resueltos se pudren, y lo podrido huele muy mal y, al final, son muy difíciles de ocultar y de solucionar.
Como queremos ser muy positivos, empiezo diciendo a los padres y a los hijos que pierdan el miedo a hablar: «Empezar a comentar un problema es el primer paso hacia su solución, y, cuanto antes lo hagamos, mejor».
Además —y no nos cansaremos de repetirlo— el que presenta un problema de Anorexia o Bulimia necesita tratamiento: eso es imprescindible.
¡Padres y enfermos!, convenceos de que solos no saldréis del trance (ni en poco ni en mucho tiempo). Son enfermedades importantes —no son tonterías— y necesitan el trato de entendidos y de especialistas. Por otra parte, el apoyo familiar de amigos, novios, familiares, es fundamental.
¿Por qué? Porque la persona que padece esta enfermedad como ya dijimos anteriormente— no pide ayuda. La anoréxica podríamos decir— no tiene conciencia de estar enferma: —«¿Enferma? ¿De qué?», preguntará si se lo insinuamos. —«Pero si yo como de todo, estoy bien de peso, ... ¿Enferma? ¡Todo lo contrario!: estoy eufórica y soy una excelente alumna...».
La bulímica, en cambio, ya perdió el control, empezó con sus atracones y a sentirse culpable porque comió demasiado. Entonces viene el desespero y, tal vez, pedirá ayuda. Pero como todo adicto, metafóricamente hablando, está dividida en dos partes: la parte sana y la parte enferma.
¿Qué queremos insinuar con esta división? Pues que un día se levanta y su parte sana le dice «Me quiero curar, necesito ayuda» y, al día siguiente, la parte enferma puede que le indique «Ayuda para qué, si yo puedo, si yo me controlo». De ahí la importancia del apoyo de familiares y amigos para sostenerla en los momentos en que en su estado interior domine la parte enferma.
En definitiva, si esperamos que la persona que padece Anorexia o Bulimia se decida a hacer un tratamiento por su cuenta, puede pasar mucho tiempo y, tal vez, sea ya demasiado tarde. Es necesario detectar lo que hemos mencionado para cambiar los “proyectos” de enfermedad y muerte por “proyectos” de felicidad y vida.
Tratamiento
Este es el tratamiento realizado por la Fundación Manantiales, con sedes en Argentina, Brasil y Uruguay:
Objetivos del tratamiento
El éxito de la terapia para los trastornos de la ingesta depende de muchos factores, entre ellos: la propia personalidad del paciente y el deseo de cambio; la duración de su trastorno; la edad a que comenzó la enfermedad; su historial familiar; su nivel de habilidades sociales y vocacionales, y la complicación con otros trastornos como la depresión. Y sobre todo depende del tipo de tratamiento.
Es indispensable un tratamiento interdisciplinario con un equipo especializado en trastornos de la alimentación.
Es importante recordar que no hay una cura milagrosa para los trastornos de la ingesta. Estas enfermedades implican problemas contra los que las pacientes han luchado y seguirán luchando durante la mayor parte de sus vidas. Pero un buen programa de tratamiento ayudará a reforzar la autoestima y enseñará a las participantes como enfrentare a sus problemas sin incurrir a conductas autodestructivas. Para los pacientes que lo necesitan, el programa también ayudará a restaurar la salud y la fuerza física. En general los tres objetivos principales de la terapia son:
1) Mitigar los síntomas físicos peligrosos o que representan una amenaza para la vida.
2) Enseñar a la paciente a comer normalmente, los pensamientos destructivos en relación con el comer, el peso y la comida.
3) Investigar, con la esperanza de cambiarlos, los pensamientos destructivos en relación con el comer, el peso y la comida.
Diagnostico y Evaluación
Antes de que alguien inicie un tratamiento, como paciente interna o externa, debe ser evaluado su estado físico y mental general, la gravedad de su trastorno, la eventual existencia de trastornos concurrentes y de su voluntad para cambiarlos.
Cuestionario
Se entrega un cuestionario especializado para evaluar al paciente. Ayuda a evaluar las actitudes de alguien hacia el peso y la figura, y clarifica las características psicológicas como los rasgos de personalidad, grado de desempeño social y problemas similares.
La entrevista
La entrevista de evaluación ayuda a obtener una idea mas clara del estilo de vida de la paciente, su peso actual, historial de dieta y fluctuaciones de peso, hábitos de la ingesta y actitudes hacia el peso y la familia, el marido, la pareja o los amigos, y los intereses y ocupaciones exteriores son de interés porque arrojan luz sobre sus habilidades de desempeño, el grado de independencia y la medida de su aislamiento.
Tratamiento
Es fundamental la recuperación del peso y los hábitos alimentarios adecuados. Se hace hincapié en los aspectos nutricionales y en los factores psicológicos.
También es importante que se rompan los círculos viciosos de conductas familiares que mantienen el trastorno alimentario. Por ejemplo, hay que tratar en algunos casos que los padres sean menos exigentes y sobreprotectores con sus hijos, de esta manera la persona se sentirá más libre y podrá forjar su propia identidad, aunque difiera de las expectativas de sus padres (recordemos que generalmente nunca se aleja demasiado de lo que ellos esperan).
Se focaliza en la estabilización del peso, el restablecimiento psicológico y la prevención de recaídas. El tratamiento es fundamentalmente ambulatorio y su duración varía de acuerdo al caso. El tratamiento ambulatorio es más eficaz para pacientes jóvenes y con una evolución corta del trastorno.
Utilizamos técnicas adecuadas y eficaces para este tipo de trastornos. Los aspectos conductuales comprenden las técnicas para favorecer la desaparición de conductas anómalas, como por ejemplo los malos hábitos alimentarios, el aislamiento social, los conflictos interpersonales, etc. Los aspectos cognitivos hacen referencia el tratamiento de las creencias irracionales hacia la comida y el aumento de peso, preocupaciones excesivas,
autocríticas.
Tratamiento de la imagen corporal
Se utilizan diferentes técnicas:
Relajación: En pacientes con anorexia o bulimia nerviosa que han padecido experiencias negativas y/o de abuso sexuales es frecuente que presenten dificultades para relajarse, y sobretodo para percibir adecuadamente sensaciones de relajación y de tensión de su cuerpo.
Técnica del Espejo: Consiste en confrontar progresivamente a la paciente con su imagen (vestida y/o en traje de baño).
Procedimiento de marcado de la silueta: El paciente tiene que marcar en una foto deformada de su imagen el tamaño que estime de sus partes corporales. Permite investigar los ideales y las distorsiones cognitivas.
Terapia psicomotora: Incluye técnicas como expresión corporal, respiración, etc., siendo su objetivo principal lograr que el paciente se sienta satisfecho con su figura.
Video confrontación: Su objetivo es disminuir la ansiedad de los pacientes al observar su propia imagen a medida que aumentan de peso.
Tratamiento grupal:
Facilita los procesos de identificación, lo que a su vez favorece la cohesión del grupo, el apoyo mutuo y contribuye a crear una actitud más colaboradora y menos defensiva en los pacientes.
Terapia familiar y Grupos multifamiliares
La familia debe aceptar intervenir en el tratamiento, ya que es frecuente que la mayoría niegue el problema. También es fundamental su educación en las consecuencias físicas y psíquicas de la anorexia nerviosa. La terapia familiar sistémica se basa en el supuesto de que quien padece de las consecuencias de la Anorexia Nerviosa no es sólo el paciente, sino toda la familia. Además la conducta de la misma contribuye al mantenimiento de los síntomas. El objetivo de la misma es modificar la estructura disfuncional de la familia.
El objetivo prioritario en todo tratamiento debe ser la desaparición de los atracones y de las conductas compensatorias. Para ello son de gran eficacia las técnicas psicoeducativas.
La conducta alimentaria restrictiva es un factor de riesgo para la instauración de un trastorno bulímico, aunque no en todos los casos. A las mismas hay que sumarle otros factores desencadenantes como: ansiedad, determinado tipo de alimentos, depresión, aburrimiento, frustración.
En relación con la terapia familiar, en algunos casos se aconseja al paciente a que no cambie, a que continúe con los atracones, pero que registre todo lo que come día a día. También se le explica la función que cumple su síntoma dentro de la familia, lo que permitirá entender las conductas bulímicas como dirigidas a una finalidad y no como algo descontrolado, y es esto lo que facilita que el paciente sienta que puede modificar la conducta, en otros casos el terapeuta, al igual que en el tratamiento para la anorexia, intenta modificar la estructura familiar.
Existe una serie de comportamientos, actitudes, y síntomas que alertan la presencia de un trastorno alimentario. Cada trastorno de la alimentación, posee diferentes señales de alarma.
Los grupos multifamiliares permiten que las familias adquieran herramientas para sobrellevar el tratamiento, detectar conductas propias del trastorno y compartir experiencias.
Modalidad de tratamiento
De acuerdo al diagnóstico y evaluación del paciente por el equipo terapéutico se indica el dispositivo adecuado: Internación, Hospital de Día o tratamiento ambulatorio.
Los grupos terapéuticos y talleres
Se realiza en grupos de 8-10 personas. Los temas que se tratan en las sesiones son:
Ideales de belleza en influencia sociocultural. Existen ideas sobrevaloradas erróneas como: "delgadez= felicidad, salud" o como: "la delgadez rejuvenece".
Consecuencias negativas del uso de conductas de purga. Producen problemas gastrointestinales, lesiones en el esófago, erosión del esmalte dental, deshidratación, etc.
Importancia de la normalización de la ingesta como primer mecanismo para detener el círculo vicioso de atracones-vómitos.
Plan de alimentación:
De acuerdo al paciente se entrega un plan de alimentación. Como primer paso hay que interrumpir el circulo vicioso normalizando la ingesta, para ello resulta eficaz seguir estos pasos:
1. Desayunar no más tarde de una hora después de levantarse.
2. No deben pasar más de 3 a 4 horas entre el desayuno y la comida.
3. Merendar algo ligero.
4. Cenar no muy tarde (entre las 20:00 y las 21:00 hs.).
5. Las comidas deben considerarse como medicinas y tener prioridad.
6. Comer en función de un esquema predeterminado (1º plato, 2º plato y postre), y no en función de que se tenga mayor o menor sentimiento de hambre.
7. Es muy importante no saltarse ninguna comida.
La anorexia nerviosa es una enfermedad mental, que consiste en una pérdida voluntaria de peso por un deseo patológico de adelgazar y un intenso temor a la obesidad.
La pérdida de peso es conseguida por la persona enferma mediante uno o más de los siguientes procedimientos:
a) Reducción de la alimentación, especialmente de los alimentos que contienen más calorías.
b) Ejercicio físico excesivo.
c) Utilización de medicamentos reductores del apetito, laxantes o diuréticos.
d) Vómitos provocados.
De esta manera, se produce una desnutrición progresiva y trastornos físicos y mentales que pueden ser muy graves e incluso conducir a la muerte.
La padecen chicas jóvenes de edades comprendidas entre 14 y 18 años; este colectivo agrupa el 90% de los casos. En el 10% restante, se encuentran chicos adolescentes, niños, niñas y mujeres maduras.
Sintomas de la anorexia
1) Negativa a mantener el peso corporal por encima de un peso normal mínimo parar edad y altura, por ejemplo, perdida de pese dirigida mantener el peso en 15 por ciento por debajo del esperado.
2) Intenso temor a aumentar de peso o engordar, aun cuando tenga peso insuficiente.
3) Percepción distorsionada del peso, tamaño o figura de su cuerpo.
4) En las mujeres, la ausencia de por lo menos tres ciclos menstruales consecutivos.
En general, usted puede estar absolutamente seguro de que una persona tiene anorexia si observa las siguientes tres semanales de alarma constantes y esenciales:
1) Peso corporal anormalmente bajo.
2) Mantenimiento deliberado de ese peso corporal mediante dieta, ejercicio, abuso de laxantes o diuréticos, o una combinación de los tres.
3) Síntomas de inanición.
El rasgo común de este desorden alimenticio, es el intentar a como de lugar, mantener el control sobre la cantidad de comida que se ingiere. Periodos de ayuno, conteo obsesivo del contenido calórico de los alimentos, el ejercicio compulsivo, y/o la purgación después de una comida regular, son los síntomas otros de estos síntomas. En muchos casos estas personas aparentan tener hábitos alimenticios normales con algunos periodos de restricción. Los anoréxicos son conocidos por comer "galguerías", particularmente dulces, toman grandes cantidades de café y/o fuman.
Síntomas de la bulimia
1) Episodios recurrentes de atracones de comida.
2) Una sensación de perdida del autodominio durante los atracones de comida.
3) El uso regular de vomito autoinducido, laxantes o diuréticos, dieta estricta o ayuno, o ejercicio muy energético para evitar el aumento de peso.
4) Un mínimo de dos episodios de atracón de comida a la semana durante al menos tres meses.
5) Preocupación exagerada por la figura y el peso corporal. Las bulímicas están continuamente obsesionadas por su aspecto y trabajan duro para ser lo más atractivas posibles.
6) Antecedentes de dietas frecuentes. Muchos estudios han revelado que casi todas las
personas que desarrollan bulimia han realizado frecuentes intentos de controlar su peso.
7) Síntomas de depresión. Incluyen pensamientos melancólicos o pesimistas, ideas recurrentes de suicidio, escasa capacidad de concentración o irritabilidad creciente.
8) Excesivo temor a engordar. En un estudio reciente, el 92 por ciento de las pacientas bulímicas encuestadas dijeron que sentían pánico o mucho temor a engordar.
9) Comer en secreto o lo más inadvertidas posible.
10) Mantenimiento de al menos un estándar normal mínimo de peso. A diferencia de las anoréxicas, las bulímicas no tienen una figura demacrada que las traicione. Por supuesto, muchas mujeres con anorexia también desarrollaran bulimia.
En síntesis, los desordenes alimentarios, el miedo a la obesidad y las conductas extravagantes en relación con la comida son algunos de los principales síntomas.
Los bulímicos son capaces de ingerir grandes cantidades de comida en poco tiempo y, luego, se generan conductas purgativas como autoprovocarse vómitos o consumir laxantes y diuréticos en forma indiscriminada. La rutina la rematan con desayunos compensatorios que, finalmente, los llevan a repetir el ciclo.
Los anoréxicos tiene una marcada tendencia a la inanición, acompañada por un temor e irracional hacia los alimentos. Se niegan a comer, tienen terror a aumentar de peso, se vuelven incapaces de reconocer los riesgos que eso provoca y oscilan permanentemente entre la hiperactividad y la depresión.
La adicción a las drogas es una característica bastante frecuente entre estas pacientes así como su tendencia a la depresión y a la ansiedad. Además, suelen fracasar en sus relaciones sentimentales.
Causas
La enfermedad no tiene una causa única, sino que existen elementos biológicos, psicológicos y sociales que predisponen a padecerla o la desencadenan directamente.
Los factores predisponentes que configurarían un grupo de riesgo serían uno o varios de los siguientes:
- Ser mujer joven.
- Tener antecedentes familiares de anorexia, bulimia, trastornos depresivos, obsesivos o alcoholismo.
- Sufrir previamente un problema de obesidad (o simplemente algo de sobrepeso).
- Poseer determinados rasgos de carácter: ser perfeccionista, excesivamente responsable para la edad o situación, sufrir de inseguridad, timidez o introversión, o tener una baja autoestima.
- Los factores desencadenantes de la enfermedad suelen ser uno o varios de los siguientes:
- Haber ganado peso recientemente y estar a régimen.
- Padecer alguna enfermedad que dificulte o impida comer durante unos días (amigdalitis, gastroenteritis, etc.).
- Haber incrementado el ejercicio físico.
- Recibir críticas sobre el tipo o el peso, en cualquier ambiente.
- Tener que enfrentarse a situaciones nuevas o difíciles, perder a seres queridos, encontrarse en situaciones de aislamiento o soledad.
- Los factores sociales que predisponen a la enfermedad, e incluso la desencadenan, son muchos y muy complejos. La presión social y mediática que existe en torno a la línea y el adelgazamiento tiene un papel decisivo en la aparición y desarrollo de la enfermedad; la moda y la publicidad incitan más frecuentemente a adelgazar que a mantener una buena salud.
- Los factores predisponentes y sociales interactúan entre si determinando una serie de cambios en la personalidad y conducta que, en la pubertad y bajo el influjo de los factores precipitantes, conducen al deseo de adelgazar mediante la realización de dietas y/o ejercicio físico exagerado, lo que en efecto produce una pérdida de peso progresiva. La desnutrición resultante provoca trastornos mentales que refuerzan el deseo de seguir adelgazando, instaurándose de esta manera un terrible círculo vicioso psíquico del que es muy difícil escapar.
Secuelas
La siguiente es una lista de alteraciones orgánicas que pueden quedar en forma permanente como consecuencia de un trastorno alimentario severo.
Las secuelas son tanto más frecuentes cuanto mayor ha sido el tiempo de evolución de la enfermedad.
Lamentablemente se ha comprobado que la tasa de mortalidad se incrementa ostensiblemente luego de transcurridos cinco años de enfermedad, siendo infrecuente en las etapas iniciales; de ahí la importancia de la detección precoz de estos trastornos para no demorar el tratamiento.
Secuelas cardiovasculares:
- Arritmias: extrasístoles supraventriculares y ventriculares - bloqueos de ramas H. de Hiss - bradicardia
- Disminución del tamaño cardíaco : corazón “en gota”
- Prolapso de válvula mitral: según el grado de severidad, es una de las causas principales de muerte súbita, junto con las arritmias producidas por otros mecanismos
- Hipotensión
- Extremidades frías
- Cierto grado de insuficiencia cardíaca
Secuelas endocrinológicas:
- Ovarios poliquísticos: esterilidad - acné severo - incremento del vello - alopecía - androgenización
- Osteoporosis (disminución de la densidad ósea): tendencia a las fracturas patológicas
- Déficit de hormonas tiroideas, con la consecuente disminución del metabolismo basal
- Trastornos en la regulación de la producción de insulina: curvas anormales de tolerancia a la glucosa
Secuelas dermatológicas:
- Alopecía (caída del cabello): miniaturización de los folículos pilosos, cabello fino, ralo y quebradizo
- Acné tardío
- Piel pálido-amarillenta y seca, con tendencia a la ruptura de vasos capilares (“arañitas”)
Secuelas digestivas:
- Síndrome de malabsorción por “intestino liso”: hay una gran disminución en la superficie absortiva intestinal lo que conlleva fundamentalmente a déficits minerales (hierro, calcio, magnesio y zinc) y polivitamínicos
- Alteraciones en el ritmo evacuatorio: diarrea - constipación
- Reflujo gastroesofágico: debido a alteración permanente del esfínter esofágico inferior provocada por los reiterados vómitos autoinducidos
- Úlcera gastroduodenal - gastritis crónica
Secuelas hematológicas:
- Déficit de leucocitos (glóbulos blancos), lo que determina mayor propensión a las infecciones. Muchos pacientes presentan alteraciones inmunológicas similares a las del SIDA
- Anemia difícil de revertir, con tendencia a la cronificación
- Trastornos en la coagulación sanguínea: déficit de plaquetas
Secuelas nerviosas:
- Anomalías electroencefalográficas
- Atrofia de determinadas áreas cerebrales a expensas de dilatación ventricular: afortunadamente suele ser reversible con la recuperación nutricional
- Psicosis
Secuelas psiquiátricas:
En muchas ocasiones le es difícil al médico psiquiatra efectuar un diagnóstico preciso, puesto que suele haber superposición de signos y síntomas característicos de diversas enfermedades psiquiátricas.
La sintomatología varía en función de la estructura de personalidad y la predisposición genética de cada paciente.
Los trastornos psiquiátricos que con mayor frecuencia se hallan son:
- Trastornos de ansiedad diversos: ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobia social, etc.
- Trastornos afectivos: depresión mayor, trastorno bipolar (alternancia de depresión y manía), trastornos esquizoafectivos, neurosis depresiva
- Trastorno obsesivo-compulsivo (T.O.C.)
- Trastornos psicosomáticos: hipocondría (preocupación y temor a padecer una enfermedad grave) y trastorno de somatización (el paciente "utiliza" múltiples molestias corporales como medio de liberar las tensiones internas)
- Psicosis diversas (esquizofrenia en sus diversas formas, pero sólo en la persona con predisposición heredofamiliar)
- Insomnio y otros trastornos del sueño
- Alteraciones del ritmo circadiano
Prevención
Observo cierto miedo en la sociedad española actual a aceptar los problemas de cualquier índole entre generaciones y, sobre todo, entre padres e hijos. Hay profesionales de la pedagogía que piensan que muchos padres tienen miedo a educar, a enfrentarse con sus hijos, con lo cual quien manda en la familia son los propios hijos.
En el ámbito de las escuelas también nos llegan datos de que los profesores, acosados por padres y alumnos, se defienden como pueden, tienen miedo a lo que pueda pasar. Antes los padres daban siempre la razón a los profesores, y ahora siempre a los alumnos.
¡Fijaos qué curioso!, miedo. La Anorexia y la Bulimia también se basan en los miedos. Por tanto, ¿podemos decir que los problemas de la sociedad actual son creados por los miedos? No todos, pero en muchos casos creo que podemos responder que sí. Y, por otro lado, podemos añadir que los miedos son en muchísimas ocasiones hijos de la ignorancia, de la falta de preparación adecuada.
Muchos padres tienen miedo a lo desconocido y, como no saben el modo de conocer a sus hijos y de tratarlos, prefieren esconder los problemas, no hablar de ellos, ignorando su existencia. Y lo que no existe no molesta... ¡Bueno!, eso es lo que pensamos, porque en realidad sí molesta: los problemas no resueltos se pudren, y lo podrido huele muy mal y, al final, son muy difíciles de ocultar y de solucionar.
Como queremos ser muy positivos, empiezo diciendo a los padres y a los hijos que pierdan el miedo a hablar: «Empezar a comentar un problema es el primer paso hacia su solución, y, cuanto antes lo hagamos, mejor».
Además —y no nos cansaremos de repetirlo— el que presenta un problema de Anorexia o Bulimia necesita tratamiento: eso es imprescindible.
¡Padres y enfermos!, convenceos de que solos no saldréis del trance (ni en poco ni en mucho tiempo). Son enfermedades importantes —no son tonterías— y necesitan el trato de entendidos y de especialistas. Por otra parte, el apoyo familiar de amigos, novios, familiares, es fundamental.
¿Por qué? Porque la persona que padece esta enfermedad como ya dijimos anteriormente— no pide ayuda. La anoréxica podríamos decir— no tiene conciencia de estar enferma: —«¿Enferma? ¿De qué?», preguntará si se lo insinuamos. —«Pero si yo como de todo, estoy bien de peso, ... ¿Enferma? ¡Todo lo contrario!: estoy eufórica y soy una excelente alumna...».
La bulímica, en cambio, ya perdió el control, empezó con sus atracones y a sentirse culpable porque comió demasiado. Entonces viene el desespero y, tal vez, pedirá ayuda. Pero como todo adicto, metafóricamente hablando, está dividida en dos partes: la parte sana y la parte enferma.
¿Qué queremos insinuar con esta división? Pues que un día se levanta y su parte sana le dice «Me quiero curar, necesito ayuda» y, al día siguiente, la parte enferma puede que le indique «Ayuda para qué, si yo puedo, si yo me controlo». De ahí la importancia del apoyo de familiares y amigos para sostenerla en los momentos en que en su estado interior domine la parte enferma.
En definitiva, si esperamos que la persona que padece Anorexia o Bulimia se decida a hacer un tratamiento por su cuenta, puede pasar mucho tiempo y, tal vez, sea ya demasiado tarde. Es necesario detectar lo que hemos mencionado para cambiar los “proyectos” de enfermedad y muerte por “proyectos” de felicidad y vida.
Tratamiento
Este es el tratamiento realizado por la Fundación Manantiales, con sedes en Argentina, Brasil y Uruguay:
Objetivos del tratamiento
El éxito de la terapia para los trastornos de la ingesta depende de muchos factores, entre ellos: la propia personalidad del paciente y el deseo de cambio; la duración de su trastorno; la edad a que comenzó la enfermedad; su historial familiar; su nivel de habilidades sociales y vocacionales, y la complicación con otros trastornos como la depresión. Y sobre todo depende del tipo de tratamiento.
Es indispensable un tratamiento interdisciplinario con un equipo especializado en trastornos de la alimentación.
Es importante recordar que no hay una cura milagrosa para los trastornos de la ingesta. Estas enfermedades implican problemas contra los que las pacientes han luchado y seguirán luchando durante la mayor parte de sus vidas. Pero un buen programa de tratamiento ayudará a reforzar la autoestima y enseñará a las participantes como enfrentare a sus problemas sin incurrir a conductas autodestructivas. Para los pacientes que lo necesitan, el programa también ayudará a restaurar la salud y la fuerza física. En general los tres objetivos principales de la terapia son:
1) Mitigar los síntomas físicos peligrosos o que representan una amenaza para la vida.
2) Enseñar a la paciente a comer normalmente, los pensamientos destructivos en relación con el comer, el peso y la comida.
3) Investigar, con la esperanza de cambiarlos, los pensamientos destructivos en relación con el comer, el peso y la comida.
Diagnostico y Evaluación
Antes de que alguien inicie un tratamiento, como paciente interna o externa, debe ser evaluado su estado físico y mental general, la gravedad de su trastorno, la eventual existencia de trastornos concurrentes y de su voluntad para cambiarlos.
Cuestionario
Se entrega un cuestionario especializado para evaluar al paciente. Ayuda a evaluar las actitudes de alguien hacia el peso y la figura, y clarifica las características psicológicas como los rasgos de personalidad, grado de desempeño social y problemas similares.
La entrevista
La entrevista de evaluación ayuda a obtener una idea mas clara del estilo de vida de la paciente, su peso actual, historial de dieta y fluctuaciones de peso, hábitos de la ingesta y actitudes hacia el peso y la familia, el marido, la pareja o los amigos, y los intereses y ocupaciones exteriores son de interés porque arrojan luz sobre sus habilidades de desempeño, el grado de independencia y la medida de su aislamiento.
Tratamiento
Es fundamental la recuperación del peso y los hábitos alimentarios adecuados. Se hace hincapié en los aspectos nutricionales y en los factores psicológicos.
También es importante que se rompan los círculos viciosos de conductas familiares que mantienen el trastorno alimentario. Por ejemplo, hay que tratar en algunos casos que los padres sean menos exigentes y sobreprotectores con sus hijos, de esta manera la persona se sentirá más libre y podrá forjar su propia identidad, aunque difiera de las expectativas de sus padres (recordemos que generalmente nunca se aleja demasiado de lo que ellos esperan).
Se focaliza en la estabilización del peso, el restablecimiento psicológico y la prevención de recaídas. El tratamiento es fundamentalmente ambulatorio y su duración varía de acuerdo al caso. El tratamiento ambulatorio es más eficaz para pacientes jóvenes y con una evolución corta del trastorno.
Utilizamos técnicas adecuadas y eficaces para este tipo de trastornos. Los aspectos conductuales comprenden las técnicas para favorecer la desaparición de conductas anómalas, como por ejemplo los malos hábitos alimentarios, el aislamiento social, los conflictos interpersonales, etc. Los aspectos cognitivos hacen referencia el tratamiento de las creencias irracionales hacia la comida y el aumento de peso, preocupaciones excesivas,
autocríticas.
Tratamiento de la imagen corporal
Se utilizan diferentes técnicas:
Relajación: En pacientes con anorexia o bulimia nerviosa que han padecido experiencias negativas y/o de abuso sexuales es frecuente que presenten dificultades para relajarse, y sobretodo para percibir adecuadamente sensaciones de relajación y de tensión de su cuerpo.
Técnica del Espejo: Consiste en confrontar progresivamente a la paciente con su imagen (vestida y/o en traje de baño).
Procedimiento de marcado de la silueta: El paciente tiene que marcar en una foto deformada de su imagen el tamaño que estime de sus partes corporales. Permite investigar los ideales y las distorsiones cognitivas.
Terapia psicomotora: Incluye técnicas como expresión corporal, respiración, etc., siendo su objetivo principal lograr que el paciente se sienta satisfecho con su figura.
Video confrontación: Su objetivo es disminuir la ansiedad de los pacientes al observar su propia imagen a medida que aumentan de peso.
Tratamiento grupal:
Facilita los procesos de identificación, lo que a su vez favorece la cohesión del grupo, el apoyo mutuo y contribuye a crear una actitud más colaboradora y menos defensiva en los pacientes.
Terapia familiar y Grupos multifamiliares
La familia debe aceptar intervenir en el tratamiento, ya que es frecuente que la mayoría niegue el problema. También es fundamental su educación en las consecuencias físicas y psíquicas de la anorexia nerviosa. La terapia familiar sistémica se basa en el supuesto de que quien padece de las consecuencias de la Anorexia Nerviosa no es sólo el paciente, sino toda la familia. Además la conducta de la misma contribuye al mantenimiento de los síntomas. El objetivo de la misma es modificar la estructura disfuncional de la familia.
El objetivo prioritario en todo tratamiento debe ser la desaparición de los atracones y de las conductas compensatorias. Para ello son de gran eficacia las técnicas psicoeducativas.
La conducta alimentaria restrictiva es un factor de riesgo para la instauración de un trastorno bulímico, aunque no en todos los casos. A las mismas hay que sumarle otros factores desencadenantes como: ansiedad, determinado tipo de alimentos, depresión, aburrimiento, frustración.
En relación con la terapia familiar, en algunos casos se aconseja al paciente a que no cambie, a que continúe con los atracones, pero que registre todo lo que come día a día. También se le explica la función que cumple su síntoma dentro de la familia, lo que permitirá entender las conductas bulímicas como dirigidas a una finalidad y no como algo descontrolado, y es esto lo que facilita que el paciente sienta que puede modificar la conducta, en otros casos el terapeuta, al igual que en el tratamiento para la anorexia, intenta modificar la estructura familiar.
Existe una serie de comportamientos, actitudes, y síntomas que alertan la presencia de un trastorno alimentario. Cada trastorno de la alimentación, posee diferentes señales de alarma.
Los grupos multifamiliares permiten que las familias adquieran herramientas para sobrellevar el tratamiento, detectar conductas propias del trastorno y compartir experiencias.
Modalidad de tratamiento
De acuerdo al diagnóstico y evaluación del paciente por el equipo terapéutico se indica el dispositivo adecuado: Internación, Hospital de Día o tratamiento ambulatorio.
Los grupos terapéuticos y talleres
Se realiza en grupos de 8-10 personas. Los temas que se tratan en las sesiones son:
Ideales de belleza en influencia sociocultural. Existen ideas sobrevaloradas erróneas como: "delgadez= felicidad, salud" o como: "la delgadez rejuvenece".
Consecuencias negativas del uso de conductas de purga. Producen problemas gastrointestinales, lesiones en el esófago, erosión del esmalte dental, deshidratación, etc.
Importancia de la normalización de la ingesta como primer mecanismo para detener el círculo vicioso de atracones-vómitos.
Plan de alimentación:
De acuerdo al paciente se entrega un plan de alimentación. Como primer paso hay que interrumpir el circulo vicioso normalizando la ingesta, para ello resulta eficaz seguir estos pasos:
1. Desayunar no más tarde de una hora después de levantarse.
2. No deben pasar más de 3 a 4 horas entre el desayuno y la comida.
3. Merendar algo ligero.
4. Cenar no muy tarde (entre las 20:00 y las 21:00 hs.).
5. Las comidas deben considerarse como medicinas y tener prioridad.
6. Comer en función de un esquema predeterminado (1º plato, 2º plato y postre), y no en función de que se tenga mayor o menor sentimiento de hambre.
7. Es muy importante no saltarse ninguna comida.
ADICCIÓN AL SEXO
Introducción
La sexualidad es una dimensión de la persona que impregna la vida cotidiana y que habitualmente está asociada al amor y a la ternura.
Es una fuente de motivación e incluso de inspiración artística, pero también puede dar lugar a todo tipo de objeciones. En el caso de la adicción, el sexo se convierte en una obsesión para la persona de la que le resulta difícil desprenderse y que compromete seriamente su funcionamiento cotidiano.
La importancia concebida a la sexualidad es muy variable de unas personas a otras y no está relacionada directamente con el grado de salud mental. Hay personas sanas en que la motivación sexual es muy baja y otras, en cambio, en que es muy alta. Sin embargo, la adicción al sexo, a diferencia de la sexualidad normal –más o menos alta-, se caracteriza porque el objetivo de la conducta es más la reducción de un malestar que la obtención de un placer. El sexo se convierte en un remedio para reducir la ansiedad y la actividad sexual se transforma en algo morboso y obsesivo (Mellody, 1997).
La adicción al sexo que afecta más a hombres, consiste en un exceso desbordante de deseos y de conductas sexuales que el sujeto se siente incapaz de controlar. El impulso incontrolado se traduce en una conducta sexual breve, frecuentemente poco satisfactoria, que se repite con intervalos variables siempre cortos –entre algunas horas y escasos días-, con mujeres distintas y sin reparar en los perjuicios de toda índole que tal conducta ocasiona a uno mismo y a su familia. A veces se pueden invertir hasta cuatro horas diarias, pero los pensamientos sobre el tema pueden ser casi constantes. De este modo, la conducta amorosa se reduce a una mera urgencia biológica irreprimible, con el único objetivo de la penetración/eyaculación y sin dejar espacio a la comunicación ni a la ternura. Se considera a las personas sólo en función del sexo, que se convierte de esta forma en la única vía para conseguir una gratificación personal y afectiva.
Se trata de un tema recurrente en el cine y en la literatura, con personajes que deambulan por ambientes sórdidos a la búsqueda de todo tipo de experiencias con las que superar la dependencia de su verdadero amor.
Más allá de la cantidad, lo que aparece en primer plano es una conducta sexual irrefrenable que genera autogratificación y especialmente, el alivio de un malestar interno. Se trata de conductas no deseadas –ahí está la diferencia con la promiscuidad o con el apasionamiento- y que producen consecuencias muy negativas para el sujeto: físicas (enfermedades de transmisión sexual), psicológicas (sentimientos de culpa y verguenza, ruptura matrimonial no deseada, daño a los hijos, autoestima devaluada, soledad, etc.) y sociales (pérdida de empleo, devaluación del status socioeconómico, etc.). Esta vorágine de sexo sin control lleva a un abandono de las obligaciones familiares, sociales y laborales. La vida sexual se vive en secreto y con culpa. La depresión, incluso ideas de suicidio, están muy asociadas a este tipo de conductas (Earle, Earle y Osborn, 1995).
Adicción al sexo
- Conductas no deseadas
- Interferencia en la vida diaria
- Enfermedades de transmisión sexual
- Sentimiento de culpa
- Ruptura de pareja no deseada
- Sexo como alivio de un malestar
Las mujeres afectadas sufren una doble sensación de vergüenza, en función de su rol de protección de la familia, y experimentan un descenso brutal de la autoestima (Norwood, 1986).
La adicción al sexo puede revestir diversas formas: masturbación compulsiva, búsqueda ansiosa de relaciones sucesivas con múltiples amantes, frecuentación habitual de prostíbulos, consumo abusivo de teléfonos o programas eróticos, llamadas telefónicas obscenas o recurso irrefrenable de las páginas de internet dedicadas al sexo, en donde intentan satisfacer fantasías sexuales de toda índole. El contenido de la adicción puede referirse a una sexualidad normal (es decir, a relaciones consentidas con adultos) o a una sexualidad parafílica (por ejemplo, el exhibicionismo, voyeurismo, etc.).
La tecnología disponible actualmente ha posibilitado la aparición de nuevas variantes. En concreto, las líneas telefónicas party-line y las eróticas constituyen para algunas personas una vía de adicción al sexo, mantenida inicialmente por reforzadores positivos –una forma de entretenimiento y de excitación- y controlada finalmente por reforzadores negativos –el alivio del malestar-. En algunos casos los sujetos pueden llegar a percibir la conducta como incontrolable y a ver limitada seriamente su vida a nivel personal, familiar, económico y social.
Estas líneas presentan unas características determinadas que facilitan la dependencia.
En primer lugar, la disponibilidad ambiental de éstas es total: en todos los hogares hay un teléfono y los números de estas líneas están ampliamente difundidos. La tentación de llamar –y de poder en un entorno discreto- es pues, muy fuerte.
En segundo lugar, la gratificación obtenida es inmediata; sin embargo el estímulo punitivo –el gasto de la llamada- se demora hasta la recepción de la factura del teléfono.
En tercer lugar, el funcionamiento intrínseco de las líneas party-line potencia la percepción de control: el que llama no tiene más que apretar un botón para cambiar de interlocutor, pudiendo variar cuantas veces lo desee y sin tener que dar la cara ante la otra persona. Y por último, la búqueda de la persona deseada (generalmente del sexo opuesto) suscita una gran tensión emocional en el caso de las líneas party-line, y una excitación sexual, en el caso de las líneas eróticas, que puede aliviarse con conductas masturbatorias.
El consumo abusivo de alcohol o de drogas suele estar asociado a la adicción al sexo. De hecho, la función deshinibidora del alcohol facilita la implicación en conductas sexuales que generan un grado de malestar en las personas en los momentos de lucidez.
La transición de una sexualidad alta, pero normal, a una sexualidad adictiva viene marcada fundamentalmente por dos variables:
a) la interferencia grave en la vida cotidiana (sufrimiento y autodestrucción, soledad, pérdida de la familia, incapacidad de mantener una relación afectiva duradera, etc.)
b) aparición del síndrome de abstinencia cuando no se puede llevar a cabo la conducta sexual (nerviosismo, irritabilidad, dolores de cabeza, temblores, insomnio, etc.).
Los signos alentadores de la adicción al sexo son múltiples:
a) fantasías sexuales alejadas de la relación de pareja.
b) conductas sexuales anónimas, múltiples y breves.
c) sexualidad comprada (prostitución, teléfono erótico, etc.)
d) conductas de voyeurismo
e) acoso sexual a personas dependientes del sujeto; etc.
Aunque aún no se conoce con detalle el origen de esta adicción, algunas dimensiones de la personalidad (impulsividad, autoestima deficiente, etc.), ciertos antecedentes en la infancia (abusos o traumas sexuales) o en la adolescencia (rechazos en el ámbito afectivo erótico) o diversos elementos situacionales actuales (soledad o vacío existencial, relación de pareja insatisfactoria, etc.) parecen desempeñar un papel importante.
Retrato-Robot del “Obsexo” (enganchado al sexo)
a) La sexoadicción es un trastorno de tipo obsesivo.
b) La sexoadicción, que afecta sobre todo a hombres, aumenta con la falta de satisfacción sexual. Va unida a la ansiedad y la depresión.
c) El sexoadicto confunde el amor con el éxtasis sexual. El sexo es la única vía para conseguir una gratificación personal y afectiva.
d) El sexo se percibe como una cadena de penetración/eyaculación, sin la existencia de caricias y ternura.
e) Se considera a las personas sólo en función de su sexo (como instrumentos).
f) La vida sexual se vive en secreto y con culpa. Se concibe el sexo como una forma de solucionar todos los problemas, aunque se contradiga su propio deseo.
Actualmente, la carretera de la información (Internet) donde se encuentra gran parte de la industria del sexo, cuenta con mas de 300 millones de páginas pornográficas y 60 millones de usuarios que acuden a éstas, y se estima que dos millones de éstos son adictos a los sitios pornográficos, según un estudio del Consejo Nacional de Adicciones Sexuales y Compulsivas.
La lectura de revistas eróticas, búsqueda de sexo en Internet, visualización de películas pornográficas y pensamientos habituales acerca de "hacer el amor" pueden ser indicativos de la presencia de una adicción sexual.
Durante el transcurso de este ensayo hablaré sobre que es la adicción sexual, es decir, en que consiste, cuales son sus causas, quienes pueden ser víctimas, las etapas, los ciclos y como lograr la recuperación de los adictos.
Lo que es...
La adicción como tal se refiere a una conducta compulsiva, es decir, que lleva a realizar una acción determinada mas allá de la voluntad propia impidiendo detener su práctica por periodos prolongados.
Entonces, podemos definir la adicción sexual como la conducta compulsiva que lleva al individuo a realizar actos sexuales involuntarios que como resultado dejan una sensación de insatisfacción y pérdida de la libertad.
Las Víctimas
Probablemente nos estemos preguntando quienes podemos ser víctimas de esta adicción; pues bien, las víctimas han sido personajes ricos, famosos, ministros, políticos, hombres y mujeres. Multitud de escándalos y tragedias nos han advertido que también nosotros, creyentes, no somos inmunes a este tipo de adicción.
Aunque comúnmente la adicción sexual ataca más a los hombres, se debe tener en cuenta que las mujeres no quedan descartadas como víctimas potenciales, de hecho las hay. Actualmente el número de mujeres que reciben tratamiento va en aumento gracias a la cantidad de información que hay sobre el tema y que permite romper la barrera de la vergüenza. Si para un hombre es difícil aceptar ésta adicción que tiende a ser ocultada por vergüenza, imaginemos lo difícil que es para una mujer aceptarla.
Como saber si se es adicto?
Es fácil confundir la conducta y el deseo sexual normal con la compulsión y la gratificación adictivas. Una persona puede tener un apetito sexual mayor de lo normal y no ser un adicto.
A continuación se encuentran una serie de preguntas que le pueden ayudar a determinar si existe adicción sexual
1.- Tu comportamiento sexual, ¿contradice o interfiere con tus creencias o desarrollo espirituales?
2.- Tu forma de vivir la sexualidad, ¿te ha dejado alguna vez con el sentimiento de una falta total de esperanza, enajenación, o con ganas de suicidarte?
3.- ¿Se le ha ocurrido alguna vez que necesita ayuda para modificar su comportamiento o pensamientos sexuales?
4.- ¿Cree que está siendo controlado por muy diferentes estímulos sexuales?
5.- ¿Es frecuente que sienta deseos de evitar o parar algún tipo de comportamiento sexual?
6.- ¿Usa el sexo como una vía de escape de la realidad o como una fórmula para eliminar la ansiedad?
7.- ¿Tiene sentimientos de culpa, remordimientos o depresiones después de haber tenido una relación sexual con su pareja?
8.- ¿Se ha vuelto compulsiva su búsqueda de sexo?
9.- ¿Se apodera de usted un impulso irresistible cuando la otra parte toma la iniciativa o le propone relaciones sexuales? ¿se ve incapaz de resistirse a una nueva proposición sexual?
10.- ¿Su interés excesivo por el sexo ha provocado interferencias en su vida cotidiana (trabajo, familia, relación social)?
11.- ¿Le cuesta cada vez más concentrarse en otra cosa que no sea sexo? ¿ha bajado su rendimiento en general?
12.- ¿El sexo le está robando tiempo que antes dedicaba a otros aspectos para los que antes siempre estaba disponible?
13.- ¿Pasa frecuentemente navegando por páginas de la red dedicadas a sexo?
14.- ¿Su nivel de ingresos económicos se ha visto mermado con motivo de consumir sexo?
15.- ¿Mantienes una vida doble?
16.- ¿Tus necesidades te han orillado a tener sexo en sitios o en situaciones con gente con la que no debes involucrarte?
17.- ¿Frecuentemente quieres alejarte inmediatamente de tu pareja después de tener sexo?
18.- ¿Se ve obligado a recurrir a imágenes o a recuerdos sexuales no deseados (fantasías) durante el acto sexual?
19.- Su comportamiento sexual ¿necesita cada vez más, de variantes y de mayor frecuencia para poder alcanzar los mismos niveles de excitación?
Si usted contesta positivamente a una o varias de las preguntas arriba reseñadas debería considerar la posibilidad de estar padeciendo un problema de adicción al sexo. En tal caso el consejo es consultar con el especialista para definir con más concreción la gravedad de su problema.
Sin embargo, aquí hay una descripción de las principales características de una adicción sexual que le permitirá identificar con mayor claridad la existencia o inexistencia del problema.
La actividad sexual adictiva se hace en aislamiento. Esto no siempre significa que se tenga que hacer mientras se encuentra físicamente solo. Más bien quiere decir que el adicto se encuentra mental y emocionalmente separado o aislado de la relación y el contacto humano. El más íntimo y personal de los comportamientos humanos se vuelve absolutamente impersonal.
La actividad sexual adictiva es reservada. En realidad, el adicto desarrolla una vida doble practicando la masturbación, frecuentando las tiendas de pornografía y los salones de masajes, pagando a las prostitutas y durante todo este tiempo escondiendo lo que hace ante los demás y, en cierto sentido, aún de sí mismo. Por cuanto ésta vida secreta está llena de vergüenza, el mayor temor del adicto es que lo descubran.
La actividad sexual adictiva está despojada de intimidad. El adicto es totalmente egocéntrico y no puede lograr intimidad genuina porque la obsesión que tiene con sus propias necesidades no deja lugar para dar a los demás. Es probable que de niño nunca tuvo relaciones íntimas aparte de las relaciones sexuales. Tener una verdadera relación íntima es una experiencia que la mayoría de los adictos nunca han podido experimentar.
La actividad sexual adictiva está vacía de cualquier relación. La adicción sexual tiene que ver con el acto sexual por sí solo. Es la actividad sexual separada de la auténtica interacción de las personas. Esto se hace más claro en relación con la fantasía, la pornografía y la masturbación, pero aún cuando el individuo tiene relaciones sexuales con su pareja, en realidad ésta no es una "persona" sino un número, una parte intercambiable dentro de un proceso impersonal, casi mecánico.
La actividad sexual adictiva produce víctimas. La obsesión abrumadora de la gratificación de sus propios deseos ciega al adicto y le impide ver el efecto perjudicial que su comportamiento tiene sobre los demás. Si lograr la gratificación significa que un niño de seis años sea víctima, el adicto procederá sin darse cuenta del daño que ha causado hasta que la vergüenza se le viene encima una vez que el acto gratificante ha sido logrado. Los adictos necesitan ser ayudados para que se detenga el proceso de hacer víctimas a los demás.
La actividad sexual adictiva termina en insatisfacción. Cuando dos personas casadas hacen el amor se sienten satisfechas de haber tenido esa experiencia. La actividad sexual adictiva deja a los participantes con una sensación de culpa, lamentando la experiencia. En vez de ser un acto que les produzca satisfacción, es vacío, y se sienten culpables por haber tenido relaciones sexuales con esa persona, o por cuan bajo tuvieron que llegar para lograrlo. En estos momentos oscuros de profunda insatisfacción es muy probable que el adicto se sienta abandonado por Dios. Con frecuencia piensa en cuánto desea dejar de comportarse de esa manera y anhela ayuda, pero no sabe cómo parar ni a dónde ir.
Consecuencias
Lo que en un momento comienza como un desorden aislado se torna compulsivo, y es en este punto donde le llamamos adicción. Ésta provoca una fuente de infelicidad y de problemas para el afectado que está imposibilitado para controlar su conducta.
Como la víctima no tiene control sobre sí mismo, pronto va reincidiendo en estas conductas sexuales desordenadas que le generan más y más malestar, ansiedad e incomodidad al hacer lo que no quería hacer y estar donde no se quería estar.
Es en ese momento de profundo malestar, ansiedad, incomodidad y confusión cuando el adicto tiende al rechazo de sí mismo por no ser capaz de controlar su conducta sexual. Al ser sexo dependiente, el afectado ha perdido el equilibrio entre el deseo, la necesidad y sus emociones.
Otras consecuencias que la adicción produce son el pavor a la pérdida del cariño de sus seres queridos, temor a ser rechazado por la sociedad y quienes le rodean, lo que provoca que lleve una doble vida en la cual ante los demás conserva una imagen limpia aunque ante sí mismo se sienta la persona más sucia del mundo.
Sin embargo, no siempre es posible ocultar todas las consecuencias. Pronto, producto de su doble vida sus entornos laboral, familiar, espiritual y social se verán afectados. En el entorno laboral su rendimiento decaerá a causa de una profunda depresión, tendrá problemas para concentrarse, e incluso puede cambiar su temperamento, que le llevará a tener nuevos problemas con los empleados, clientes y personas que tienen contacto con él en el trabajo.
En la familia igual que en el trabajo nuevos problemas surgirán, sobre todo con el cónyuge quien será el primero en sentir que algo anda mal. Probablemente la economía podría decaer por la improductividad en el trabajo y el gasto que genera el consumo del sexo. La atención a los hijos puede ser mermada por el tiempo que consume la adicción. La educación de los pequeños también está en riesgo, ya que el adicto siente que carece de autoridad moral para corregir, aconsejar y reprimir a los hijos.
El plano espiritual se podría decir que es el primero en dañarse y el más afectado de todos. La víctima se siente realmente sucia ante la presencia divina e indigna de perdón. No se atreve siquiera a levantar su rostro para orar y pedir auxilio. Pierde la confianza en la misericordia de Dios pues está ensimismado en sus pecados. Existe más daño aún cuando esta persona es un creyente comprometido y trabaja a favor de la fe pues el grado de conciencia es aún mayor y seguramente habrá intentado escapar de la adicción en innumerables ocasiones sin obtener resultados.
Debido a esta dura lucha contra sí mismo y la constante derrota, no solamente se habrá perdido la confianza en la misericordia de Dios sino también en la confianza en sí mismo. Llegará a creer que no tiene sentido seguir luchando pues ha perdido la esperanza.
La pérdida de la esperanza es un asunto grave, pues como dice el dicho: "la esperanza muere al último". Si la víctima ha perdido toda esperanza lo más probable es que ya haya pensado o esté pensando en el suicidio.
En el entorno social las consecuencias llegan en un segundo tiempo, es decir, después de afectar a los tres entornos principales. Cuando una familia es destruida por la adicción sexual, pronto tendremos un numero más en las estadísticas de desintegración familiar; si tenemos desintegración familiar la sociedad es afectada pues los hijos de estas familias desintegradas quedarán posiblemente con un fuerte trauma que viene de todo lo que vivieron antes de ver la separación de sus padres.
Si un adicto pierde, la sociedad pierde también, pues es precisamente que producto de ésta adicción tenemos violadores, pervertidos sexuales, acoso sexual, abuso infantil, prostitución y un sin fin de consecuencias derivadas a su vez de todo esto. ¿Interesante, no?
Pero ampliemos un poco más la situación que vive la pareja del sexo dependiente, en especial, la mujer:
Muy probablemente la mayoría de las esposas de los adictos puedan o hayan visto señales indicadoras de la presencia de la adicción. Generalmente este tipo de señales consisten en encontrar por ahí escondidos o sin esconder algunas revistas pornográficas, prendas femeninas, recibos de teléfonos a líneas sexuales, recibos de pago en sitios de "masaje", aparatos para producir placer sexual, etc.. También puede ser que el esposo tenga ausencias sin explicación, llegadas a casa muy tarde, contradicciones sobre lo que hizo, entre otras cosas.
Generalmente el adicto tratará de cubrir todas las evidencias y si es sorprendido querrá justificarlas de alguna forma, principalmente diciendo que es algo normal, que no hay de que preocuparse porque solo es un juego o entretenimiento, es decir, tratará de minimizar el asunto. Y por supuesto que también se tornará generoso, dando regalos a la esposa, sacándola a pasear para tratarla de convencer de que todo está en perfecto orden cuando en realidad no lo está porque está cubriendo las faltas más graves.
En situaciones más avanzadas de adicción el esposo tratará de realizar las fantasías sexuales con su esposa, presionándola para que se comporte como las chicas de las revistas aún cuando éste comportamiento vaya contra los principios morales de su esposa o resulte incómodo.
Si la esposa se niega a realizar tales aberraciones, puede suceder que el cónyuge se aproveche de la situación para justificar su búsqueda de satisfacción en otros lugares tales como centros de prostitución o en relaciones extramaritales.
Por si todo esto fuera poco, las esposas de los adictos son unos de los grupos más solitarios y carentes de entre los grupos de esposas cuyos maridos tienen alguna otra adicción. En la mayoría de las ciudades existen docenas de grupos de ayuda para alcohólicos, drogadictos, fumadores y hasta comedores compulsivos, pero no así para sexo dependientes. Esto resulta sumamente grave, porque después del adicto, la persona que más vergüenza, confusión y desesperación tiene es precisamente la esposa.
Algunos consejos para las esposas de los adictos:
En primer lugar se debe comprender la gran diferencia natural entre hombre y mujer: en términos de respuesta sexual, hombres y mujeres somos muy diferentes. Para la mujer, el sexo y el amor no se pueden ver separados y se dan en un clima de estabilidad, intimidad, ternura y compromiso, mientras que para los hombres son dos cosas que pueden estar separadas en un momento determinado. Esto no quiere decir que el hombre no conciba el amor dentro del acto sexual o en la relación de pareja, de hecho si lo hace pero también puede concebir el sexo de forma independiente, es decir, sin amor.
Para entenderlo mejor, tenemos que introducirnos en el conocimiento de sexualidad masculina en el sentido fisiológico y psicológico. Por ejemplo, a la mujer, el estímulo de los sentidos (ver pornografía, por ejemplo) no le afecta tanto como a los hombres, pues en éstos últimos pueden tener un efecto inmediato y poderoso difícil de controlar. Esto no es algo bueno ni algo malo en sí mismo, es solo una diferencia significativa que nos ayuda a explicar el porqué de que la mayoría de los adictos sean hombres. Esto debe ser comprendido por las mujeres si se quiere luchar contra la adicción.
Otra cosa a tener en cuenta es que la adicción sexual tiene que ver con la lujuria y no con el amor. Hay muchas características del amor y la lujuria que nos ayudan a entender porqué los hombres pueden amar a sus esposas pero a la vez ser adictos al sexo. El amor esta enfocado hacia una persona concreta, es fiel, es estable y consiste en dar mientras que por otro lado, la lujuria consiste en quitar, puede fijarse en cualquier cosa o persona, provocando inestabilidad y que finalmente lleva a la infidelidad.
Hombres y mujeres tenemos la capacidad de amar y de lujuriar, pero el hombre es más propenso a caer en la lujuria que la mujer y sentirla con mayor intensidad. Así pues cuando el hombre ha caído en la lujuria le resulta todo un reto vencerla aún cuando ame a su esposa. Sorprendente pero es una realidad: para el hombre amor y sexo son experiencias independientes, aunque en el matrimonio, cuando hay amor, ambas se complementan.
Comprender esta separación que hace el hombre entre lujuria y amor ayudará a las esposas a liberarse de la creencia de que son ellas las culpables de la adicción. Algunas piensan que si fueran más delgadas, más bonitas, más juguetonas en la cama, etc.. las necesidades de sus esposos se verían saciadas. Eso no puede ser más falso porque la adicción no viene por el apetito sexual ni por el deseo de amor... la adicción es consecuencia de la lujuria. No importa si incrementan el número de veces en que hacen el amor, ni como lo hagan... ahí no está la solución. Ustedes, esposas, no son la causa de la adicción de sus esposos y tampoco son la cura, el problema está dentro de ellos, y es ahí donde hay que luchar y ganar la batalla.
¿Entonces, que pueden hacer?
Busquen en primer lugar un consejero espiritual: será sumamente necesario, luego, busquen toda la información que puedan sobre el tema (sobre todo libros) para que puedan dar los pasos correctos; trate de encontrar un grupo de apoyo que la conforte y ayude con toda su experiencia; ame a su esposo con firmeza, créame que él lo necesita; esté dispuesta a hacer lo que sea necesario para ayudarlo y convencerle de que necesita ayuda.
Por último, lea esta lista de lo que NO debe hacer:
• No pase por alto las señales de la doble vida de su esposo
• No acceda a las exigencias sexuales malsanas de su esposo
• No tolere el maltrato hacia usted y sus hijos
• No se arriesgue a dejarse contagiar con enfermedades peligrosas
• No oculte la verdad del comportamiento de su esposo, mintiendo o inventando excusas ante su jefe, sus compañeros de trabajo, sus amigos y la familia
Causas de la adicción
Ahora toca hablar de las causas de la adicción. Esto es importante ya que como lo dije antes, la adicción no está en la esposa o en los hijos o en la sociedad, sino dentro del adicto. Al decir que la adicción está dentro de él no quiero decir que quienes estamos a su alrededor estemos libres de haber contribuido a su adicción; más bien quiero decir que independientemente de quienes hayan participado lo importante es descubrir la causa que está dentro del individuo y partir de ahí, pues si la persona no saca la causa a la luz, en realidad su esperanza de vencer queda muy limitada.
Veamos pues las causas más comunes:
Existen muchas causas para crear el comportamiento adictivo al sexo, pero una de las más importantes es el abuso sexual en la niñez. Algunos estudios muestran que alrededor de un 80% de los adictos han sido abusados sexualmente en esta etapa.
Aunque la mayor causa de adicción puede ser el abuso sexual infantil, cabe aclarar que no todos los niños abusados llegan a ser adictos. Quienes llegan a serlo es porque han quedado sumamente heridos y tienen un trauma psicológico que los mantiene tensos y por eso buscan una salida en el sexo mismo.
Y como no todos los adictos fueron niños abusados, suponemos la existencia de otras causas, como por ejemplo la incapacidad de enfrentar los problemas cotidianos de la vida. Con frecuencia encontramos que otra parte importante de los sexo dependientes son personas que no han aprendido a enfrentarse a los problemas cotidianos que todos tenemos en la vida. Debido a que estas personas se encuentran tensas, tratan de buscar una salida para aliviar la tensión y ésta es el sexo.
Entonces ¿quiere decir que la adicción sexual siempre tiene su origen en la tensión que producen los problemas o el haber sido maltratados?. No. También podemos caer en la adicción por "casualidad". Un ejemplo de cómo se cae por casualidad es el de un chico que fue a vivir con un compañero de universidad y éste estaba suscrito a una revista pornográfica. El ver la revista lo inició en la adicción pues mes a mes la esperaba con ansiedad. Posteriormente iría pasando por cada una de las etapas de adicción hasta convertirse en un sexo dependiente.
Aparte de las causas ya mencionadas tenemos ciertos factores que contribuyen en gran medida a formar adictos. La sociedad en la que vivimos nos condiciona hacia una sexualidad compulsiva, por ejemplo, los medios de comunicación hacen que lo raro y esencialmente dañino parezca normal y bueno. En la televisión vemos como los protagonistas de una película o serie tienen sexo en la primera cita y/o antes del matrimonio; también nos presentan a los esposos teniendo vidas extramaritales, a psicólogos aprobando la masturbación y la pornografía, a intelectuales tachando a la Iglesia de anticuada y represiva en materia sexual, etc. Tal vez todo esto no sea el origen de la adicción en sí pero si nos predispone y debilita nuestra conciencia.
Las creencias erróneas también se encuentran en la raíz de la mayoría de las adicciones sexuales. Algunos adictos confiesan haberse refugiado en el sexo por creer que no encontrarían a alguien que los quisiera, o por que no se sienten dignos de ser amados y respetados, o bien por pensar que eran inadaptados.
Por último, otros orígenes de la adicción pueden ser la baja autoestima, educación demasiado rígida, padres dominantes, incapacidad de relacionarse con el sexo opuesto y dificultad para expresar las emociones.
Etapas de la adicción
De la misma forma en como funcionan las demás adicciones como la droga y el alcohol, funciona también la adicción sexual. El adicto poco a poco va intensificando las dosis de sexo en su comportamiento pasando de etapas moderadas a otras que van más allá de lo que él mismo hubiera imaginado, incluso puede llegar a hacer cosas que en meses antes o años antes hubiese repudiado rotundamente.
Veamos pues los niveles por los que los adictos sexuales pasan, iniciando por supuesto con los más moderados hasta llegar a los mas fuertes.
Primer nivel: fantasía, pornografía y masturbación. Este es el primer nivel de todo adicto, aquí es donde empieza la cadena que pronto se convertirá en toda una pesadilla. Para muchos, a la luz de las actitudes liberales de la sociedad, masturbarse es normal, ver pornografía es una diversión tolerada e inofensiva, y son consideradas ambas cosas como algo que "no es tan malo".
Por su parte, el adicto que inicia en este nivel se justifica comparando su actitud con otras que son aún más compulsivas y aberrantes y así se siente seguro, pues según dice, él o ella es quien controla lo que hace. Esto es muy irónico pues la adicción sexual es una batalla por la mente y es en este primer nivel donde la batalla se ha perdido.
Fantasías y pornografía constituyen el combustible para masturbarse y así otorgar las pequeñas dosis con las que el adicto comienza. Así es, eso que nuestra sociedad tolera (pornografía y fantasías) son la puerta de entrada para los siguientes niveles de adicción.
Probablemente creerá que estoy exagerando, pero es verdad... quienes están atrapados en la adicción no me dejarán mentir. ¿Quiere un ejemplo?. Ted Bundy, asesino de veintiocho mujeres y niñas fue condenado a muerte y horas antes dio testimonio del papel que jugaron la pornografía y las fantasías para cometer esos crímenes:
"La pornografía... es como una enfermedad, como una adicción. Yo seguía buscando materiales más potentes, más explícitos, más groseros. Tal como hace un drogadicto, usted desea ardientemente algo más potente, más fuerte. Algo que le proporcione mayor excitación sexual. Hasta que llega el momento en que la pornografía ya no le sirve. Y es entonces, cuando uno se pregunta si quizás haciendo algo en la realidad, experimentará más placer que el que experimenta con sólo leer o ver pornografía." Ted Bundy
Otra cosa, ni el matrimonio, ni el noviazgo son la solución a la adicción pues ésta nada tiene que ver con el amor, recordemos que más bien tiene que ver con la lujuria, por lo tanto no sirve de nada casarse o conseguir novio(a).
Segundo nivel: pornografía en vivo, fetiches y aventuras amorosas. Este nivel, al igual que el anterior no supone actividad criminal, pero sí difiere bastante del primero. A diferencia del nivel que vimos donde el "sexo estaba en papel" ahora encontramos al adicto teniendo contacto con personas reales mediante la asistencia a bares donde bailan mujeres desnudas, teniendo aventuras amorosas, utilizando de fetiches, excitándose sexualmente por teléfono y probablemente tratando de tocar a alguien sexualmente fingiendo accidentes o bien haciéndolo explícitamente.
Lo más común en este nivel son las aventuras amorosas. Muchos de los que llamamos infieles probablemente estarían mejor catalogados como adictos pues no pueden vivir sin sus aventuras amorosas. Lo peor es que quienes se encuentran en este nivel pronto terminarán de encontrar satisfacción, lo que hará que pasen al siguiente nivel.
Tercer nivel: delitos criminales menores, prostitución, voyerismo, y exhibicionismo. En éste nivel la compulsión pasa el límite de lo "legal" y llega a lo criminal, aunque con delitos menores.
Uno de estos comportamientos puede ser el voyerismo que consiste en espiar y mirar los órganos sexuales de alguien con lujuria. Pero no siempre el voyerista es aquel que se esconde entre los matorrales o mira por una puerta entreabierta; voyerista también puede serlo quien premeditadamente en un carro baja el vidrio para mirar con lujuria a una mujer u hombre que pasa.
Otro acto más del tercer nivel es el exhibicionismo que consiste en dejarse ver los órganos sexuales. Por ejemplo, un exhibicionista puede ser aquel que deja abierta la puerta mientras se cambia o la persona que entreabre las piernas para dejar ver sus genitales.
Los actos mencionados son ilegales aunque no tienen fuertes sanciones penales y no siempre se denuncian. El problema mayor viene en el cuarto nivel.
Cuarto nivel: consecuencias legales severas, abuso sexual de menores, incesto, violación. Abuso infantil, incesto y violaciones son delitos graves que acompañan al adicto en este cuarto nivel. El criminal (adicto) en esta etapa causará daños severos a sus víctimas, dejándoles traumas psicológicos que pueden terminar en crear nuevos adictos sexuales (como vimos en los orígenes de la adicción). Si el adicto es atrapado pasará mucho tiempo en la cárcel. Así que siendo conscientes de lo que implica una adicción sexual debemos estar muy atentos para tratar de erradicarla.
Ciclo de la adicción
La adicción es dolorosa en cualquier etapa, el individuo lucha contra sí mismo; es una batalla por la mente y el adicto se siente atrapado en un ciclo interminable. Comprenderlo puede ser de mucha ayuda para que el adicto pueda salir. A continuación cito este ciclo sacado de una pagina en Internet sin hacer modificaciones para no dar lugar a que se pierdan puntos importantes:
La obsesión - Consiste en el ensimismamiento del adicto en el problema. Empieza a autocompadecerse, tiene el pensamiento lleno de ideas sobre como hará para aliviarse y esto le provoca a veces ira, dolor, vergüenza, ansiedad o algunos otros disturbios emocionales momentáneos. También la obsesión consiste en que el adicto puede verse provocado sexualmente casi por cualquier cosa (como ver una fotografía inocente) que le llevará a buscar alivio lo más pronto posible.
La cacería - El adicto es empujado a actuar, a buscar algo o a alguien con quien involucrarse sexualmente. Puede buscar pornografía o salir en búsqueda de una pareja sexual. Todo esto suele ser un rito.
El reclutamiento - Identificar y conseguir una víctima puede ser tan sencillo como comprar una revista o depositar monedas en las maquinitas para ver fotografías pornográficas, o puede ser mucho más complejo, como atraer y seducir una persona confiada.
La gratificación - Por un lado, la gratificación es sencillamente una cuestión de alcanzar el orgasmo por medios que van desde la masturbación hasta el acto sexual, pero no siempre es tan sencillo. Muchos adictos no pueden alcanzar el orgasmo sino por medio de la realización de fantasías, que cada vez se hacen más y más complicadas. Encontrar la pornografía o la pareja adecuada, o la clase precisa de comportamiento sexual perverso es lo que sirve de combustible al proceso adictivo de un nivel al otro.
El regreso a la normalidad - Después que la fantasía ha sido realizada y el orgasmo se ha logrado, la obsesión se acaba y el adicto de nuevo se siente "normal". Aun Ted Bundy describió una sensación de normalidad después de cometer cada asesinato, pero como con otras adicciones, este estado de normalidad no dura. La realidad se inmiscuye una vez más, iniciando así, de nuevo, todo el ciclo.
La justificación - A medida que el adicto se da cuenta de lo que ha hecho, surge la necesidad de justificarse. Los adictos son gimnastas mentales consumados que pueden ir a través de contorsiones lógicas colosales para convencerse de que en realidad todo estaba bien. Nadie fue herido. Todo el mundo lo hace.
Culpar a alguien - Cuando el adicto ya no puede creer en sus propias racionalizaciones, busca un chivo expiatorio en quien pueda proyectar sus problemas. Busca a alguien a quien culpar de los sentimientos terribles que siempre aparecen cuando la euforia de la gratificación ha pasado. Culpará a sus padres, a la sociedad, aún a Dios por haberlo hecho como es. Culpará a casi todo el mundo en vez de aceptar la responsabilidad personal por sus acciones.
La vergüenza - A medida que el adicto encuentra mayor dificultad para proyectar en los demás lo que ha hecho, la culpa y la vergüenza entran y carcomen su alma. Se siente mal no tanto por lo que ha hecho, sino por la clase de persona en la que él se ha convertido. Se ve a sí mismo en el escalón más bajo de la sociedad.
La desesperación - Por último el adicto llega al punto en que el dolor es mayor después de pensar en lo que era antes, y se siente sin esperanza para cambiar. En este punto puede volverse al licor o puede aumentar su adicción sexual con cualquiera de una docena de otras compulsiones, todo en un intento desesperado de eliminar el dolor. El suicidio se convierte en una posibilidad muy real.
Las promesas - El adicto se dice a sí mismo y le dice a los demás que nunca jamás sucederá otra vez, que nunca volverá a ese sitio y que nunca volverá a verse de nuevo con esa persona, pero sus promesas sólo sirven para enfocar nuevamente su manera de pensar obsesiva y activar el proceso adictivo una vez más.
Rumbo a la Recuperación
Ahora que conocemos que es la adicción, cuales son sus causas, sus consecuencias y como funcionan sus ciclos, falta solo una cosa por conocer... como puede recuperarse el sexo dependiente.
Sin importar cual sea la causa, existe cura para la adicción al sexo. El tratamiento no consiste en no tener relaciones sexuales (por supuesto cuando se está casado) sino que trata de reconducir el comportamiento.
Lo primero que hay que hacer es reconocer las razones que impulsan al adicto a abusar del sexo. Segundo, hay que asistir a terapias con el psicólogo (de preferencia creyente) quien nos puede brindar un conjunto de técnicas que han demostrado ser efectivas para resolver la sexo adicción. Tercero, es conveniente que un profesional ayude al adicto con tratamiento farmacéutico para inhibir la ansiedad o crisis que el sexo adicto puede experimentar.
Muy conveniente es que el adicto tenga un "padrino". Un padrino es aquella persona responsable, conocedora del tema y con fortaleza espiritual a quien el adicto rendirá cuentas y no porque esa persona lo vaya a sancionar o tenga alguna autoridad, sino porque esa persona será el que esté siguiendo muy de cerca el proceso de recuperación y ayudará al enfermo a superar cualquier obstáculo. Recomiendo que este padrino sea de preferencia un ex-adicto ya que la experiencia de su propia recuperación puede ser de mucha ayuda para el adicto, pues tiene frente a él la prueba de que sí se puede y a la vez, no hay nadie que comprenda más la situación que alguien ya ha pasado por ese mismo camino.
Es muy importante que el adicto se decida a enfrentarse al problema y llegar a la intimidad. Si el tratamiento de recuperación no incluye el llegar a ésta intimidad, la recuperación será incompleta y temporal.
El problema de poder llegar a la intimidad es que no sabemos que es en realidad. Creemos que intimidad es igual a relaciones sexuales y no es así. Intimidad significa cercanía, transparencia, es decir, lograr la habilidad de compartir con otra persona los anhelos más profundos así como nuestras debilidades. El sexo como parte de la intimidad solo es permitido en el matrimonio.
La intimidad pues, tiene que ver con el darse a la otra persona, en dar más que en recibir, en preocuparme por el otro y no por mí. Es sorprendente y casi increíble aceptar que la cura consiste en servir a otro, en atender los sufrimientos del otro olvidándome de los míos.
Conseguir la cura a través del servicio es posible porque al servir al otro me olvido de mí, y olvidándome de mí me olvido de mi adicción, ¿me explico?. Al olvidarme de mi adicción corto inmediatamente el ciclo que me mantiene en el círculo interminable que inicia con la obsesión.
Ahora bien, ¿hasta que punto hay que llegar en la intimidad?. Hasta el punto de ser transparente, es decir, presentarse ante el otro tal cual es y no presentar una imagen. No importa cuales sean las consecuencias de ser quien es porque si no lo hace el alivio será momentáneo.
Entonces, como la intimidad implica entregarse al otro debemos escoger muy bien a la persona con quien iniciaremos a practicarla. Yo en lo personal recomiendo que si se está casado sea con la esposa(o) pero antes ambos deberán ir con el psicólogo o consejero espiritual para que los ayude a iniciar esa intimidad.
Durante el proceso de recuperación, el apoyo de la Iglesia es fundamental. Además de recuperarse mentalmente, el adicto necesita sanar su alma. Esta quedó muy dañada producto del pecado. Necesita pues de nuestras oraciones, de nuestro apoyo espiritual, de nuestra aceptación. La enseñanza bíblica es muy importante, es necesario que encuentre en la palabra de Dios consejos sólidos, además del perdón y el amor de Cristo. Si el adicto no recibe este apoyo espiritual estará desequilibrado.
Pero aquí no termina todo, hay algo mas que los adictos deben hacer para terminar su tratamiento. A veces no les gusta, pero es necesario que se comprometan a ayudar a otros adictos por periodos largos, quizá durante toda una vida. La razón de ayudar a otros es porque ayudando a otros se ayudan a sí mismos, recordemos que el servicio es la fuente de cura de la adicción y si los adictos se mantienen en servicio a los demás estarán siempre prevenidos ante recaídas y al mismo tiempo ayudarán a otros a su recuperación.
Otros consejos
Todo adicto debe tener un plan de "protección". Por supuesto que no es un plan obsesivo, pues es precisamente contra lo que se lucha, pero si debe haber un plan el cual impida que el adicto tenga contacto con cosas que pueden hacer que el ciclo reinicie.
El plan consiste en mantenerse fuera de las librerías pornográficas, de los estantes de revistas y de los bares. Por supuesto que ir a los centros de prostitución también quedan terminantemente prohibido, así como el iniciar alguna aventura. Estos principales puntos del plan deben ser muy rígidos sin dar marcha atrás.
También dentro de este plan se encuentra la lectura de material de ayuda, tener estudios bíblicos, oración, comunión, confesión, ayunos y formas moderadas de diversión. En la forma de divertirse se debe tener mucho cuidado ya que el poder de la lujuria es grande y puede hacer caer al adicto en el menor descuido.
Por último, el adicto debe buscar centros especializados para tratar su adicción, especialmente aquellos que están centrados en Cristo, pues es ahí donde están los profesionales que le ayudarán a salir del problema. No basta con leer este ensayo, esto no soluciona nada, se necesita curar todas las heridas psicológicas y espirituales que solo quienes están capacitados pueden descubrir y tratar.
La sexualidad es una dimensión de la persona que impregna la vida cotidiana y que habitualmente está asociada al amor y a la ternura.
Es una fuente de motivación e incluso de inspiración artística, pero también puede dar lugar a todo tipo de objeciones. En el caso de la adicción, el sexo se convierte en una obsesión para la persona de la que le resulta difícil desprenderse y que compromete seriamente su funcionamiento cotidiano.
La importancia concebida a la sexualidad es muy variable de unas personas a otras y no está relacionada directamente con el grado de salud mental. Hay personas sanas en que la motivación sexual es muy baja y otras, en cambio, en que es muy alta. Sin embargo, la adicción al sexo, a diferencia de la sexualidad normal –más o menos alta-, se caracteriza porque el objetivo de la conducta es más la reducción de un malestar que la obtención de un placer. El sexo se convierte en un remedio para reducir la ansiedad y la actividad sexual se transforma en algo morboso y obsesivo (Mellody, 1997).
La adicción al sexo que afecta más a hombres, consiste en un exceso desbordante de deseos y de conductas sexuales que el sujeto se siente incapaz de controlar. El impulso incontrolado se traduce en una conducta sexual breve, frecuentemente poco satisfactoria, que se repite con intervalos variables siempre cortos –entre algunas horas y escasos días-, con mujeres distintas y sin reparar en los perjuicios de toda índole que tal conducta ocasiona a uno mismo y a su familia. A veces se pueden invertir hasta cuatro horas diarias, pero los pensamientos sobre el tema pueden ser casi constantes. De este modo, la conducta amorosa se reduce a una mera urgencia biológica irreprimible, con el único objetivo de la penetración/eyaculación y sin dejar espacio a la comunicación ni a la ternura. Se considera a las personas sólo en función del sexo, que se convierte de esta forma en la única vía para conseguir una gratificación personal y afectiva.
Se trata de un tema recurrente en el cine y en la literatura, con personajes que deambulan por ambientes sórdidos a la búsqueda de todo tipo de experiencias con las que superar la dependencia de su verdadero amor.
Más allá de la cantidad, lo que aparece en primer plano es una conducta sexual irrefrenable que genera autogratificación y especialmente, el alivio de un malestar interno. Se trata de conductas no deseadas –ahí está la diferencia con la promiscuidad o con el apasionamiento- y que producen consecuencias muy negativas para el sujeto: físicas (enfermedades de transmisión sexual), psicológicas (sentimientos de culpa y verguenza, ruptura matrimonial no deseada, daño a los hijos, autoestima devaluada, soledad, etc.) y sociales (pérdida de empleo, devaluación del status socioeconómico, etc.). Esta vorágine de sexo sin control lleva a un abandono de las obligaciones familiares, sociales y laborales. La vida sexual se vive en secreto y con culpa. La depresión, incluso ideas de suicidio, están muy asociadas a este tipo de conductas (Earle, Earle y Osborn, 1995).
Adicción al sexo
- Conductas no deseadas
- Interferencia en la vida diaria
- Enfermedades de transmisión sexual
- Sentimiento de culpa
- Ruptura de pareja no deseada
- Sexo como alivio de un malestar
Las mujeres afectadas sufren una doble sensación de vergüenza, en función de su rol de protección de la familia, y experimentan un descenso brutal de la autoestima (Norwood, 1986).
La adicción al sexo puede revestir diversas formas: masturbación compulsiva, búsqueda ansiosa de relaciones sucesivas con múltiples amantes, frecuentación habitual de prostíbulos, consumo abusivo de teléfonos o programas eróticos, llamadas telefónicas obscenas o recurso irrefrenable de las páginas de internet dedicadas al sexo, en donde intentan satisfacer fantasías sexuales de toda índole. El contenido de la adicción puede referirse a una sexualidad normal (es decir, a relaciones consentidas con adultos) o a una sexualidad parafílica (por ejemplo, el exhibicionismo, voyeurismo, etc.).
La tecnología disponible actualmente ha posibilitado la aparición de nuevas variantes. En concreto, las líneas telefónicas party-line y las eróticas constituyen para algunas personas una vía de adicción al sexo, mantenida inicialmente por reforzadores positivos –una forma de entretenimiento y de excitación- y controlada finalmente por reforzadores negativos –el alivio del malestar-. En algunos casos los sujetos pueden llegar a percibir la conducta como incontrolable y a ver limitada seriamente su vida a nivel personal, familiar, económico y social.
Estas líneas presentan unas características determinadas que facilitan la dependencia.
En primer lugar, la disponibilidad ambiental de éstas es total: en todos los hogares hay un teléfono y los números de estas líneas están ampliamente difundidos. La tentación de llamar –y de poder en un entorno discreto- es pues, muy fuerte.
En segundo lugar, la gratificación obtenida es inmediata; sin embargo el estímulo punitivo –el gasto de la llamada- se demora hasta la recepción de la factura del teléfono.
En tercer lugar, el funcionamiento intrínseco de las líneas party-line potencia la percepción de control: el que llama no tiene más que apretar un botón para cambiar de interlocutor, pudiendo variar cuantas veces lo desee y sin tener que dar la cara ante la otra persona. Y por último, la búqueda de la persona deseada (generalmente del sexo opuesto) suscita una gran tensión emocional en el caso de las líneas party-line, y una excitación sexual, en el caso de las líneas eróticas, que puede aliviarse con conductas masturbatorias.
El consumo abusivo de alcohol o de drogas suele estar asociado a la adicción al sexo. De hecho, la función deshinibidora del alcohol facilita la implicación en conductas sexuales que generan un grado de malestar en las personas en los momentos de lucidez.
La transición de una sexualidad alta, pero normal, a una sexualidad adictiva viene marcada fundamentalmente por dos variables:
a) la interferencia grave en la vida cotidiana (sufrimiento y autodestrucción, soledad, pérdida de la familia, incapacidad de mantener una relación afectiva duradera, etc.)
b) aparición del síndrome de abstinencia cuando no se puede llevar a cabo la conducta sexual (nerviosismo, irritabilidad, dolores de cabeza, temblores, insomnio, etc.).
Los signos alentadores de la adicción al sexo son múltiples:
a) fantasías sexuales alejadas de la relación de pareja.
b) conductas sexuales anónimas, múltiples y breves.
c) sexualidad comprada (prostitución, teléfono erótico, etc.)
d) conductas de voyeurismo
e) acoso sexual a personas dependientes del sujeto; etc.
Aunque aún no se conoce con detalle el origen de esta adicción, algunas dimensiones de la personalidad (impulsividad, autoestima deficiente, etc.), ciertos antecedentes en la infancia (abusos o traumas sexuales) o en la adolescencia (rechazos en el ámbito afectivo erótico) o diversos elementos situacionales actuales (soledad o vacío existencial, relación de pareja insatisfactoria, etc.) parecen desempeñar un papel importante.
Retrato-Robot del “Obsexo” (enganchado al sexo)
a) La sexoadicción es un trastorno de tipo obsesivo.
b) La sexoadicción, que afecta sobre todo a hombres, aumenta con la falta de satisfacción sexual. Va unida a la ansiedad y la depresión.
c) El sexoadicto confunde el amor con el éxtasis sexual. El sexo es la única vía para conseguir una gratificación personal y afectiva.
d) El sexo se percibe como una cadena de penetración/eyaculación, sin la existencia de caricias y ternura.
e) Se considera a las personas sólo en función de su sexo (como instrumentos).
f) La vida sexual se vive en secreto y con culpa. Se concibe el sexo como una forma de solucionar todos los problemas, aunque se contradiga su propio deseo.
Actualmente, la carretera de la información (Internet) donde se encuentra gran parte de la industria del sexo, cuenta con mas de 300 millones de páginas pornográficas y 60 millones de usuarios que acuden a éstas, y se estima que dos millones de éstos son adictos a los sitios pornográficos, según un estudio del Consejo Nacional de Adicciones Sexuales y Compulsivas.
La lectura de revistas eróticas, búsqueda de sexo en Internet, visualización de películas pornográficas y pensamientos habituales acerca de "hacer el amor" pueden ser indicativos de la presencia de una adicción sexual.
Durante el transcurso de este ensayo hablaré sobre que es la adicción sexual, es decir, en que consiste, cuales son sus causas, quienes pueden ser víctimas, las etapas, los ciclos y como lograr la recuperación de los adictos.
Lo que es...
La adicción como tal se refiere a una conducta compulsiva, es decir, que lleva a realizar una acción determinada mas allá de la voluntad propia impidiendo detener su práctica por periodos prolongados.
Entonces, podemos definir la adicción sexual como la conducta compulsiva que lleva al individuo a realizar actos sexuales involuntarios que como resultado dejan una sensación de insatisfacción y pérdida de la libertad.
Las Víctimas
Probablemente nos estemos preguntando quienes podemos ser víctimas de esta adicción; pues bien, las víctimas han sido personajes ricos, famosos, ministros, políticos, hombres y mujeres. Multitud de escándalos y tragedias nos han advertido que también nosotros, creyentes, no somos inmunes a este tipo de adicción.
Aunque comúnmente la adicción sexual ataca más a los hombres, se debe tener en cuenta que las mujeres no quedan descartadas como víctimas potenciales, de hecho las hay. Actualmente el número de mujeres que reciben tratamiento va en aumento gracias a la cantidad de información que hay sobre el tema y que permite romper la barrera de la vergüenza. Si para un hombre es difícil aceptar ésta adicción que tiende a ser ocultada por vergüenza, imaginemos lo difícil que es para una mujer aceptarla.
Como saber si se es adicto?
Es fácil confundir la conducta y el deseo sexual normal con la compulsión y la gratificación adictivas. Una persona puede tener un apetito sexual mayor de lo normal y no ser un adicto.
A continuación se encuentran una serie de preguntas que le pueden ayudar a determinar si existe adicción sexual
1.- Tu comportamiento sexual, ¿contradice o interfiere con tus creencias o desarrollo espirituales?
2.- Tu forma de vivir la sexualidad, ¿te ha dejado alguna vez con el sentimiento de una falta total de esperanza, enajenación, o con ganas de suicidarte?
3.- ¿Se le ha ocurrido alguna vez que necesita ayuda para modificar su comportamiento o pensamientos sexuales?
4.- ¿Cree que está siendo controlado por muy diferentes estímulos sexuales?
5.- ¿Es frecuente que sienta deseos de evitar o parar algún tipo de comportamiento sexual?
6.- ¿Usa el sexo como una vía de escape de la realidad o como una fórmula para eliminar la ansiedad?
7.- ¿Tiene sentimientos de culpa, remordimientos o depresiones después de haber tenido una relación sexual con su pareja?
8.- ¿Se ha vuelto compulsiva su búsqueda de sexo?
9.- ¿Se apodera de usted un impulso irresistible cuando la otra parte toma la iniciativa o le propone relaciones sexuales? ¿se ve incapaz de resistirse a una nueva proposición sexual?
10.- ¿Su interés excesivo por el sexo ha provocado interferencias en su vida cotidiana (trabajo, familia, relación social)?
11.- ¿Le cuesta cada vez más concentrarse en otra cosa que no sea sexo? ¿ha bajado su rendimiento en general?
12.- ¿El sexo le está robando tiempo que antes dedicaba a otros aspectos para los que antes siempre estaba disponible?
13.- ¿Pasa frecuentemente navegando por páginas de la red dedicadas a sexo?
14.- ¿Su nivel de ingresos económicos se ha visto mermado con motivo de consumir sexo?
15.- ¿Mantienes una vida doble?
16.- ¿Tus necesidades te han orillado a tener sexo en sitios o en situaciones con gente con la que no debes involucrarte?
17.- ¿Frecuentemente quieres alejarte inmediatamente de tu pareja después de tener sexo?
18.- ¿Se ve obligado a recurrir a imágenes o a recuerdos sexuales no deseados (fantasías) durante el acto sexual?
19.- Su comportamiento sexual ¿necesita cada vez más, de variantes y de mayor frecuencia para poder alcanzar los mismos niveles de excitación?
Si usted contesta positivamente a una o varias de las preguntas arriba reseñadas debería considerar la posibilidad de estar padeciendo un problema de adicción al sexo. En tal caso el consejo es consultar con el especialista para definir con más concreción la gravedad de su problema.
Sin embargo, aquí hay una descripción de las principales características de una adicción sexual que le permitirá identificar con mayor claridad la existencia o inexistencia del problema.
La actividad sexual adictiva se hace en aislamiento. Esto no siempre significa que se tenga que hacer mientras se encuentra físicamente solo. Más bien quiere decir que el adicto se encuentra mental y emocionalmente separado o aislado de la relación y el contacto humano. El más íntimo y personal de los comportamientos humanos se vuelve absolutamente impersonal.
La actividad sexual adictiva es reservada. En realidad, el adicto desarrolla una vida doble practicando la masturbación, frecuentando las tiendas de pornografía y los salones de masajes, pagando a las prostitutas y durante todo este tiempo escondiendo lo que hace ante los demás y, en cierto sentido, aún de sí mismo. Por cuanto ésta vida secreta está llena de vergüenza, el mayor temor del adicto es que lo descubran.
La actividad sexual adictiva está despojada de intimidad. El adicto es totalmente egocéntrico y no puede lograr intimidad genuina porque la obsesión que tiene con sus propias necesidades no deja lugar para dar a los demás. Es probable que de niño nunca tuvo relaciones íntimas aparte de las relaciones sexuales. Tener una verdadera relación íntima es una experiencia que la mayoría de los adictos nunca han podido experimentar.
La actividad sexual adictiva está vacía de cualquier relación. La adicción sexual tiene que ver con el acto sexual por sí solo. Es la actividad sexual separada de la auténtica interacción de las personas. Esto se hace más claro en relación con la fantasía, la pornografía y la masturbación, pero aún cuando el individuo tiene relaciones sexuales con su pareja, en realidad ésta no es una "persona" sino un número, una parte intercambiable dentro de un proceso impersonal, casi mecánico.
La actividad sexual adictiva produce víctimas. La obsesión abrumadora de la gratificación de sus propios deseos ciega al adicto y le impide ver el efecto perjudicial que su comportamiento tiene sobre los demás. Si lograr la gratificación significa que un niño de seis años sea víctima, el adicto procederá sin darse cuenta del daño que ha causado hasta que la vergüenza se le viene encima una vez que el acto gratificante ha sido logrado. Los adictos necesitan ser ayudados para que se detenga el proceso de hacer víctimas a los demás.
La actividad sexual adictiva termina en insatisfacción. Cuando dos personas casadas hacen el amor se sienten satisfechas de haber tenido esa experiencia. La actividad sexual adictiva deja a los participantes con una sensación de culpa, lamentando la experiencia. En vez de ser un acto que les produzca satisfacción, es vacío, y se sienten culpables por haber tenido relaciones sexuales con esa persona, o por cuan bajo tuvieron que llegar para lograrlo. En estos momentos oscuros de profunda insatisfacción es muy probable que el adicto se sienta abandonado por Dios. Con frecuencia piensa en cuánto desea dejar de comportarse de esa manera y anhela ayuda, pero no sabe cómo parar ni a dónde ir.
Consecuencias
Lo que en un momento comienza como un desorden aislado se torna compulsivo, y es en este punto donde le llamamos adicción. Ésta provoca una fuente de infelicidad y de problemas para el afectado que está imposibilitado para controlar su conducta.
Como la víctima no tiene control sobre sí mismo, pronto va reincidiendo en estas conductas sexuales desordenadas que le generan más y más malestar, ansiedad e incomodidad al hacer lo que no quería hacer y estar donde no se quería estar.
Es en ese momento de profundo malestar, ansiedad, incomodidad y confusión cuando el adicto tiende al rechazo de sí mismo por no ser capaz de controlar su conducta sexual. Al ser sexo dependiente, el afectado ha perdido el equilibrio entre el deseo, la necesidad y sus emociones.
Otras consecuencias que la adicción produce son el pavor a la pérdida del cariño de sus seres queridos, temor a ser rechazado por la sociedad y quienes le rodean, lo que provoca que lleve una doble vida en la cual ante los demás conserva una imagen limpia aunque ante sí mismo se sienta la persona más sucia del mundo.
Sin embargo, no siempre es posible ocultar todas las consecuencias. Pronto, producto de su doble vida sus entornos laboral, familiar, espiritual y social se verán afectados. En el entorno laboral su rendimiento decaerá a causa de una profunda depresión, tendrá problemas para concentrarse, e incluso puede cambiar su temperamento, que le llevará a tener nuevos problemas con los empleados, clientes y personas que tienen contacto con él en el trabajo.
En la familia igual que en el trabajo nuevos problemas surgirán, sobre todo con el cónyuge quien será el primero en sentir que algo anda mal. Probablemente la economía podría decaer por la improductividad en el trabajo y el gasto que genera el consumo del sexo. La atención a los hijos puede ser mermada por el tiempo que consume la adicción. La educación de los pequeños también está en riesgo, ya que el adicto siente que carece de autoridad moral para corregir, aconsejar y reprimir a los hijos.
El plano espiritual se podría decir que es el primero en dañarse y el más afectado de todos. La víctima se siente realmente sucia ante la presencia divina e indigna de perdón. No se atreve siquiera a levantar su rostro para orar y pedir auxilio. Pierde la confianza en la misericordia de Dios pues está ensimismado en sus pecados. Existe más daño aún cuando esta persona es un creyente comprometido y trabaja a favor de la fe pues el grado de conciencia es aún mayor y seguramente habrá intentado escapar de la adicción en innumerables ocasiones sin obtener resultados.
Debido a esta dura lucha contra sí mismo y la constante derrota, no solamente se habrá perdido la confianza en la misericordia de Dios sino también en la confianza en sí mismo. Llegará a creer que no tiene sentido seguir luchando pues ha perdido la esperanza.
La pérdida de la esperanza es un asunto grave, pues como dice el dicho: "la esperanza muere al último". Si la víctima ha perdido toda esperanza lo más probable es que ya haya pensado o esté pensando en el suicidio.
En el entorno social las consecuencias llegan en un segundo tiempo, es decir, después de afectar a los tres entornos principales. Cuando una familia es destruida por la adicción sexual, pronto tendremos un numero más en las estadísticas de desintegración familiar; si tenemos desintegración familiar la sociedad es afectada pues los hijos de estas familias desintegradas quedarán posiblemente con un fuerte trauma que viene de todo lo que vivieron antes de ver la separación de sus padres.
Si un adicto pierde, la sociedad pierde también, pues es precisamente que producto de ésta adicción tenemos violadores, pervertidos sexuales, acoso sexual, abuso infantil, prostitución y un sin fin de consecuencias derivadas a su vez de todo esto. ¿Interesante, no?
Pero ampliemos un poco más la situación que vive la pareja del sexo dependiente, en especial, la mujer:
Muy probablemente la mayoría de las esposas de los adictos puedan o hayan visto señales indicadoras de la presencia de la adicción. Generalmente este tipo de señales consisten en encontrar por ahí escondidos o sin esconder algunas revistas pornográficas, prendas femeninas, recibos de teléfonos a líneas sexuales, recibos de pago en sitios de "masaje", aparatos para producir placer sexual, etc.. También puede ser que el esposo tenga ausencias sin explicación, llegadas a casa muy tarde, contradicciones sobre lo que hizo, entre otras cosas.
Generalmente el adicto tratará de cubrir todas las evidencias y si es sorprendido querrá justificarlas de alguna forma, principalmente diciendo que es algo normal, que no hay de que preocuparse porque solo es un juego o entretenimiento, es decir, tratará de minimizar el asunto. Y por supuesto que también se tornará generoso, dando regalos a la esposa, sacándola a pasear para tratarla de convencer de que todo está en perfecto orden cuando en realidad no lo está porque está cubriendo las faltas más graves.
En situaciones más avanzadas de adicción el esposo tratará de realizar las fantasías sexuales con su esposa, presionándola para que se comporte como las chicas de las revistas aún cuando éste comportamiento vaya contra los principios morales de su esposa o resulte incómodo.
Si la esposa se niega a realizar tales aberraciones, puede suceder que el cónyuge se aproveche de la situación para justificar su búsqueda de satisfacción en otros lugares tales como centros de prostitución o en relaciones extramaritales.
Por si todo esto fuera poco, las esposas de los adictos son unos de los grupos más solitarios y carentes de entre los grupos de esposas cuyos maridos tienen alguna otra adicción. En la mayoría de las ciudades existen docenas de grupos de ayuda para alcohólicos, drogadictos, fumadores y hasta comedores compulsivos, pero no así para sexo dependientes. Esto resulta sumamente grave, porque después del adicto, la persona que más vergüenza, confusión y desesperación tiene es precisamente la esposa.
Algunos consejos para las esposas de los adictos:
En primer lugar se debe comprender la gran diferencia natural entre hombre y mujer: en términos de respuesta sexual, hombres y mujeres somos muy diferentes. Para la mujer, el sexo y el amor no se pueden ver separados y se dan en un clima de estabilidad, intimidad, ternura y compromiso, mientras que para los hombres son dos cosas que pueden estar separadas en un momento determinado. Esto no quiere decir que el hombre no conciba el amor dentro del acto sexual o en la relación de pareja, de hecho si lo hace pero también puede concebir el sexo de forma independiente, es decir, sin amor.
Para entenderlo mejor, tenemos que introducirnos en el conocimiento de sexualidad masculina en el sentido fisiológico y psicológico. Por ejemplo, a la mujer, el estímulo de los sentidos (ver pornografía, por ejemplo) no le afecta tanto como a los hombres, pues en éstos últimos pueden tener un efecto inmediato y poderoso difícil de controlar. Esto no es algo bueno ni algo malo en sí mismo, es solo una diferencia significativa que nos ayuda a explicar el porqué de que la mayoría de los adictos sean hombres. Esto debe ser comprendido por las mujeres si se quiere luchar contra la adicción.
Otra cosa a tener en cuenta es que la adicción sexual tiene que ver con la lujuria y no con el amor. Hay muchas características del amor y la lujuria que nos ayudan a entender porqué los hombres pueden amar a sus esposas pero a la vez ser adictos al sexo. El amor esta enfocado hacia una persona concreta, es fiel, es estable y consiste en dar mientras que por otro lado, la lujuria consiste en quitar, puede fijarse en cualquier cosa o persona, provocando inestabilidad y que finalmente lleva a la infidelidad.
Hombres y mujeres tenemos la capacidad de amar y de lujuriar, pero el hombre es más propenso a caer en la lujuria que la mujer y sentirla con mayor intensidad. Así pues cuando el hombre ha caído en la lujuria le resulta todo un reto vencerla aún cuando ame a su esposa. Sorprendente pero es una realidad: para el hombre amor y sexo son experiencias independientes, aunque en el matrimonio, cuando hay amor, ambas se complementan.
Comprender esta separación que hace el hombre entre lujuria y amor ayudará a las esposas a liberarse de la creencia de que son ellas las culpables de la adicción. Algunas piensan que si fueran más delgadas, más bonitas, más juguetonas en la cama, etc.. las necesidades de sus esposos se verían saciadas. Eso no puede ser más falso porque la adicción no viene por el apetito sexual ni por el deseo de amor... la adicción es consecuencia de la lujuria. No importa si incrementan el número de veces en que hacen el amor, ni como lo hagan... ahí no está la solución. Ustedes, esposas, no son la causa de la adicción de sus esposos y tampoco son la cura, el problema está dentro de ellos, y es ahí donde hay que luchar y ganar la batalla.
¿Entonces, que pueden hacer?
Busquen en primer lugar un consejero espiritual: será sumamente necesario, luego, busquen toda la información que puedan sobre el tema (sobre todo libros) para que puedan dar los pasos correctos; trate de encontrar un grupo de apoyo que la conforte y ayude con toda su experiencia; ame a su esposo con firmeza, créame que él lo necesita; esté dispuesta a hacer lo que sea necesario para ayudarlo y convencerle de que necesita ayuda.
Por último, lea esta lista de lo que NO debe hacer:
• No pase por alto las señales de la doble vida de su esposo
• No acceda a las exigencias sexuales malsanas de su esposo
• No tolere el maltrato hacia usted y sus hijos
• No se arriesgue a dejarse contagiar con enfermedades peligrosas
• No oculte la verdad del comportamiento de su esposo, mintiendo o inventando excusas ante su jefe, sus compañeros de trabajo, sus amigos y la familia
Causas de la adicción
Ahora toca hablar de las causas de la adicción. Esto es importante ya que como lo dije antes, la adicción no está en la esposa o en los hijos o en la sociedad, sino dentro del adicto. Al decir que la adicción está dentro de él no quiero decir que quienes estamos a su alrededor estemos libres de haber contribuido a su adicción; más bien quiero decir que independientemente de quienes hayan participado lo importante es descubrir la causa que está dentro del individuo y partir de ahí, pues si la persona no saca la causa a la luz, en realidad su esperanza de vencer queda muy limitada.
Veamos pues las causas más comunes:
Existen muchas causas para crear el comportamiento adictivo al sexo, pero una de las más importantes es el abuso sexual en la niñez. Algunos estudios muestran que alrededor de un 80% de los adictos han sido abusados sexualmente en esta etapa.
Aunque la mayor causa de adicción puede ser el abuso sexual infantil, cabe aclarar que no todos los niños abusados llegan a ser adictos. Quienes llegan a serlo es porque han quedado sumamente heridos y tienen un trauma psicológico que los mantiene tensos y por eso buscan una salida en el sexo mismo.
Y como no todos los adictos fueron niños abusados, suponemos la existencia de otras causas, como por ejemplo la incapacidad de enfrentar los problemas cotidianos de la vida. Con frecuencia encontramos que otra parte importante de los sexo dependientes son personas que no han aprendido a enfrentarse a los problemas cotidianos que todos tenemos en la vida. Debido a que estas personas se encuentran tensas, tratan de buscar una salida para aliviar la tensión y ésta es el sexo.
Entonces ¿quiere decir que la adicción sexual siempre tiene su origen en la tensión que producen los problemas o el haber sido maltratados?. No. También podemos caer en la adicción por "casualidad". Un ejemplo de cómo se cae por casualidad es el de un chico que fue a vivir con un compañero de universidad y éste estaba suscrito a una revista pornográfica. El ver la revista lo inició en la adicción pues mes a mes la esperaba con ansiedad. Posteriormente iría pasando por cada una de las etapas de adicción hasta convertirse en un sexo dependiente.
Aparte de las causas ya mencionadas tenemos ciertos factores que contribuyen en gran medida a formar adictos. La sociedad en la que vivimos nos condiciona hacia una sexualidad compulsiva, por ejemplo, los medios de comunicación hacen que lo raro y esencialmente dañino parezca normal y bueno. En la televisión vemos como los protagonistas de una película o serie tienen sexo en la primera cita y/o antes del matrimonio; también nos presentan a los esposos teniendo vidas extramaritales, a psicólogos aprobando la masturbación y la pornografía, a intelectuales tachando a la Iglesia de anticuada y represiva en materia sexual, etc. Tal vez todo esto no sea el origen de la adicción en sí pero si nos predispone y debilita nuestra conciencia.
Las creencias erróneas también se encuentran en la raíz de la mayoría de las adicciones sexuales. Algunos adictos confiesan haberse refugiado en el sexo por creer que no encontrarían a alguien que los quisiera, o por que no se sienten dignos de ser amados y respetados, o bien por pensar que eran inadaptados.
Por último, otros orígenes de la adicción pueden ser la baja autoestima, educación demasiado rígida, padres dominantes, incapacidad de relacionarse con el sexo opuesto y dificultad para expresar las emociones.
Etapas de la adicción
De la misma forma en como funcionan las demás adicciones como la droga y el alcohol, funciona también la adicción sexual. El adicto poco a poco va intensificando las dosis de sexo en su comportamiento pasando de etapas moderadas a otras que van más allá de lo que él mismo hubiera imaginado, incluso puede llegar a hacer cosas que en meses antes o años antes hubiese repudiado rotundamente.
Veamos pues los niveles por los que los adictos sexuales pasan, iniciando por supuesto con los más moderados hasta llegar a los mas fuertes.
Primer nivel: fantasía, pornografía y masturbación. Este es el primer nivel de todo adicto, aquí es donde empieza la cadena que pronto se convertirá en toda una pesadilla. Para muchos, a la luz de las actitudes liberales de la sociedad, masturbarse es normal, ver pornografía es una diversión tolerada e inofensiva, y son consideradas ambas cosas como algo que "no es tan malo".
Por su parte, el adicto que inicia en este nivel se justifica comparando su actitud con otras que son aún más compulsivas y aberrantes y así se siente seguro, pues según dice, él o ella es quien controla lo que hace. Esto es muy irónico pues la adicción sexual es una batalla por la mente y es en este primer nivel donde la batalla se ha perdido.
Fantasías y pornografía constituyen el combustible para masturbarse y así otorgar las pequeñas dosis con las que el adicto comienza. Así es, eso que nuestra sociedad tolera (pornografía y fantasías) son la puerta de entrada para los siguientes niveles de adicción.
Probablemente creerá que estoy exagerando, pero es verdad... quienes están atrapados en la adicción no me dejarán mentir. ¿Quiere un ejemplo?. Ted Bundy, asesino de veintiocho mujeres y niñas fue condenado a muerte y horas antes dio testimonio del papel que jugaron la pornografía y las fantasías para cometer esos crímenes:
"La pornografía... es como una enfermedad, como una adicción. Yo seguía buscando materiales más potentes, más explícitos, más groseros. Tal como hace un drogadicto, usted desea ardientemente algo más potente, más fuerte. Algo que le proporcione mayor excitación sexual. Hasta que llega el momento en que la pornografía ya no le sirve. Y es entonces, cuando uno se pregunta si quizás haciendo algo en la realidad, experimentará más placer que el que experimenta con sólo leer o ver pornografía." Ted Bundy
Otra cosa, ni el matrimonio, ni el noviazgo son la solución a la adicción pues ésta nada tiene que ver con el amor, recordemos que más bien tiene que ver con la lujuria, por lo tanto no sirve de nada casarse o conseguir novio(a).
Segundo nivel: pornografía en vivo, fetiches y aventuras amorosas. Este nivel, al igual que el anterior no supone actividad criminal, pero sí difiere bastante del primero. A diferencia del nivel que vimos donde el "sexo estaba en papel" ahora encontramos al adicto teniendo contacto con personas reales mediante la asistencia a bares donde bailan mujeres desnudas, teniendo aventuras amorosas, utilizando de fetiches, excitándose sexualmente por teléfono y probablemente tratando de tocar a alguien sexualmente fingiendo accidentes o bien haciéndolo explícitamente.
Lo más común en este nivel son las aventuras amorosas. Muchos de los que llamamos infieles probablemente estarían mejor catalogados como adictos pues no pueden vivir sin sus aventuras amorosas. Lo peor es que quienes se encuentran en este nivel pronto terminarán de encontrar satisfacción, lo que hará que pasen al siguiente nivel.
Tercer nivel: delitos criminales menores, prostitución, voyerismo, y exhibicionismo. En éste nivel la compulsión pasa el límite de lo "legal" y llega a lo criminal, aunque con delitos menores.
Uno de estos comportamientos puede ser el voyerismo que consiste en espiar y mirar los órganos sexuales de alguien con lujuria. Pero no siempre el voyerista es aquel que se esconde entre los matorrales o mira por una puerta entreabierta; voyerista también puede serlo quien premeditadamente en un carro baja el vidrio para mirar con lujuria a una mujer u hombre que pasa.
Otro acto más del tercer nivel es el exhibicionismo que consiste en dejarse ver los órganos sexuales. Por ejemplo, un exhibicionista puede ser aquel que deja abierta la puerta mientras se cambia o la persona que entreabre las piernas para dejar ver sus genitales.
Los actos mencionados son ilegales aunque no tienen fuertes sanciones penales y no siempre se denuncian. El problema mayor viene en el cuarto nivel.
Cuarto nivel: consecuencias legales severas, abuso sexual de menores, incesto, violación. Abuso infantil, incesto y violaciones son delitos graves que acompañan al adicto en este cuarto nivel. El criminal (adicto) en esta etapa causará daños severos a sus víctimas, dejándoles traumas psicológicos que pueden terminar en crear nuevos adictos sexuales (como vimos en los orígenes de la adicción). Si el adicto es atrapado pasará mucho tiempo en la cárcel. Así que siendo conscientes de lo que implica una adicción sexual debemos estar muy atentos para tratar de erradicarla.
Ciclo de la adicción
La adicción es dolorosa en cualquier etapa, el individuo lucha contra sí mismo; es una batalla por la mente y el adicto se siente atrapado en un ciclo interminable. Comprenderlo puede ser de mucha ayuda para que el adicto pueda salir. A continuación cito este ciclo sacado de una pagina en Internet sin hacer modificaciones para no dar lugar a que se pierdan puntos importantes:
La obsesión - Consiste en el ensimismamiento del adicto en el problema. Empieza a autocompadecerse, tiene el pensamiento lleno de ideas sobre como hará para aliviarse y esto le provoca a veces ira, dolor, vergüenza, ansiedad o algunos otros disturbios emocionales momentáneos. También la obsesión consiste en que el adicto puede verse provocado sexualmente casi por cualquier cosa (como ver una fotografía inocente) que le llevará a buscar alivio lo más pronto posible.
La cacería - El adicto es empujado a actuar, a buscar algo o a alguien con quien involucrarse sexualmente. Puede buscar pornografía o salir en búsqueda de una pareja sexual. Todo esto suele ser un rito.
El reclutamiento - Identificar y conseguir una víctima puede ser tan sencillo como comprar una revista o depositar monedas en las maquinitas para ver fotografías pornográficas, o puede ser mucho más complejo, como atraer y seducir una persona confiada.
La gratificación - Por un lado, la gratificación es sencillamente una cuestión de alcanzar el orgasmo por medios que van desde la masturbación hasta el acto sexual, pero no siempre es tan sencillo. Muchos adictos no pueden alcanzar el orgasmo sino por medio de la realización de fantasías, que cada vez se hacen más y más complicadas. Encontrar la pornografía o la pareja adecuada, o la clase precisa de comportamiento sexual perverso es lo que sirve de combustible al proceso adictivo de un nivel al otro.
El regreso a la normalidad - Después que la fantasía ha sido realizada y el orgasmo se ha logrado, la obsesión se acaba y el adicto de nuevo se siente "normal". Aun Ted Bundy describió una sensación de normalidad después de cometer cada asesinato, pero como con otras adicciones, este estado de normalidad no dura. La realidad se inmiscuye una vez más, iniciando así, de nuevo, todo el ciclo.
La justificación - A medida que el adicto se da cuenta de lo que ha hecho, surge la necesidad de justificarse. Los adictos son gimnastas mentales consumados que pueden ir a través de contorsiones lógicas colosales para convencerse de que en realidad todo estaba bien. Nadie fue herido. Todo el mundo lo hace.
Culpar a alguien - Cuando el adicto ya no puede creer en sus propias racionalizaciones, busca un chivo expiatorio en quien pueda proyectar sus problemas. Busca a alguien a quien culpar de los sentimientos terribles que siempre aparecen cuando la euforia de la gratificación ha pasado. Culpará a sus padres, a la sociedad, aún a Dios por haberlo hecho como es. Culpará a casi todo el mundo en vez de aceptar la responsabilidad personal por sus acciones.
La vergüenza - A medida que el adicto encuentra mayor dificultad para proyectar en los demás lo que ha hecho, la culpa y la vergüenza entran y carcomen su alma. Se siente mal no tanto por lo que ha hecho, sino por la clase de persona en la que él se ha convertido. Se ve a sí mismo en el escalón más bajo de la sociedad.
La desesperación - Por último el adicto llega al punto en que el dolor es mayor después de pensar en lo que era antes, y se siente sin esperanza para cambiar. En este punto puede volverse al licor o puede aumentar su adicción sexual con cualquiera de una docena de otras compulsiones, todo en un intento desesperado de eliminar el dolor. El suicidio se convierte en una posibilidad muy real.
Las promesas - El adicto se dice a sí mismo y le dice a los demás que nunca jamás sucederá otra vez, que nunca volverá a ese sitio y que nunca volverá a verse de nuevo con esa persona, pero sus promesas sólo sirven para enfocar nuevamente su manera de pensar obsesiva y activar el proceso adictivo una vez más.
Rumbo a la Recuperación
Ahora que conocemos que es la adicción, cuales son sus causas, sus consecuencias y como funcionan sus ciclos, falta solo una cosa por conocer... como puede recuperarse el sexo dependiente.
Sin importar cual sea la causa, existe cura para la adicción al sexo. El tratamiento no consiste en no tener relaciones sexuales (por supuesto cuando se está casado) sino que trata de reconducir el comportamiento.
Lo primero que hay que hacer es reconocer las razones que impulsan al adicto a abusar del sexo. Segundo, hay que asistir a terapias con el psicólogo (de preferencia creyente) quien nos puede brindar un conjunto de técnicas que han demostrado ser efectivas para resolver la sexo adicción. Tercero, es conveniente que un profesional ayude al adicto con tratamiento farmacéutico para inhibir la ansiedad o crisis que el sexo adicto puede experimentar.
Muy conveniente es que el adicto tenga un "padrino". Un padrino es aquella persona responsable, conocedora del tema y con fortaleza espiritual a quien el adicto rendirá cuentas y no porque esa persona lo vaya a sancionar o tenga alguna autoridad, sino porque esa persona será el que esté siguiendo muy de cerca el proceso de recuperación y ayudará al enfermo a superar cualquier obstáculo. Recomiendo que este padrino sea de preferencia un ex-adicto ya que la experiencia de su propia recuperación puede ser de mucha ayuda para el adicto, pues tiene frente a él la prueba de que sí se puede y a la vez, no hay nadie que comprenda más la situación que alguien ya ha pasado por ese mismo camino.
Es muy importante que el adicto se decida a enfrentarse al problema y llegar a la intimidad. Si el tratamiento de recuperación no incluye el llegar a ésta intimidad, la recuperación será incompleta y temporal.
El problema de poder llegar a la intimidad es que no sabemos que es en realidad. Creemos que intimidad es igual a relaciones sexuales y no es así. Intimidad significa cercanía, transparencia, es decir, lograr la habilidad de compartir con otra persona los anhelos más profundos así como nuestras debilidades. El sexo como parte de la intimidad solo es permitido en el matrimonio.
La intimidad pues, tiene que ver con el darse a la otra persona, en dar más que en recibir, en preocuparme por el otro y no por mí. Es sorprendente y casi increíble aceptar que la cura consiste en servir a otro, en atender los sufrimientos del otro olvidándome de los míos.
Conseguir la cura a través del servicio es posible porque al servir al otro me olvido de mí, y olvidándome de mí me olvido de mi adicción, ¿me explico?. Al olvidarme de mi adicción corto inmediatamente el ciclo que me mantiene en el círculo interminable que inicia con la obsesión.
Ahora bien, ¿hasta que punto hay que llegar en la intimidad?. Hasta el punto de ser transparente, es decir, presentarse ante el otro tal cual es y no presentar una imagen. No importa cuales sean las consecuencias de ser quien es porque si no lo hace el alivio será momentáneo.
Entonces, como la intimidad implica entregarse al otro debemos escoger muy bien a la persona con quien iniciaremos a practicarla. Yo en lo personal recomiendo que si se está casado sea con la esposa(o) pero antes ambos deberán ir con el psicólogo o consejero espiritual para que los ayude a iniciar esa intimidad.
Durante el proceso de recuperación, el apoyo de la Iglesia es fundamental. Además de recuperarse mentalmente, el adicto necesita sanar su alma. Esta quedó muy dañada producto del pecado. Necesita pues de nuestras oraciones, de nuestro apoyo espiritual, de nuestra aceptación. La enseñanza bíblica es muy importante, es necesario que encuentre en la palabra de Dios consejos sólidos, además del perdón y el amor de Cristo. Si el adicto no recibe este apoyo espiritual estará desequilibrado.
Pero aquí no termina todo, hay algo mas que los adictos deben hacer para terminar su tratamiento. A veces no les gusta, pero es necesario que se comprometan a ayudar a otros adictos por periodos largos, quizá durante toda una vida. La razón de ayudar a otros es porque ayudando a otros se ayudan a sí mismos, recordemos que el servicio es la fuente de cura de la adicción y si los adictos se mantienen en servicio a los demás estarán siempre prevenidos ante recaídas y al mismo tiempo ayudarán a otros a su recuperación.
Otros consejos
Todo adicto debe tener un plan de "protección". Por supuesto que no es un plan obsesivo, pues es precisamente contra lo que se lucha, pero si debe haber un plan el cual impida que el adicto tenga contacto con cosas que pueden hacer que el ciclo reinicie.
El plan consiste en mantenerse fuera de las librerías pornográficas, de los estantes de revistas y de los bares. Por supuesto que ir a los centros de prostitución también quedan terminantemente prohibido, así como el iniciar alguna aventura. Estos principales puntos del plan deben ser muy rígidos sin dar marcha atrás.
También dentro de este plan se encuentra la lectura de material de ayuda, tener estudios bíblicos, oración, comunión, confesión, ayunos y formas moderadas de diversión. En la forma de divertirse se debe tener mucho cuidado ya que el poder de la lujuria es grande y puede hacer caer al adicto en el menor descuido.
Por último, el adicto debe buscar centros especializados para tratar su adicción, especialmente aquellos que están centrados en Cristo, pues es ahí donde están los profesionales que le ayudarán a salir del problema. No basta con leer este ensayo, esto no soluciona nada, se necesita curar todas las heridas psicológicas y espirituales que solo quienes están capacitados pueden descubrir y tratar.
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